sábado, 12 de noviembre de 2016

Aquí va mi nombre y algún insulto.



He aguantado que se burlen a carcajadas en mi cara
mientras pido perdón por el daño que alguien más me hizo,
y de eso aprendí a doler como una enfermedad
y a matar como una bala que se clava en la sien con lenta desesperación.

Soy esa que nunca puede encender sus propios cigarrillos
que se quema las muñecas por diversión
y roba nicotina de bocas que no se atreven a gritar tonterías como himno
pero me he fumado todo el daño que hace el abandono
y nunca le he pedido a alguien que se quedara aunque estuviera muriendo de frío
porque siempre preferí quemar mis folios
a regalar mi dignidad por un incendio.

Soy una perra inmadura sin sentimientos
también una puta enamoradiza muy bocazas
que pide abrazos como un niño pide caramelos
y después desaparece como una zorra asustadiza.

La idiota bulímica que se pavonea de serlo,
porque nunca me ha dado vergüenza mi pasado,
aunque tampoco me apetece contarlo
porque no tengo demasiado futuro para dar mi presente.

La narcisista que besaría el espejo por el simple hecho de mirarse en él
y que lo estrellaría en mil pedazos por la misma razón.
No pienso explicar ni una sola de mis palabras,
sigan viendo en mi una estúpida niña superficial.

Soy una cobarde con demasiadas agallas
una valiente por miedo y obligación.
Nunca digo lo que quiero decir y lo hago muy tarde,
tiro de mi lengua hasta vomitar sangre.

Soy una escritora de mierda, una pintora de mierda, una cantante de mierda...
así también como un asco de persona.
Hago daño solo por hacerlo,
me insulto para provocarme una carcajada,
y corro de mí misma constantemente.

Soy la gorda anoréxica que traga 10 pastillas para poder dormir,
que bebe más de lo que puede respirar,
que pierde el conocimiento para regalárselo a cualquiera
que no tenga idea de cuánto duelen las heridas recién hechas al día siguiente.

Soy la gilipollas mediocre que renuncia a lo que quiere
porque es demasiado cobarde e inútil para luchar
y prefiere decir que no vale la pena sabiendo que valía la vida.

Soy la intensa de mierda que se alimenta de palabras vacías
porque así me siento más ligera y con más nauseas
para vomitar en la cara de quién se atreva a llorarme
sin antes haberme cogido la mano en un ataque de pánico.

Me he convertido en la dramática niña mimada que llora al romperse una uña
y me he arrancado todas para contar mis penas
ahora me da vergüenza el reflejo del retrovisor
y mi hobbie es escupirme a la cara
y hacerme cosquillas hasta provocarme arcadas.

Me rompí las costillas tratando de sacarme el corazón
para regalarlo a alguien que no le importa ni un poquito
a qué sabe mi tristeza,
soy tan ególatra que me he hecho ensayar mis lamentos.

Soy el lobo disfuncional de la manada
que solo pudo comerse a caperucita porque ella se lo permitió.
También soy la caperucita mentirosa que rompió a llorar
y jugo a ser víctima de su propia estupidez y tendencias suicidas.

No es ningún secreto que me gusta jugar a la ruleta rusa con los sentimientos,
los propios y los de las personas que juran quererme
para después de un beso darme una bofetada
que portaré con cariño, porque soy así de patética.

Soy el engaño más grande que he inventado,
el "no estoy bien aquí, pero tampoco lo estaría en otra parte".
Y es que no puedes ser todos los argumentos en contra,
pero me convencería cualquier vaso vacío.

Soy una maldita loca histérica depresiva psicótica
que no tiene ningún problema en suplicar tuberculosis,
que no le pesan las lágrimas, sino las comisuras,
que se arranca las pestañas para pedir un deseo que sabe que no se cumplirá.

Soy la pobre desgraciada que es lo bastante ingenua
para seguir haciendo equilibrio en la cuerda alrededor de su cuello.
Y también soy la perra insensible que corta todos los dientes de león
y los sopla en la cara de quién ruega un milagro.

Más triste que dar pena es dar miedo,
pero me está empezando a sonrojar tanta desnudez,
a mí, que nunca me ha importado el viento helado en mi piel,
hoy estoy dejando congelar mis entrañas
para decir con orgullo visceral: yo gano.