Llegaste y le asignaste un rostro y un nombre a la falta de sueño,
llenaste de mariposas mi estomago e hiciste que mis piernas vivieran en un terremoto.
Y ahora lo debo admitir, esto no es poético.
Dijiste "hola" y ya sabia que quería decirte "buenas noches", "buenos días" el resto de mis días.
Tomaste mi mano y en realidad sostenías mi corazón entre tus dedos,
lo estrujabas con fuerza y yo sentía como los latidos aumentaban y después se detenían y...
...eso es amor, ¿cierto?
Cuando tus manos tocaban mi piel dejaban moretones, chocaban con la fuerza de un relámpago.
La verdad es que yo siempre he sido azul y tú eres de esa clase de rojo que falta en mi circulo cromático.
Cada vez que me veía en el espejo encontraba la intensidad de tu amor, y para mi esas marcas parecían formar corazones sobre mi piel, de mi color favorito; porque cada vez que me tocabas me teñía de unos tonos morados muy bonitos.
La poesía no se puede equivocar, si el amor duele es porque es real.
¿Cómo no puede ser real si tomaste mi mano mientras conducías en la carretera a las 2 de la mañana?
¿Cómo no puede ser real si mis ojos ardían y el viento congelaba las lagrimas en mis mejillas?
¿Cómo no puede ser real si aun tengo la cicatriz en mi dedo meñique por las piezas de cristal de todas las promesas que rompiste?
¿Cómo no va a ser real si cada vez que decías "lo siento" tus huellas dactilares quedaban marcadas en mis muñecas?
Si el amor no duele no es real, y esto ya está doliendo demasiado.
Cuando te diste vuelta mis pulmones reconocieron el contacto con el oxigeno,
mis piernas dejaron de temblar
mi corazón recupero su ritmo normal,
y las mariposas dejaron de destrozar mis entrañas.
Antes de irte apuñalaste todos mis sentidos;
todo lo que toco ahora se convierte en navajas,
lo único que pueden distinguir mis ojos son tonalidades de gris,
lo dulce se tiñe con un sabor a sangre en mi boca,
cada vez que intento respirar el oxigeno huele a alcohol
como aquella noche en la que escuche "te quiero" y mi maquillaje estaba por mis mejillas
Antes de irte redujiste la gama de colores en todos mis cuadros;
todo lo que tocaste terminó con una capa de hielo;
las calles en las que tomaste mi mano se volvieron hostiles;
te aseguraste de que cada abrazo fuera un golpe de culpa.
El amor no es un puño sofocando tus latidos,
aprendí eso recientemente.
El amor no te deja tiritando de frió en pleno verano.
aprendí eso recientemente.
El amor no te reduce a cenizas para luego soplarlas,
aprendí eso recientemente.
El amor no duele... y si duele no es amor
también aprendí eso recientemente.
Esto no es otro recurso poético para hacer del amor algo bonito,
esta no es otra historia romántica para creer en basura rosa.
Esta es una disculpa,
por haber renunciado a horas de sueño,
por haber puesto tu nombre en todos mis cuadernos,
por haber expuesto mi piel a quemaduras de tercer grado y hematomas,
por haber sonreído mientras tú me veías desangrar,
y por haber creído alguna vez que si el amor no dolía no era amor.
Esta es una disculpa que tú nunca me pedirás
que nunca le pedirás a todas las otras chicas que inocentemente
también se atrevan a llamarte amor,
que valientemente se maten de hambre con lo poco que das y lo mucho que quitas.
Esta es una disculpa en nombre de todos los poetas
que afirman que si el amor no duele no es amor.
Esta es una disculpa que nunca obtendré de ti,
así que la escribí yo misma.
lunes, 29 de febrero de 2016
jueves, 25 de febrero de 2016
Palabras simplonas de mitad de semana
Ahora te veo recorrer con ella todos los lugares que un día dijimos íbamos a pisar juntos.
Tomas su mano en el mismo punto de la ciudad donde sujetabas mis mejillas entre tus palmas y me prometías que algún día la tristeza se iba a hacer tan pequeña que ya no encontraría un lugar donde guardarla.
Estás recorriendo a su lado la playa en la que un día planeamos amanecer después de una noche de contar las estrellas y las cicatrices.
Ella está despertando en este momento en el lugar exacto donde yo tenía planeado construir mi fortaleza, apuesto a que no sabe que la canción que le cantas para despertar es la misma que me cantabas a mi para que dejara de llorar. No se lo digas, ya imagino la enorme sonrisa que pone al escucharte desafinar; igual que la mía cuando fingías olvidar la letra para que yo cantara (era nuestra manera de salvarnos).
Estás creando con ella los recuerdos que yo quería compartir contigo, fotografías los lugares en los que yo imaginaba nuestras futuras vacaciones, la besas más veces de las que yo te pude decir que te quería...
A ella le debe gustar mucho el sol para estar a tu lado... yo nunca me atreví a decirte que odio los días soleados. Cuando llueva llévala a tu ventana, justo a ese punto donde me gustaba dibujar mientras tú componías melodías que no recordarías cuando terminara de llover; a ella le gustará esa ventana tanto como a mi, tal vez incluso más.
Yo siempre me quise convencer de que nuestras manos encajaban como piezas de un rompecabezas, quería creer que había un hueco en tu clavícula en el cual yo me podía refugiar, que tu corazón tendría un pequeño rincón en el cual yo podría dejar mis cuentos para dormir... qué bonita mentira.
Ahora yo estoy en la ciudad de la que tanto querías huir, encontré un punto más alto donde los problemas son más pequeños pero mi tristeza aún es muy grande. Estoy componiendo las canciones que un día dijiste cantarías conmigo (ahora son solo mías), escribo poemas que ya no llevan tu nombre (y son más bonitos), soy lo que nunca fui contigo... Yo sigo un poco rota, un poco descolocada, un poco más libre y mucho mucho más mía.
Algún día yo recorreré todos esos lugares sola y tal vez la tristeza por fin se haga tan pequeña que se caiga de mis bolsillos y se quede ahí en la arena.
Tomas su mano en el mismo punto de la ciudad donde sujetabas mis mejillas entre tus palmas y me prometías que algún día la tristeza se iba a hacer tan pequeña que ya no encontraría un lugar donde guardarla.
Estás recorriendo a su lado la playa en la que un día planeamos amanecer después de una noche de contar las estrellas y las cicatrices.
Ella está despertando en este momento en el lugar exacto donde yo tenía planeado construir mi fortaleza, apuesto a que no sabe que la canción que le cantas para despertar es la misma que me cantabas a mi para que dejara de llorar. No se lo digas, ya imagino la enorme sonrisa que pone al escucharte desafinar; igual que la mía cuando fingías olvidar la letra para que yo cantara (era nuestra manera de salvarnos).
Estás creando con ella los recuerdos que yo quería compartir contigo, fotografías los lugares en los que yo imaginaba nuestras futuras vacaciones, la besas más veces de las que yo te pude decir que te quería...
A ella le debe gustar mucho el sol para estar a tu lado... yo nunca me atreví a decirte que odio los días soleados. Cuando llueva llévala a tu ventana, justo a ese punto donde me gustaba dibujar mientras tú componías melodías que no recordarías cuando terminara de llover; a ella le gustará esa ventana tanto como a mi, tal vez incluso más.
Yo siempre me quise convencer de que nuestras manos encajaban como piezas de un rompecabezas, quería creer que había un hueco en tu clavícula en el cual yo me podía refugiar, que tu corazón tendría un pequeño rincón en el cual yo podría dejar mis cuentos para dormir... qué bonita mentira.
Ahora yo estoy en la ciudad de la que tanto querías huir, encontré un punto más alto donde los problemas son más pequeños pero mi tristeza aún es muy grande. Estoy componiendo las canciones que un día dijiste cantarías conmigo (ahora son solo mías), escribo poemas que ya no llevan tu nombre (y son más bonitos), soy lo que nunca fui contigo... Yo sigo un poco rota, un poco descolocada, un poco más libre y mucho mucho más mía.
