(Esto te pertenece y ahora te lo dejo desde mis entrañas. Perdón por siempre llegar tarde.)
Una vez me pediste escribirte,
hoy no sé si lo haga para decirte que te quiero,
para agradecerte los años,
o simplemente porque me dio por acordarme de ti.
Siempre he querido escribirte algo bonito y se me olvida cómo.
Sabes que podría escribir un libro con las cosas que no sé decir.
Amigos tengo pocos,
por no decir que no los sé conservar,
pero tú, mi persona
favorita
entre un mar de nadies
a los que no les daría ni una sola de mis palabras.
Déjate caer conmigo en algún rincón del mundo
y cuéntame de nuevo tu vida.
Quiero escuchar sobre tu primer gol,
quiero ver la cara de niño pequeño que tienes al sonreír,
¿cómo quieres que sea el jardín de tu casa?
Dime en qué piensas cuando no puedes dormir.
Creo que ahora te puedo decir
que te prefiero a ti cualquier día de la semana
en el que quieras desaparecer del mundo
o te entren ganas de no querer ser persona;
que a cualquiera otra persona
aunque me pusiera el universo en una mano.
Mi jugador favorito,
sé desde antes que empiece el partido
que vas a dejarte el corazón en la cancha,
y aunque celebro tus victorias
te admiro mucho más en las derrotas.
Ojalá nunca olvides
que entre las gradas
existe una persona
que cree en ti,
mucho más de lo que cree
en la existencia irrefutable de la magia
(y sabes que me enfrascaría en una discusión
para defender la existencia de las sirenas).
No me importan los números en el marcador final
porque cada risa contigo
se siente como si hubiésemos ganado el campeonato
y yo tengo delante el mejor trofeo.
Aún no pidas el cambio,
todavía no terminamos el juego.
¿Te he contado que me tomó
aproximadamente dos horas y media para darme cuenta
de que el chico que antes no me dejaba de desesperar
era el chico que me sacaría carcajadas en un tiempo récord?
No quisiera que lo tomaras a mal,
a veces sólo es que llegan personas a tu vida
que no quieres que se vayan nunca más
y empiezas a tener miedo,
pero también te haces muy valiente.
Contigo el miedo no se me ha acabado,
no te miento cuando te digo
que yo no sé de qué va querer a alguien,
pero a ti no te quiero alejar.
No te imaginas lo bonito que sería
que nada volviera a quitarte la sonrisa de la cara
que nada ni nadie pudiera hacerte daño.
Y aunque me dé muchísimo miedo verte caer,
jamás te cortaría las alas,
pero te esperaré en el suelo
y las cuidaré hasta que crezcan más fuertes.
Me muero de ilusión por verte volar,
y llegar
y que desde el punto más alto
aún no me hayas perdido de vista.
Ya me puedo imaginar tu sueño,
te diré:
¿Creías realmente llegar tan lejos?
O tal vez no.
Tal vez no diga nada.
Tal vez tú no me puedas escuchar,
y yo no te pueda ver.
Tal vez no esté ahí.
Pero tú, por favor,
nunca renuncies a tus sueños
que quiero dormir imaginando que los cumples
uno a uno.
Y sí,
podría ser peor,
nuestro mantra favorito.
Pero contigo no.
Contigo todo va a mejor,
y mejoras.
Ambos sabemos que la vida da muchas vueltas
y yo me he ganado fama de carrusel,
si en el futuro esta granja de hormigas nos separa
no olvides que hiciste reír a un abismo,
bailar una montaña,
volar a un tiburón,
y dejar de llorar a un tsunami.
A veces no me decido entre si soy yo
la que tiene demasiados pájaros en la cabeza
o eres tú el que ha echado raíces demasiado profundas,
tal vez incluso ni tenga sentido
porque tú eres el único que me baja de la nube
a la cual testarudamente siempre me mudo
cada vez que el mundo me es imposible de masticar.
Escribo bastante sobre el asco
y la nausea que me provoca la rutina
y muy poco sobre quienes me lo quitan.
No puedo terminar de agradecer la paciencia
y la presencia
que has logrado hacer que nunca me sienta sola
que cuando todo me provoca asco detienes las arcadas
que logras hacerme reír cinco segundos antes de romper a llorar
que logras que deje de llorar
...y eso nadie lo logra.
Espero puedas perdonarme
por los abrazos que no te he dado
y las cosas que he debido decir en el momento correcto
por no saber demostrar lo que me importas
y dar por hecho que lo sabes.
Lamento no saber decir suficiente,
también el hecho de que mi tristeza se desborde
y salpique y haga daño.
Perdón por las veces que te he hecho daño
y no he querido reconocerlo.
Soy un desastre con poca iniciativa de dejar de serlo,
pero a ti jamás he planeado lastimarte,
así que espero puedas perdonarme
por apoyar demasiadas veces mis ruinas sobre ti.
Y si esto no funciona como un "te quiero"
al menos espero que sea una felicitación de cumpleaños
que espero que cumplas muchos más,
sueños, y deseos, y metas
y que los años no ahoguen tu risa.
Y aunque seas tú el de la buena suerte
quizás ahora la suerte sea mía,
porque sigues aquí.
Y, por favor, sigue.
Todo lo bonito que te pase en esta vida
te lo mereces más que nadie.
Y lo siento, pero si hoy no grito lo orgullosa que me siento de ti,
reviento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario