Me estaba mirando, mucho antes de que yo volteara por primera vez. Le vi leyendo mi libro favorito, eso fue lo que me hizo mirar. El esperaba el mismo tren, pero ambos sabíamos que nunca pasaría, porque aquí a personas como nosotros no se nos pasan esas oportunidades.
Yo sabia que el estaba tan roto como yo, basto con mirar la manera en la que llevaba su abrigo, como armadura. Y por un momento me sentí valiente y pensé que sonreirle no seria mala idea, pero no lo hice.
El se acerco, ni siquiera me dio una sonrisa, el no podía darlas. Pero fue, y aunque su boca no estaba llena de promesas tenia un pequeño "Hola" dibujado.
Compartimos el mismo vagón a casa, ambos con frió y soledad en las manos. No supe que paso después, solo supe que jamas encontraría mi camino de regreso, que me quería quedar ahí aunque fuera en silencio.
Y después de unos meses sin hablar demasiado me sonrió y yo por primera vez en mucho tiempo deje que se me escapara una risa. Le mire con algo de miedo, me temblaron las piernas cuando me beso la mejilla por primera vez, y me entro pánico al encontrarme pactando un "jamas diremos Adiós" porque a el también le daban terror las despedidas.
Cuando compartimos el primer café me sorprendió al ordenar por mi, porque nunca nadie lo había hecho, porque nadie supo que era lo que mas me gusta, y el de alguna manera supo lo que yo quería. Sonreí sin que el lo supiera, sin que nadie lo notara, pero no pude evitar que mis mejillas se enrojecieran por primera vez en mucho tiempo.
La primera vez que acaricio mi cabello lo hizo de una manera tan torpe que todos se podían dar cuenta de que le temblaban las manos y se topo con un par de hojas secas que alguien mas había dejado y las quito sin prisas. Ahora no tuve miedo y le bese en los labios, y el me beso sin titubeos y borro cualquier apellido que antes se hubiera alojado en ellos.
La primera vez que la noche nos encontró juntos hablábamos a 5 centímetros de distancia y apenas con un hilo de voz que suturaba todas las heridas que me guardaba bajo la piel. El solo me tomo de la mano y esperó a que cerrara los ojos y sonreía al escuchar mis incoherencias.
¿Cómo no me iba a enamorar de él si le caía el cabello en el rostro de esa manera tan extraña?
Le conocí todas las cicatrices y las heridas que aun no sanaban, le vi cuando sus ojos se llenaban de lagrimas, le vi romperse y ser el mismo frente a mi, con miedos pero mas valiente que nunca.Y también le vi sonreír y cantar en otros idiomas todas mis canciones favoritas, e inventarse poemas que no rimaban mientras conducía, porque sabia que a mi me gustaban esas cosas, me dejo ver su cuaderno de dibujos y no mentía al decirme que yo era mejor, pero no me importo.
Me dejo leer su colección de libros y me dejo tocar su guitarra, me pidió cantar sus canciones favoritas "solo para recordarlas en mi formato". Y me enamoré de el, de todos sus desastres, de nosotros juntos.
Me enamoré y ese es uno de los mas bonitos desastres que comparto con él.
viernes, 21 de febrero de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
Todos tenemos algo que esconder.
"Todos tenemos algo que esconder, un lugar oscuro dentro de nosotros que no queremos que el mundo vea"
Me sentí sola, pero por alguna razón siempre supe que no era la única. Que como todos en esta ciudad, alguna vez les había pasado, yo me desperté con ganas de terminar el día y con un poco de suerte la vida.
Me he levanto calando sonrisas frente al espejo, que llegaron a doler como quemaduras, pero ya me estaba acostumbrando. Todos nos acostumbramos en un momento a vestirnos de orgullo y de hipocresías.
Me creí fuerte y la verdad es que era una cobarde, que me escondí como un ratón detrás de un "estoy perfectamente BIEN". La verdad era que tenia cicatrices que probaban lo contrario.
Me volví loca, o eso creí, pero solo estaba rota. O tal vez si estaba loca, porque yo ya no veía las cosas que los demás veían, me había convertido en parte de un poquísimo porcentaje de población que escuchaba verdades absurdas, que podía desnudar mentiras piadosas entre sus dedos.
Conseguí un diagnostico medico, cómo si eso me fuera salvar la vida, pero parece que ningún problema es real hasta que te consigues una receta.
Me asquee de la realidad en un punto de todo el sinsentido, me volví caos y frío. Frío, eso lo conocía bien.
Encendí velas de noche, leí libros enteros, memorice poemas que ahora solo me dejaron el sentimiento, pero ninguna palabra.
Yo sabia que estaba loca, y sabia que eso era normal, era de esperarse. En esta ciudad los locos somos muchos, se nos puede encontrar bien encerrados o riendo fuertemente en un café.
Todos escondemos algo detrás de las ropas, debajo de las mangas, algunos lo llevan detrás de las sonrisas o de las ojeras.He visto quienes paran en las esquinas de los bulevares comprando amor a muy bajos precios, para ver si con un buen polvo se les despejan los sentimientos y las lagrimas se secan. Unos se cortan el cabello, salvando sus muñecas del papel, pero al final todos estamos en el mismo juego de supervivencia extrema.
