domingo, 2 de octubre de 2016
Pequeña lista de cosas que normalmente escondería.
Jamás le he podido explicar a alguien por qué me hice pedazos tan pequeños que después sólo soplé en casas de muñecas de desconocidos que pretendían conocerme.
No sé si son bombas atómicas o mariposas el dolor en mis entrañas, y dudo de ellas como si no hubiera comprobado ya que una lleva a la otra y así siempre hasta terminar con deformidades en el corazón.
Me gusta hablar de volar y lo que no admito es que es más como ingravidez y la gravedad del asunto es que quisiera que fuese de amor y no por miedo a sentirlo.
A veces hay días en los que me vendría bien que alguien me tomase de la mano y que no me dejase ir, que vea mis cicatrices como quien lee un mapa de su lugar favorito y que no tenga miedo a romperme pero que jamas lo intente.
Me he quedado demasiado tiempo en el mismo lugar esperando que pase algo que no sé si quiero que pase o qué haré cuando pase, que me he empezado a encariñar de la incapacidad para irme a cualquier otro lugar donde se me reciba con una taza de té de manzanilla y un beso en la frente.
He querido tanto a personas que no me han querido que cuando alguien lo ha hecho conmigo me ha dado un ataque de pánico en el cubículo de un baño escolar y sostuve mis piernas por miedo a salir corriendo aguantándome el sabor amargo en la boca que me provocaba el terror.
Me llene tanto de sueños que terminaron provocándome un dolor de estomago que sólo me hizo vomitar por 6 años y aún me estoy lavando los dientes para no volver a tragar ilusiones como si de caramelos se trataran.
Nunca digo cuando me hieren por mucho que me claven el cuchillo en la herida y lo retuerzan, por miedo a que dejen de sostener el cuchillo y tenga que ser yo quien lo saque, porque soy de quienes abren la herida y sólo observan la sangre correr con expresión catatónica.
Me he quedado con el dolor en los brazos por no abrazar a quien quiero, me he mordido la lengua hasta hacerla sangrar por no decir lo que siento en voz alta, me he quebrado ambas piernas por no salir corriendo detrás de lo que realmente importaba.
Aún no sé si es que te amo o que me muero de ganas de que pase algo que consiga que lo haga; si tú me amas o si sólo quieres que crea que lo haces.
Me hubiera gustado que no me gustase tanto tu risa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario