martes, 11 de julio de 2017

También en Abril.



Me gustaría estar de acuerdo con todos los poetas que describen lo bonito del amor, que nos juran que está bien, que vale la pena. Me gustaría también proclamarme valiente y decir que te veo a los ojos como un astrónomo que apenas está descubriendo todas las constelaciones.

Me gustaría poder decirte lo bonito que es enamorarse, lo fácil que es, lo hermoso que se siente... pero a mi nunca se me ha salido mentir.

Yo no entiendo qué es lo bonito del amor.
¿Es cuándo te quieres abrir el pecho sin anestesia para sacarte el corazón y regalarlo envuelto en papel celofán junto con chocolates o cuándo quieres correr hasta llegar muy lejos y caer sobre tus rodillas para que éstas sangren y alguien venga a poner una bandita sobre tus heridas?

Yo no lo entiendo...

No lo entiendo porque cuando te miré a los ojos quise voltear a otro lado y jamás volverte a ver, porque cuando fueron tus labios los que pronunciaron mi nombre quise cambiarlo en ese instante y tu voz sonó como uñas sobre un pizarrón de primaria. ¿Dónde está lo bonito de enamorarse cuando lo único que quieres es no toparte con su sonrisa?

No entiendo... No entiendo nada de esto porque te tengo miedo, porque contigo siento que caigo y que me falta la respiración, porque yo no quiero darte mi canción favorita...

Esto no es bonito, ni está bien, porque eres de esa clase de personas que me puede romper el corazón, que me puede dejar el destino confundido, que me puede sacar ese demonio asustado de las entrañas.

Así que yo no entiendo cuando dicen que el amor es bonito porque a mi me parece más un monstruo sediento de sangre que viene a pedir carne, viva o muerta.

Que el amor es esa sirena que te arrastra al océano y después no se atreve a ahogarte y te deja a la deriva extrañando una canción de la cuál no recuerdas la letra pero sí las ganas que tienes de volver a escucharla aunque eso signifique intercambiar tu corazón por agua de mar.

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