sábado, 30 de enero de 2016

Un consejo que me tuve que haber dado hace mucho.

Querida yo, no pienses demasiado en el amor cuando seas grande. Sé que quieres confiar en el chico con ojos de miel y cabello de sol, pero su sonrisa te atravesará como dagas el corazón y las lagrimas que él derramará te harán sentir como si te ahogaras; al final será tu culpa, porque no importa que tan roto esté tu corazón o que tan vacías se sientan tus manos, los demás sólo verán su orgullo en el suelo y sus labios temblando de rabia. No bajes la vista cuando hablen de ti a tu espalda y sobre todo no te culpes por romper el corazón de alguien que ya te estaba rompiendo las muñecas.
Llegará el chico de las palabras amables y de las sonrisas sinceras, te ofrecerá el mundo con terciopelo rosa y bañado en rayos de sol. Ten cuidado con sus manos porque cada vez que sus dedos se enreden en tu cabello dejarán rosas que después sólo te encajarán sus espinas en las ilusiones; no le confíes tu canción favorita y no dejes que el recite el poema que tanto amas porque no lo podrás volver a escuchar sin su voz; no dejes que sus gustos se vuelvan los tuyos porque cuando se vaya ya no sabrás cómo reconocerte. Nunca le digas lo mucho que amas las estrellas y por qué tienes una de ellas en el hombro; no le confíes tu guitarra porque ya no sonará igual después de que desaparezca; no le dediques paginas en tu diario porque ya no sabrás que hacer con tantas letras.
Creerás haberte encontrado en los mechones de una chica que es más arcoiris que persona, te quedarás sin aliento cada vez que ella esté cerca y no sabrás cómo decirle que ella es lo más bonito que haz visto en este mundo gris. No te enamores de ella, no importa que tan genial y adorable sea; no importa que creas que ella es la indicada y que le quieras poner su nombre a una constelación… hay obras de arte que se tienen que observar desde lejos. Te aseguro que tu corazón se romperá y cada vez que la veas vas a querer arriésgate una vez más, pero lo superarás.
Encontrarás un chico con voz trasparente y por un momento pensarás que en su voz está una parte de tu corazón; volverás a creer en el destino y empezarás a sonreír más; querrás hablar de él a cada segundo porque te hace reír hasta que te duelan las mejillas. Vas a empezar a tener miedo porque sus manos han tocado tu pasado y no ha salido corriendo; querrás correr en la dirección contraria cuando te sorprendas cantando sus canciones favoritas y conociendo de memoria las historias sobre su niñez; te entrará pánico porque le haz contado tu secreto sobre las luces y le haz permitido conocer tus ilusiones. Le odiarás porque tu corazón esta tan roto que duele cuando quiere latir por alguien más, odiarás que te haga pensar en arriesgarte, odiarás no creer en el amor…
Así que, querida yo, no tengas miedo. Haz sobrevivido peores cosas y ya te haz roto el corazón por pasatiempo en muchas ocasiones. Sé que para ti amor rima con dolor, pero ya vendrá una persona que se enamore de tus heridas y que quiera compartir insomnio contigo; que te coja de la mano y te diga “venga, rompe a llorar que yo te ayudo a construirte” y que te abrace tan fuerte que haga que todos tus problemas se hagan pequeñitos.

martes, 19 de enero de 2016

Carta abierta para mi (porque ya necesitaba una sacudida de hombros) y para otras niñas frágiles con manos de tormenta

Estás en tu cama, es cualquier hora de la madrugada y tu cabeza da vueltas alrededor de miles de asuntos que no comprendes y que honestamente no quieres comprender. Tiemblas y esperas que sea de frío (aunque sabes que no es así, ya te haz acostumbrado a él); quieres fingir que le haz perdido el miedo a la oscuridad (pero lo que en verdad temes es prender la luz y que aún sigas sola) y ya haz olvidado como fingir un poco de cordura así que te conformas con fingir que duermes (lo que no saben es que ya llevas muchas vidas en vela).

Te gustaría seguir creyendo que tus sabanas son una fortaleza, pero haz crecido lo suficiente para sentirte insegura en tu propia piel. Quisieras regresar el tiempo y así no tener tantas cicatrices, no temerle tanto a las alturas (o a caer), no pensar tan alto y gritar más fuerte...

A veces no sé porque no haces las cosas que quieres hacer y podrías. ¡Sube una resbaladilla por el lado contrario y desafía la gravedad en los columpios! ¡Come todos los dulces que puedas y brinca en tu cama toda la noche! ¡Corre en la lluvia y brinca en cada charco que se cruce en tu camino! ¡Grita tu canción favorita hasta quedarte sin voz! ¡Cántate las mañanitas a la 1:04 de la madrugada y date un abrazo! ¡Llora con tu película favorita y admite que preferías un final feliz! ¡Deshazte ese nudo en la garganta y regálate un espejo más sincero!

Que sí, que entiendo tu miedo a volar y tu necesidad de caer; que no creas en el amor y un poco más en el dolor; que a veces necesites sangrar para poder seguir riendo... Entiendo que encuentres en la autodestrucción un poco más de paz que en la felicidad. Pero a ti lo que te pasa no es que te haz vuelto loca, sino que quieres cortarte las alas por miedo a que te las aten; que te rompes el corazón por pasatiempo porque no quieres que nadie venga a rompértelo y que te deje solo fragmentos de un rompecabezas que no encaja; que te cortas el pelo porque no te atreves a hacerlo con la cabeza; que te saboteas la felicidad por miedo a la temporalidad y al abandono...

Ya sé que te aterran las sonrisas sinceras y los "te quiero" inesperados porque te recuerdan que aun tienes un corazón que se rompe y sangra. Entiendo porque corres siempre en la dirección opuesta cuando te quieren imponer futuro y es que el pasado te pesa demasiado y el presente te está mordiendo los tobillos y sólo te hace tropezar. Pero por una vez en tu vida deberías reír hasta quedarte sin aliento y abrazar hasta que te duela el corazón de alegría.

Te haz roto el corazón tantas veces que ya los bordes de cada pieza están desgastados, ¿por qué no intentas construir otra figura? Tal vez si tuvieras un tiburón blanco por corazón no tendrías tanto miedo de tocar fondo.

Lo que a ti te pasa es que no sabes cuidar de ti y no quieres que alguien mas lo haga porque ¿quién va a saber completar el argumento y hacer que todos tus instintos suicidas decidan colgarse? Te haz dado demasiados golpes de culpa que el amor ya se empieza a sentir como escribir una nota suicida.

Tú no sabes estar bien porque siempre encuentras la forma de estar al borde de querer morir y derramas el vaso para no ahogarte pero terminas llenándote de tanto vacío. Tú no sabes estar alto si no es para saltar y ríes sólo para terminar llorando detrás de las puertas.

Deberías dejar de sabotear tus sonrisas y esconder el miedo debajo del colchón; tomar el camino largo a casa, corretear entre los rayos del sol. Yo qué sé... empezar a ser tú, así, sin titubeos.

Métodos autodestructivos de una niña tonta.

Me doy vergüenza...
no me puedo mirar a los ojos frente al espejo,
no reconozco nada de lo que encuentro en él
parece que esa chica me va a escupir a la cara
en cuanto intente decirle
"¿Cómo estás?"
seguro me contestaría
"Jodida, como siempre,
un poco más rota y más enferma.
Con unos cuantos kilos de menos
pero siempre más suicida de lo normal."

No me puedo soportar
ahora mis nudillos están pidiendo a gritos asestar un golpe
a mi...
a ella...
yo qué sé.
A la vida, tal vez.
Y si estuviera un poco más cuerda
me tiraría al suelo a llorar,
me curaría todas las heridas
y dejaría que alguien más viniera a abrirlas...
pero no yo...
yo ya no...
yo ya no quiero ser mi verdugo.

Me provoco asco,
hablo con voz de no tener ninguna,
con la esperanza de encontrar una razón para seguir respirando
(o para dejar de hacerlo).
Yo lo único que quería era salvarme la vida,
pero aposté todo en el momento equivocado,
ahora sólo me quedan un montón de huesos
y un rompecabezas en el pecho,
que a veces finge ser corazón,
y a veces vomito esperando escupirlo
junto con tantas ilusiones caducadas.

No me gusto
me tiro piedras cuando camino por la calle,
me pongo el pie cuando paso corriendo,
sólo para poder verme caer
y burlarme de mi con las encías llenas de sangre.
Me ignoro en los pasillos
y no me doy los buenos días los Lunes,
me prohíbo el desayuno por las mañanas
y los abrazos de cumpleaños.
Tiro de mi cabello con violencia,
me grito "fea"
"gorda"
"estúpida"...

Me doy miedo
corro de mi sombra
y los pasos que escucho de madrugada son los míos
me amenazo de muerte en el tablero de Ouija
y me cierro las puertas en la cara cuando intento huir.
Soy todos los personajes en una película de terror
menos el que sobrevive...
descuartizo mis sueños
quemo esperanzas
mutilo las ganas...
Me doy un susto de muerte por la espalda
y me provoco un ataque cardíaco.

...Me odio...