Me gustas tanto que te daría uno de mis terrones de azúcar a la hora del desayuno, te dejaría tener el primer bocado de mi emparedado y me comería las verduras de tu plato. Saltaría charcos contigo con mis mejores botas puestas y mi vestido más bonito y aún así sé que sonreiría como la primera vez que vi los fuegos artificiales.
Por un día en el parque contigo podría pasar por alto los piquetes de mosquito, las hojas en el cabello el pasto en mi suéter, las rodillas raspadas y las mejillas tostadas por el sol.
Estoy empezando a creer en todas las historias que me cuentas. Tengo unas ganas enormes de abrazar a la gravedad en una caída libre, de probar la comida de astronauta en la cena, de declararle tregua a la soledad y convencerla de que está más bonita acompañada.
Me gustas para recorrer el mundo en una alfombra mágica, para posponer mi hora de dormir porque contigo ya estoy soñando, para bailar en la playa canciones que nos inventamos y correr de las olas jugando a que son monstruos... pero te confieso que contigo soy valiente y me haces sentir como superheroe y no hay un sólo monstruo en este mundo ni en otros al que no me pueda enfrentar si me coges de la mano: haz hecho que todas las sombras en mi habitación se desvanezcan con tu luz.
Te quiero de la forma más inocente y explícita posible.
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