Algún día yo recorreré todos esos lugares sola y tal vez la tristeza por fin se haga tan pequeña que se caiga de mis bolsillos y se quede ahí en la arena.
sábado, 6 de febrero de 2016
Querofobia
Yo puedo ser la bala en la habitación, si tú eres la pistola; y puedo cortar una soga para dos y colgarnos del reloj.
No te la pondré fácil...
Voy a correr en la dirección contraria
me dejaré caer cuando me atrapes
sólo para meterme la pistola entre los dientes
cuando se me quiera salir que te quiero.
Soy un animal herido y muerdo,
no digas que no te lo he advertido antes.
Mis manos de tormenta no me permiten tocarte
y en mi no hay curvas, sólo bordes punzocortantes
pero ya sé que te gusta jugar con cuchillos.
Juega conmigo...
cuenta hasta 10 para que me esconda, pero no me busques;
rómpeme la nariz para obtener un mejor color;
tírame del columpio cuando alcance el punto más alto;
no me dejes saltar la cuerda, cuélgame de ella.
Algún idiota vendrá a romperme el corazón, hazlo tú antes...
pero rómpeme también las costillas,
con suerte mis pulmones se perforen y ya no pueda respirar
y reviéntame los labios,
para no gritar tu nombre y no poder pronunciar el de alguien más.
No me obligues a ser feliz,
ya sabes que la felicidad es como el fuego
y tú tienes ojos de piromaniaco
pero mi piel está tan gastada que parece de papel
y sigues jugando con el encendedor justo en mi cara.
Dame por muerta y tírame en la carretera
pero tírate conmigo hasta que declaren la hora de mi muerte.
Cántame una canción a gritos para que me duerma
hazme reír para poner a las sirenas de las ambulancias celosas
y búrlate de mi cuando sólo sea polvo, pero no de hadas.
El amor es más como una escena de crimen
y la sangre en la pared es mía.
Declárame culpable de mi propia muerte, culpa a mi trastorno
no te molestes en encerrarme, mi corazón ya es el manicomio.
Haz algo por mi, no me dejes volver a sonreír...
Corta rosas para otra y quita las espinas con mis manos,
dile que le quieres frente a mi,
oblígame a hacerles una foto mientras la besas.
Abre el vino con mis dientes, destrozalos...
Roba las palabras bonitas que te escribo, dedícacelas a ella.
Sé lo mucho que terminarás odiándome
pero amarás destrozarme porque posees una fascinación por las ruinas
y aunque nunca lo digas te gusta destrozar flores sólo por hacerlo
así que hazme llorar por llorar.
No te provoco el miedo suficiente para que quieras besarme.
No te la pondré fácil...
Voy a correr en la dirección contraria
me dejaré caer cuando me atrapes
sólo para meterme la pistola entre los dientes
cuando se me quiera salir que te quiero.
Soy un animal herido y muerdo,
no digas que no te lo he advertido antes.
Mis manos de tormenta no me permiten tocarte
y en mi no hay curvas, sólo bordes punzocortantes
pero ya sé que te gusta jugar con cuchillos.
Juega conmigo...
cuenta hasta 10 para que me esconda, pero no me busques;
rómpeme la nariz para obtener un mejor color;
tírame del columpio cuando alcance el punto más alto;
no me dejes saltar la cuerda, cuélgame de ella.
Algún idiota vendrá a romperme el corazón, hazlo tú antes...
pero rómpeme también las costillas,
con suerte mis pulmones se perforen y ya no pueda respirar
y reviéntame los labios,
para no gritar tu nombre y no poder pronunciar el de alguien más.
No me obligues a ser feliz,
ya sabes que la felicidad es como el fuego
y tú tienes ojos de piromaniaco
pero mi piel está tan gastada que parece de papel
y sigues jugando con el encendedor justo en mi cara.
Dame por muerta y tírame en la carretera
pero tírate conmigo hasta que declaren la hora de mi muerte.
Cántame una canción a gritos para que me duerma
hazme reír para poner a las sirenas de las ambulancias celosas
y búrlate de mi cuando sólo sea polvo, pero no de hadas.
El amor es más como una escena de crimen
y la sangre en la pared es mía.
Declárame culpable de mi propia muerte, culpa a mi trastorno
no te molestes en encerrarme, mi corazón ya es el manicomio.
Haz algo por mi, no me dejes volver a sonreír...
Corta rosas para otra y quita las espinas con mis manos,
dile que le quieres frente a mi,
oblígame a hacerles una foto mientras la besas.
Abre el vino con mis dientes, destrozalos...
Roba las palabras bonitas que te escribo, dedícacelas a ella.
Sé lo mucho que terminarás odiándome
pero amarás destrozarme porque posees una fascinación por las ruinas
y aunque nunca lo digas te gusta destrozar flores sólo por hacerlo
así que hazme llorar por llorar.
No te provoco el miedo suficiente para que quieras besarme.
viernes, 5 de febrero de 2016
Una excusa y un reclamo (o una declaración)
Lo que a mi me pasa es que si hablamos de amor me da ganas de atarme la soga al cuello.
Le estás dando una mala imagen a mi poesía...
Me estás dejando la vida en ceros...
No me mal entiendas, me gusta que estés aquí,
pero a mi se me da mejor hablar de dolor
y cuando estás cerca...
sólo quiero hablar de la manera en que sonríes,
de como arrugas la nariz al reír,
de ese brillo en tus ojos cuando hablas de algo que te apasiona,
de la inquietud en tus manos cuando te emocionas,
de cómo saltas en tu asiento cuando hablas de tu película favorita.
Lo ves... mi poesía es una mierda rosa.
¡Yo que vomitaba todas las mariposas caníbales!
¡Yo que odiaba los ramos de rosas!
¡Yo que corría en la dirección opuesta al sol!
Y ahora yo estoy amarrándome las manos para no dibujar corazones;
me estoy muriendo por ver cómo se ve tu nombre y el mio,
por dejar nuestras iniciales en el tronco de un árbol,
por ver la lluvia contigo y compartir meriendas.
Me estás arruinando... me estás revolviendo los sentimientos
Me estás provocando a robarte el suéter y dormir con él,
a soñar contigo y querer despertar a tu lado.
Estás colándote en mis palabras
exigiendo un hueco en mi rutina,
te estás adueñando de todas mis canciones favoritas...
¿Cómo voy a codificar mis emociones sin La Casa Azul?
¿Cómo sobreviviré Febrero sin La Habitación Roja?
9.6 terminará llevando tu nombre...
Tal vez termines siendo mi Eme...
Me estás obligando a pedir deseos a las estrellas,
a soplar dientes de león y arrancarme las pestañas,
a rogarle al 11:11 que me llames.
Me estás convirtiendo en un cliché de comedia romántica...
te he de confesar que ya he bailado en mi habitación
y platico mas con la Luna por si ella te está viendo.
Aún no les he platicado a mis amigos sobre ti
pero me estoy muriendo de ganas por que ellos planeen nuestra boda.
¿Ahora me entiendes?
Me estás haciendo desafiar la gravedad
y creer en los cuentos de hadas en los que juré no volver a creer jamás.
Me estás instando a volver a saltar,
a dejar de temerle a las alturas por vivir en una nube rosa.
Estás haciendo de las imperfecciones algo bonito,
te estás instalando en mi mente a cada segundo,
vas abriendo hueco en mi corazón y echando raíces en mis pulmones.
Ya no sé cómo olvidarme de ti...
de la cicatriz en tu mano izquierda,
de tus colmillos y tu sonrisa de lado,
de cómo arrastras los pies y pateas las rocas al caminar.
Me estás ganando con tus efectos especiales,
pareces de ciencia ficción y yo siempre fui de querer creer en la magia,
eres lo más cercano a otra galaxia que tengo,
pero si es a tu lado, me quedo en el planeta Tierra.
Me haces amar los fuegos artificiales
y las mañanas antes de que salga el sol,
y yo era de mendigar atardeceres en primavera.
Me estas haciendo cantar "La vie en rose"
y creo que estoy empezando a molestar a las personas a mi alrededor.
¿Cómo te voy a explicar que mi corazón tiene complejo de correcaminos?
¿Qué pensarás de mi cuando me veas ser yo en noviembre?
¿Te alejarás cuando descubras que mis manos siempre están frías?
Le estás dando una mala imagen a mi poesía...
Me estás dejando la vida en ceros...
No me mal entiendas, me gusta que estés aquí,
pero a mi se me da mejor hablar de dolor
y cuando estás cerca...
sólo quiero hablar de la manera en que sonríes,
de como arrugas la nariz al reír,
de ese brillo en tus ojos cuando hablas de algo que te apasiona,
de la inquietud en tus manos cuando te emocionas,
de cómo saltas en tu asiento cuando hablas de tu película favorita.
Lo ves... mi poesía es una mierda rosa.
¡Yo que vomitaba todas las mariposas caníbales!
¡Yo que odiaba los ramos de rosas!
¡Yo que corría en la dirección opuesta al sol!
Y ahora yo estoy amarrándome las manos para no dibujar corazones;
me estoy muriendo por ver cómo se ve tu nombre y el mio,
por dejar nuestras iniciales en el tronco de un árbol,
por ver la lluvia contigo y compartir meriendas.
Me estás arruinando... me estás revolviendo los sentimientos
Me estás provocando a robarte el suéter y dormir con él,
a soñar contigo y querer despertar a tu lado.
Estás colándote en mis palabras
exigiendo un hueco en mi rutina,
te estás adueñando de todas mis canciones favoritas...
¿Cómo voy a codificar mis emociones sin La Casa Azul?
¿Cómo sobreviviré Febrero sin La Habitación Roja?
9.6 terminará llevando tu nombre...
Tal vez termines siendo mi Eme...
Me estás obligando a pedir deseos a las estrellas,
a soplar dientes de león y arrancarme las pestañas,
a rogarle al 11:11 que me llames.
Me estás convirtiendo en un cliché de comedia romántica...
te he de confesar que ya he bailado en mi habitación
y platico mas con la Luna por si ella te está viendo.
Aún no les he platicado a mis amigos sobre ti
pero me estoy muriendo de ganas por que ellos planeen nuestra boda.
¿Ahora me entiendes?
Me estás haciendo desafiar la gravedad
y creer en los cuentos de hadas en los que juré no volver a creer jamás.
Me estás instando a volver a saltar,
a dejar de temerle a las alturas por vivir en una nube rosa.
Estás haciendo de las imperfecciones algo bonito,
te estás instalando en mi mente a cada segundo,
vas abriendo hueco en mi corazón y echando raíces en mis pulmones.
Ya no sé cómo olvidarme de ti...
de la cicatriz en tu mano izquierda,
de tus colmillos y tu sonrisa de lado,
de cómo arrastras los pies y pateas las rocas al caminar.
Me estás ganando con tus efectos especiales,
pareces de ciencia ficción y yo siempre fui de querer creer en la magia,
eres lo más cercano a otra galaxia que tengo,
pero si es a tu lado, me quedo en el planeta Tierra.
Me haces amar los fuegos artificiales
y las mañanas antes de que salga el sol,
y yo era de mendigar atardeceres en primavera.
Me estas haciendo cantar "La vie en rose"
y creo que estoy empezando a molestar a las personas a mi alrededor.
¿Cómo te voy a explicar que mi corazón tiene complejo de correcaminos?
¿Qué pensarás de mi cuando me veas ser yo en noviembre?
¿Te alejarás cuando descubras que mis manos siempre están frías?
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