lunes, 28 de marzo de 2016

Soy yo la que insiste en hacerte volver

Tengo unas tremendas ganas de hablar contigo, de escuchar tu voz, de contarte que me va bien, que a veces me extraño, que ya no sé quién intento ser... No tiene sentido, sólo quiero hablar contigo.

Todas esas veces en las que dejaba de ser yo porque tú estabas frente a mi, porque creía que si era lo que querías que yo fuera tú ibas a querer quedarte conmigo. Me perdí a mi, y pareciera que tú desapareciste también casi con todo lo que quedaba de mi. No sé si puedo seguir fingiendo ser algo que no soy si no tengo tus miradas de aprobación.

Siempre insisto en que vuelvas, y tú no vuelves, pero te invoco en cada canción, en cada poema, en cada frase que dejo que corra libre por la internet. Ojalá volvieras tú y no sólo tu recuerdo. Estás doliendo demasiado, o yo me estoy provocando demasiado dolor.

Nunca había creído que mi necesidad por hacerme daño llevara tu nombre. ¿Qué pensarías de mi si me vieras en estos momentos? Te causaría vergüenza verme tan perdida y tan indiferente a la vida.

Estaba a tus pies ¿cómo no te podías dar cuenta que cada vez que dabas pasos en falso era a mi a quien pisabas?, ¿cómo fue que yo no me quise dar cuenta que estar a los pies de alguien es lo mas lejos que puedes estar de alguien a quien quieres más que al oxígeno?

Me estoy provocando escalofríos en plena primavera porque yo ya le había dado a tus ojos todas las propiedades del sol, imagínate cómo me siento ahora que te fuiste. Es marzo y no sé en que momento dejo de ser invierno, y no sé en que momento yo me permití volver a pensar en ti. Tal vez es sólo que abril me esta empezando a gritar desde los costados, retumbando en mis brazos, quemándome la piel; y tú ya sabes que abril nunca me sentó bien y que necesito de un refugio donde romper a llorar.

Ya ni siquiera te puedo decir que te sigo queriendo, ni que te echo de menos. Le puedo mentir a todo el mundo pero no a ti, nunca a ti. Tú nunca me pediste destrozarme, nunca pediste un pedazo de mi corazón, ni siquiera me preguntaste si quería darte una porción de mi vida; pero yo lo hice... No te sigo queriendo, pero extraño esa porción de mi que fue enteramente tuya.

Estoy pidiendo a gritos que me rompan la boca a patadas para no llamarte y decirte que yo no tengo la más mínima idea de cómo fue que terminamos así, que aún me debes un atardecer, un café, un abrazo de cumpleaños, una tarta de manzana...

No debería confiar en mi juicio en estos momentos, si te llamo podría decirte cosas como "Te extraño", "Estaría genial que estuvieras aquí", "¿Recuerdas aquella noche en tu casa cuando te conté sobre las alturas...? Bueno, fue el mejor día de mi vida".

Por si alguna vez lees esto: estuve a punto de llamarte, deberías estar orgulloso de mi, esta vez no lo he hecho.


No hay comentarios:

Publicar un comentario