viernes, 8 de abril de 2016

Una herida más que no cierra y que no sé cómo hacer que deje de sangrar.

¿A mi me vienes a decir que no te entiendo?

Tú qué vas a saber de dolor si no has visto a tu madre llorar tu propia muerte mientras sigues vivo; si no te han clavado agujas en las venas para alimentarte, si no te han metido un tubo por la garganta para detener una intoxicación por 37 pastillas.

Tú me vienes a decir que soy una decepción como si yo no lo supieras ya, como si no fuera capaz de ver mis brazos mutilados, mi falta de futuro o de ganas para buscarme uno, como si no hubiera visto antes las miradas de desaprobación en el rostro de mi familia.

A mi me vas a decir que no sé de autodestrucción cuando ya he sentido como se deshacen mis órganos en mi interior, cuando mi piel se vuelve de papel y se quiebra, cuando mis cabellos se quedan en mis manos en la ducha, cuando ya he perdido dientes por la desnutrición.

Te atreves a decirme que no me importa cuando he escondido todas las notas suicidas que escribo antes de dormir y tiro mis navajas en cualquier cesto de basura sólo para obligarme a sonreír una vez más mientras estoy rogando que una enfermedad terminal venga a matarme de una puta vez.

Yo ya he roto a llorar frente a una gran audiencia,
me han escupido a la cara los que me pedían un beso,
se han burlado de mi los que una vez cuidaban de mi,
han tirado de mi cabello hasta arrancarlo,
me han pisado las manos para que me soltara,
me han tirado al suelo sólo para ofrecerme la mano y golpearme la mejilla,
se han robado mi corazón para ponerlo en una vitrina
y presumir de haberle sacado el corazón a un tiburón y haberle dejado vivo a su suerte,
se han reído en mi cara cuando he pedido perdón,
me han dado una patada cuando ruego un abrazo...

A mi qué me importa ya lo mucho que te duele si jamás viniste a preguntar si seguía sangrando por la herida que me dejaste, si me hiciste culparme a mi misma por aquella vez en la que decidiste alejarte y dejarme tiritando en la calle muerta de miedo.

Soy yo la que debe pedirte que me ruegues perdón y ni eso me atrevo a permitirme.

¡Ahora vienes a decirme que no te entiendo cuando eres tú quien lleva años sin entender!

A mi ya no me importa que nadie te entienda, que ellos no quieran escucharte, ni curarte, ni aguantarte... Pero la próxima vez que me digas que te duele lo mismo que a mi te voy a romper la boca para que sea lo ultimo que digas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario