Se ha hecho costumbre agradecer cada fin de año, por las cosas buenas, las cosas malas... las aún peores. Hay algo dentro de mi que cree que agradecer es dejar ir. Digo 'Gracias' como una forma de estar en paz con mi pasado. No estoy en paz con mi pasado. 2019, no estoy en paz contigo.
No tengo nada que agradecer. No quiero agradecer NADA. Estoy enojada. Y no quiero esforzarme en que no se me note. Que se note. Joder, que se me note que estoy cabreada. Estoy en mi límite.
Este año se acaba. Y ya, que yo soy consiente de que aún quedan semanas para dar el grito de Año Nuevo y abrazar a todos como si no nos doliesen las costillas, como si no nos hubiesen clavado un puñal por la espalda cuando pretendían consolarnos. Yo acabo con este año. Acabo con este año antes de que él lo haga conmigo. 2019, te doy por terminado.
Eres un número horrendo: 2 0 1 9. Debería darte vergüenza. Me das asco. Ojalá pudiera borrarte de mi memoria.
Enero, fuiste un mes que prometía demasiado. Debí haber visto los hilos cuando pretendías volar, pero me dejé engañar, me dejé deslumbrar con tus hermosos cumpleaños y me hiciste creer que el horror había terminado. Prometiste que la quimioterapia, las radiaciones, los días enteros en el hospital, las salas de espera fuera del quirófano... me prometiste que habían acabado, que ya estabamos a salvo, que, por fin, podría respirar. Mentiras, mentiras y mentiras.
Febrero, no mereces llamarte el mes del amor, eres el mes de las noches en vela en salas de urgencias, el nudo en la garganta, las miradas de condescendencia de los médicos. Me dejaste clavada la palabra 'metástasis' y para lo bonito que suena es una hija de puta que consume todo a su paso. Lo único que dejaste son ecos de conversaciones con términos que no quiero comprender: cáncer, inoperable, mortal, tumor, convulsión, psicosis, parálisis, terminal.
Marzo... ay marzo... si pudiera borrarte del calendario lo haría, te extinguiría. Que le den por culo a la primavera, pero que no llegues. ¿Por qué me quitaste a mi hermana? ¿Por qué fuiste el mes más frío del año? Ojalá el próximo año te deje en la repisa, olvidado, empolvado para pudrirte en la miseria. Te lo mereces. Mereces que en todas las escuelas te prohíban.
Abril, tan igual al anterior... me viste en el lodo y hundiste mi cabeza hasta llenarme los pulmones de porquería. Te llevaste a mi abuela, de golpe... mientras yo dormía por primera vez en toda mi vida. Te la llevaste. Te la llevaste. Te la llevaste, cabrón. Pero no fue suficiente, ¿verdad? Tenías que llevarte lo demás. Tenías que dejarme con las manos vacías. Alejaste a todos de mí, me convertiste en un monstruo enfermo de dolor, me infectaste la herida. Me dejaste tirada en en el asfalto pudriéndome, me observaste desangrarme, te reíste en mi cara. Me convertiste en un fantasma de mí misma.
Mayo, maldito traicionero. Eras lo único que me quedaba, confiaba en ti, confiaba en que llegarías a abrir las ventanas, prender las luces y hacerme soplar velitas de cumpleaños. Puse demasiadas expectativas en ti y lo único que obtuve fue un asiento en primera fila a mi olvido. No le importó a nadie, no le importé a nadie. Susurraste a mi oído cosas tan horribles que aún no me puedo convencer de no creer, dejaste esos pensamientos enterrados en mi subconsciente. Fuiste el puñal que me hizo caer.
Junio, sabías que estaba completamente sola y no me dejaste. Justo cuando no había nadie las trajiste de vuelta... las voces, regresaron todas. ¿Te lo debo agradecer? ¿Debemos agradecer el golpe que devuelve el hueso a su lugar aunque te desgarre los músculos? La cura a veces es también la enfermedad.
Julio, Agosto, Septiembre... ¿qué pasó con ustedes?, ¿por qué no los puedo recordar? Quiero pensar que es mejor así, no tener recuerdos de ustedes, no saber el daño que dejaron. Quizás hay un límite también para el dolor, quizás llega un punto en el que no nos pueden lastimar más. Ojalá.
Octubre, bendito Octubre, bendito. Sí, es verdad que existe la luz al final del túnel. Tú fuiste esa luz, fuiste una ventana... del décimo piso de un edificio abandonado. Y cuando las voces se hicieron más fuertes, cuando empezaron a gritar... salté. Pero tienes tus sortilegios, no dejaste que me estrellara contra el pavimento. Me abrazaste con una estancia de lujo en el área de psiquiatría. ¿Sabes a quién quería ver al despertar? Sí, a él, pero no estaba ahí. Y entonces lo supe: ya había perdido a todos. Subestimé tu poder, incluso hiciste que mi madre me abandonara. Así empezó la verdadera locura: sola, completamente sola.
Noviembre, por algo eres el mes de los muertos y no pude haber encajado mejor en tu temita. Las calaveras siempre sonríen y yo perfeccione el truco de sonreír enseñando todos los dientes, incluso los convencí a todos de que estaba mejor. ¿Dónde está mi premio por ser la mejor ilusionista? Pero la chispa se agota y tras el telón las calaveras solo somos muertos y los muertos solo son fantasmas, y ¿qué hacen los fantasmas en su tiempo libre? Fácil, eso lo aprendí desde pequeña: vagan en lugares abandonados, lloran lagrimas invisibles y gimotean donde nadie los pueda escuchar mientras olvidan poco a poco quienes eran cuando vivían.
Solo me faltas tú, Diciembre... pero no quiero hablar de ti. Esto termina contigo. No te voy a permitir seguir con este juego de retorcerme la mente hasta quebrarla. ¿Sabes que es esto? Es tu fin y el inicio de mi tiempo fuera, me pido este tiempo. Tú no existes más, aquí te acabas.
Así que,
2019,
vete a la mierda.
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