domingo, 23 de diciembre de 2018

Vamos a llamar a esto "época de mierda"-

Echar de menos me convierte en una idiota.

Siempre fui una idiota,
que jugaba a no serlo.

Echar de menos es un cascabel en la madrugada
que aprieta tanto el cuello
que las cuerdas vocales se me inflaman
de solo pensar en gritar.

Gritar que te echo de menos,
gritar que te necesito,
gritar que esta tristeza no es mía,
gritar que ya no tengo miedo
y que a eso le tengo bastante miedo.

Quizás solo gritar que te quiero,
que siempre lo hice.
Que fui cobarde,
fui cobarde,
soy cobarde.
Gilipollas.

¿De qué sirve ya gritar si nadie escucha?

He logrado que todos salgan corriendo,
y con lo mucho que quería ser yo
la primera en huir.

Ahora puedes odiarme,
como siempre quisiste.

(Siempre te quise)

¿Soy yo hablando o es la soledad?
¿Soy yo hablando o son las ganas?
¿Soy yo hablando o es el invierno?

Presumo de honestidad,
soy la reina de las mentiras...
me las creo toditas,
me miento a la cara
y me las trago,
sin masticar.

¿Es demasiado tarde para intentar ser honesta?

Traté de alejarme y no pude.
Traté de acercarme y no pude.
Maldita cobarde disfuncional,
mil veces cobarde
un millón de veces COBARDE.

Mi primer error fue pensar que tu serías diferente
que podía enseñarte mi abismo
que podía ser yo...
que podía presentarte al monstruo y no saldrías corriendo.

Soy yo la que apesta
a derrota
a miedo
a ganas de morirse
por cobardía.

Que te quiero,
es solo eso,
que te quiero.

Te quiero,
¿me sigues leyendo?

¿Estoy enamorada de ti o me muero de frío?
¿Estoy enamorada de ti o necesito que alguien me cuide?
¿Estoy enamorada de ti o me recuerdas a mi padre?
¿Estoy enamorada de ti o me quiero hacer daño con tu recuerdo?


Si te lo hubiese dicho antes...

quizás nada sería diferente.


¿Quien soy yo más que un jarrón de porcelana quebrado que alguien bota para reemplazar con uno mejor?


No hay comentarios:

Publicar un comentario