miércoles, 30 de abril de 2014

A 18 años de ser una heroína de otro mundo.

Cuando era niña no quería ser princesa, quería ser heroína y ganar las peores batallas, no había ejercito de ninguna clase que pudiera contra mi. Yo era la única que podía viajar a otros mundos, vivía en otras épocas, era otras personas, conocía todos los secretos del mundo.
Cuando yo era niña no tenia miedo de la oscuridad, no le temía a los fantasmas, es mas, hablaba con ellos de la luna porque ellos no la podían ver. Bailaba canciones que me inventaba, sin ritmo, pero con mucho sentido. Hablaba idiomas desconocidos por todos, veía cosas que los demás no entendían.
Yo era una niña bastante extraña, muy peculiar, muy callada, e irónicamente, parlanchina. En las noches atrapaba polvo de estrellas en mi mano y este no me quemaba, la luna me hablaba en sueños, yo sabia que era una bruja. Cuando era pequeña soñaba con ser grande y vivir en el fondo del mar, hablaba con los animales y de alguna manera yo les entendía, podía ver esas las luces alrededor de las personas.
Ahora no soy pequeña, ni tampoco una niña, pero sigo cantando libertad, sigo buscando un mundo en donde asentarme, aun vuelo en pegasos, cuido de dragones, bailo en círculos con las hadas. Ahora si tengo una estrella completa cerca de mi corazón y he resucitado algunas veces, he luchado batallas aunque odie la guerra, debo confesar que no todas las he ganado, pero incluso cuando perdí, no me perdí a mi, aunque todos, incluida yo, hayan creído eso. Ahora si tengo ritmo en mis canciones, ahora si son castillos los que dibujo y no garabatos. Aun estoy aprendiendo a comunicarme con las personas, a vivir en mi mundo, a gozar mi tiempo y a las personas a mi alrededor, aun estoy aprendiendo a ser yo, a ser una con todas las personas que fui y a vivir en el presente. Y aun me queda mucho por aprender.

domingo, 20 de abril de 2014

No es que te eche de menos, es que echo de mas el espacio que dejas.

Un día podre ver el amanecer desde mi ventana sabiendo que no te veré en las próximas horas y por primera ve no te extrañare, solo seras un bonito recuerdo del chico que secretamente amaba los amaneceres. Pero por ahora seguiré llenándome de cartas sin destino.

Apostaría a que a estas horas estas despierto, que estas observando las primeras luces de la ciudad con ojos de niño al que le han regalado un dulce. Ahora estarás cansado por la larga semana que has pasado, te estarás preguntando si la que viene sera igual, si leerás algo sobre mi en cuanto se encienda el monitor, si me veras.
Podría apostar a que te estas preguntando si aun sigo atrapada en la fonética, si aun me gustan las historias sin finales, si aun le pongo finales a la falta de principios.
Se que aun tienes mi numero guardado, eso no lo tengo que apostar, se que lo piensas dos veces antes de terminar de marcarlo pero acabas por cancelar todas las llamadas. Se que quieres escucharme, escuchar de mi, saber de mi en general. La verdad espero que me extrañes, que no puedas borrar el "te he extrañado" de tu mente y le añadas mi voz en formato "te quiero" en susurro, que pierdas el sueño, irónicamente, soñando con el roce de mis dedos, con la danza de mis labios al pronunciar tu nombre en voz bajita en plan de "estoy bien".
Hemos echo un desastre de esto, lamento que pienses que te he olvidado porque no regrese los mensajes, lamento que pienses que te odio porque no cogí las llamadas... Por lo menos ahora tengo que ser honesta, yo todavía atesoro los primeros rayos del sol porque espero que uno de ellos te traiga conmigo, ya no puedo oler el café a mas de las 9 de la mañana, aun guardo las plumas que encuentro en el jardín y colecciono piedras con figura de sueños, y sobre todo ya me no te puedo decir "Hola" y arriesgarme a otro "Adiós". Espero que te pase lo mismo, espero que no estés tan bien, espero que me extrañes, espero que cuando amanezca ya no te parezca tan bonito el sol, en realidad espero que tu también estés a punto de buscarme, que te subas al auto con ganas de encontrar mi dirección, que prendas el móvil y yo no sea un contacto mas en tu agenda sino una constante tentación inconsciente, espero que me escribas y después no seas capaz de decirme nada. Yo he estado a punto de hacerlo... pero espero que tu si lo hagas.

Esto seguirá pasando

Supongo que estas cosas pasan, que si no fuera así entonces deberíamos empezar a preocuparnos. Un día te das cuenta que has borrado su numero del móvil, que por mas que quieras recordarlo, no te acuerdas ni en que calle doblar para verle.

Supongo que debe ser así, que debo conocer a una persona a la cual no quiera olvidar, y así olvidarle por completo.

No quise empezar a sacar a evidencia las maneras que tenia de mirarnos, de mirarme, como si supiera todos mis secretos... y bueno, la verdad es que era así.

Pero no quise recordarlo, aunque tampoco quería olvidarlo, jamas querría. Pero olvidarle, eso era otro asunto.

Olvidar a veces es empezar a recordar, y recordar a mi siempre me resulta en tocar fondo, y en eso soy muy competitiva.

Y como la vez anterior, y la anterior a esa, y tal vez la próxima a esta, yo toque fondo y me quede ahí fingiendo que sabia como sobrevivir a la falta de oxigeno.

Creí que por primera vez había empezado bien esto de olvidar a alguien que me duele recordar. Me equivoque. Yo nunca he aprendido a olvidar y nunca supe como dejar de recordar. Ese es mi problema, jamas aprender de las heridas.

A unos meses después de un 'Adiós' ausente todavía me encuentro preparando café para dos, dejando enfriar mis palabras en el borde de una taza que ocupa el lugar de unos labios desconocidos.

Y supongo que quise llamarle para contarle tantas cosas que ya no sabia si debía hacerlo. Y solo llore en la ducha contándole a las paredes que ya estaba harta de tanta realidad y tan poca calma.

Quería llamarle y decirle que yo no estoy bien, que nunca lo estuve, que por mas que tropiece yo no se quitar la piedra, que no puedo quitarle.

Supongo que habrá mas días así, en los que le extrañe y no tenga su numero. Quiero suponer también que es lo mejor, que así le recordare menos y no pueda olvidarle mas.

Es irónico que aun exista gente que me exija que siga vistiéndome de sonrisas, cuando yo podría regar la primavera con mis lagrimas, pero supongo que es entendible. A mi sonrisas me quedan, las fabrico en mayoría, pero mis comisuras ya no tienen razones para desafiar la gravedad.

Supongo que estas cosas pasan, ¿No es así?

martes, 8 de abril de 2014

Destrozar flores para encontrarme.

Poseo un odio justificado hacia las rosas, así que si un día se les ocurre darme una, que sea una con espinas por aquello de la belleza interior.
Desde que era una niña creí en los cuentos de hadas, creí en ellos ciegamente y sin un final claro. Creí hasta a buscar uno propio y justo cuando lo toqué con la punta de los dedos y sentí mi piel estremecerse, mi sonrisa vestirse mas bonita y un gato que arañaba por salir ¡Demonios, creí que en cualquier momento iba a empezar a pintar corazones en mis cuadernos! Y entonces elegí por mirarlo todo a la distancia, opte por la seguridad de la orilla mientras mi piel sufría quemaduras de grado soledad por el sol. Pero todo lo que quería era ofrecerme a las olas y que ellas tomaran la primera mordida.
Pensé mas de una vez en los escenarios, cambiaba la trama, el clima, la hora... Siempre era lo mismo al final. Una niña con un montón de preguntas y ninguna parecía tener respuesta. Deshoje la realidad para encontrarme en alguna rama, dentro de alguna semilla que no creció.
Hay demasiadas personas a mi alrededor y a penas puedo recordar sus nombres, apenas puedo recordar el mio sin escuchar otra voz que no me pertenece pronunciándolo de la peor manera.
Una vez creí en los cuentos de hadas, sin finales felices, sin finales, solo esa consiente incertidumbre de saber que en cualquier momento aparecería otro monstruo, de que en cualquier momento el suelo podía venirse abajo, llevarse mi castillo de cristal con el. Y tenía miedo, y sabia que no estaba sola, que todos teníamos miedo, que nos aterraba perder, pero sabíamos cómo ganar. Ahora yo no se cómo ganar, ni tampoco como perder.
Desenterré raíces, las hice polvo. Queme esquejes con ilusiones, ilusión de que tal vez en el humo me encontraba yo. Partí ramos de novia buscando una razón para creer en el amor. Odie las rosas. Odio las rosas, por mentirosas, por dejarse quitar las espinas, por domesticarse.
Rogué por algo diferente y siempre creí que cuando creciera todo iba a ser diferente. Pero esta mierda no es la que esperaba. Solo quiero sentir algo real, aunque sea dolor.
Creo que es hora de deshacerme de la armadura, total ya me he convencido que cargo con la maldición de Aquiles, me lanzaré a la guerra con manos desnudas y solo un punto débil. Es hora de cantar la canción de mi vida mas fuerte que nunca, dejar que el gato se convierta en león y destroce mis entrañas para salir. Quiero algo diferente y lo voy a conseguir aunque tenga que atravesar el inframundo con esta herida en el pecho, ahora no me dejare caer.
Y lo bonito no estaba en encontrarme, nunca lo estuvo. Lo bonito esta en recolectar piezas que después se adhieren a mi corazón, haciéndolo una maquina mas peculiar, un órgano mas vivo, mas salvaje. Destroce flores y me encontré en cada botón escondido en el centro de un bosque, esa pequeña flor que crece en la tierra mas árida, esa que le gusta desafiar la naturaleza.
Y aun creo en los cuentos de hadas, esos sin el "Felices Para Siempre", ya que al "para-siempre" yo le he adjudicado mas significados que la poesia.

