Si no te doy una respuesta inteligente es porque mi corazón está latiendo tan fuerte cuando estás cerca que no me ha dejado escuchar tu pregunta. Ojalá tú no lo estés escuchando, ojalá no notes la sonrisa de idiota enamorada que tengo en la cara mientras me hablas. Vuelve a preguntar, nunca me dejes de hablar de las tonterías que a las dos nos gustan... por favor, háblame un poco más de ti.
Me gustaría callarte a besos cuando enumeras tus defectos, decirte a gritos que estás preciosa hasta que sea lo único que puedas escuchar. Tienes una sonrisa que cambia destinos, una nariz por la cuál me jugaría la vida y el orgullo sólo por verla arrugarse una vez más, una frente que me provoca a besarla todas las noches para ahuyentar las pesadillas.
Eres la única persona por la cual renunciaría al resto. Que cuando estás aquí le estoy dando una patada a todos los imposibles. Que tú le quitas todos los colores al arcoiris y pones celosas a todas las flores.
Tiburón, por ti vuelvo a tocar fondo si es ahí donde me esperas, me dejo destrozar si son tus colmillos los que lo hacer.
¿Cómo me vas a creer que en serio creo que te ves guapísima siendo un desastre si ya te lo han dicho muchos antes que yo y tú sigues sin creerles?
Te siento infinita y tú siempre dices ser tan pequeña. Pequeña astronauta, viajo a la luna con lo puesto en este instante si me lo pides, pero mejor déjame descubrir constelaciones en tus lunares.
Vuelve a reír otra vez, aún no me creo que te veas tan linda. Quiero hundirme en los huecos que se forman en tus mejillas y no sé cómo explicarte que ya me tenías hipnotizada con tu presencia incluso antes de llegar.
Mi pequeña, que grande eres. No es ninguna ocasión especial, eres tú quien hace los días especiales. Ojalá estuvieras aquí, me debes un maratón de películas, una ida al cine, una foto y una huida de prisión.
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