miércoles, 2 de abril de 2014

Por lo que un día deje que se llevara el mar.

Le temo mas a la inestable superficie del mar que al oscuro y frío fondo, tal vez es culpa de mi complejo de borde.

Me dijeron que no tuviera miedo,
que respirara.
Jamas me dijeron que era necesario tener miedo,
que era normal,
que me debía preocupar si no lo tenia.
Me hicieron temerle al miedo,
temerle a mi respiración.

Llore,
llore porque era lo único que podía hacer.
Ahogue a mis demonios en agua salada,
me ahogue con ellos.
Olvide que ellos sabían nadar
y yo era la única que nunca aprendió hacerlo
porque odiaba salir a la superficie
y sentir la falta de oxigeno en mis pulmones.

Me aloje en el fondo del mar,
58 segundos que para mi fueron como la mitad de mi vida.
Aprendí a respirar,
mas bien a no hacerlo,
deje mis sueños irse con la corriente,
mi fuego apagarse con el agua,
me ahogue en la tempestad de mi alma
y no intente salvarme.

Diría que lo siento,
que en verdad lo siento,
que siento miedo.
Que me faltan gramos de agallas,
mililitros de oxigeno puro,
1.65 metros de un espejo mas limpio,
un órgano mas resistente en la jaula de mi costilla izquierda.

Todo lo que trato de terminar
siempre termina dejándome huecos llenos de hielo,
me deja los pies atascados en el barro,
me lleva a terminar echando de menos todo lo que un día me eche de mas.

A penas puedo mantenerme en pie
a penas se quien soy.
Deje de esperar una estancia en el hospital
pedí auxilio o muerte asistida
porque yo ya estaba harta
de sobremorir con respiración artificial.

Me estaba (estoy) ahogando
rogué al cielo ayuda y solo el infierno respondió
patalee contra las olas que golpeaban mi pecho
luche por un poco de aire de la superficie.
Y cuando por fin salí
el aire quemo mis pulmones, tal como si fuera ácido.

No se donde estoy,
no se quien soy o lo que se supone que debo ser.
De vez en cuando me gusta ahogarme,
me siento mas segura en el fondo,
cerca de los demonios que ya me son tan familiares.
¿Para que trato de levantarme una vez mas
si se que todo se volverá a venir abajo
(que me vendré abajo en cualquier momento)?

Estoy extrañando demasiado,
me resulta peligroso tener esperanzas vacías,
no puedo permitirme volver a pedir deseos.
No se por qué, pero extraño todo lo que deje atrás.
Aun así no quiero volver a escuchar el sonido de mi corazón quebrándose,
no puedo volver a escuchar como pierdo todo lo que nunca tuve.