Los nervios se me hicieron de hierro y se instalo un hueco en mi estomago, me hubiera gustado fumarme los problemas y pensamientos pesados, pero yo ni siquiera se rimar insomnio con nicotina.
Me he sentado a escuchar como los psicólogos se ganan el pan volviendo mas loco al que inevitablemente duda de su cordura, he aprendido mas de ellos que lo que ellos creen conocer de mi.
No creo que alguien nos pueda venir a salvar de un abismo que se volvió nuestro propio corazón, solo nos queda aprender a suturar las heridas profundas y a tratar con dosis segura de alcohol las superficiales, siempre cuidando de lo demás. Nos queda acostumbrarnos a las prótesis de sentimientos y seguir actuando cordura, por si un día esta se nos da natural. Puede que al final nos acostumbremos al dolor que incluso lleguemos a dormir tranquilos unas cuantas noches.
Me sentí sola, pero por alguna razón siempre supe que no era la única. Que como todos en esta ciudad, alguna vez les había pasado, yo me desperté con ganas de terminar el día y con un poco de suerte la vida.
Me he levanto calando sonrisas frente al espejo, que llegaron a doler como quemaduras, pero ya me estaba acostumbrando. Todos nos acostumbramos en un momento a vestirnos de orgullo y de hipocresías.
Me creí fuerte y la verdad es que era una cobarde, que me escondí como un ratón detrás de un "estoy perfectamente BIEN". La verdad era que tenia cicatrices que probaban lo contrario.
Me volví loca, o eso creí, pero solo estaba rota. O tal vez si estaba loca, porque yo ya no veía las cosas que los demás veían, me había convertido en parte de un poquísimo porcentaje de población que escuchaba verdades absurdas, que podía desnudar mentiras piadosas entre sus dedos.
Conseguí un diagnostico medico, cómo si eso me fuera salvar la vida, pero parece que ningún problema es real hasta que te consigues una receta.
Me asquee de la realidad en un punto de todo el sinsentido, me volví caos y frío. Frío, eso lo conocía bien.
Encendí velas de noche, leí libros enteros, memorice poemas que ahora solo me dejaron el sentimiento, pero ninguna palabra.
Yo sabia que estaba loca, y sabia que eso era normal, era de esperarse. En esta ciudad los locos somos muchos, se nos puede encontrar bien encerrados o riendo fuertemente en un café.
Todos escondemos algo detrás de las ropas, debajo de las mangas, algunos lo llevan detrás de las sonrisas o de las ojeras.He visto quienes paran en las esquinas de los bulevares comprando amor a muy bajos precios, para ver si con un buen polvo se les despejan los sentimientos y las lagrimas se secan. Unos se cortan el cabello, salvando sus muñecas del papel, pero al final todos estamos en el mismo juego de supervivencia extrema.
Los nervios se me hicieron de hierro y se instalo un hueco en mi estomago, me hubiera gustado fumarme los problemas y pensamientos pesados, pero yo ni siquiera se rimar insomnio con nicotina.
Me he sentado a escuchar como los psicólogos se ganan el pan volviendo mas loco al que inevitablemente duda de su cordura, he aprendido mas de ellos que lo que ellos creen conocer de mi.
No creo que alguien nos pueda venir a salvar de un abismo que se volvió nuestro propio corazón, solo nos queda aprender a suturar las heridas profundas y a tratar con dosis segura de alcohol las superficiales, siempre cuidando de lo demás. Nos queda acostumbrarnos a las prótesis de sentimientos y seguir actuando cordura, por si un día esta se nos da natural. Puede que al final nos acostumbremos al dolor que incluso lleguemos a dormir tranquilos unas cuantas noches.
miércoles, 19 de febrero de 2014
La ciudad se hizo de tu nombre.
Vuélveme a querer como cuando bailábamos sin música, sin tocarnos, sin mirarnos los labios.
He tratado de ponerte otros nombre, pero yo ya no puedo seguir haciendo de mi una madrugada sin café. Ya me desconozco tu nombre de memoria, me lo desconozco tan bien que creí también desconocerte a ti, pero es que cada vez que tu sonrisa me besa a quemarropa no puedo evitar encontrarte en el filo de mi boca.
La ciudad me ha jugado una mala pasada haciéndose de tu nombre, pero ya lo veía venir. ¿Cómo podría no hacerlo?
Tal vez no me entiendas porque a ti no te pasa lo mismo cada vez que caminas por alguna calle que compartimos, pero es que si yo doblo en la misma esquina en la cual tomaste mi mano por primera vez, se me doblan las rodillas.
Se me están durmiendo las velas y la marea se esta levantando, como jamas lo había hecho antes de que le vieras con esos ojos magos. Me estoy hundiendo y no he luchado contra la corriente, todos a mi alrededor siguen respirando, pero tengo miedo a respirar por si te encuentras en el aire.
Me gustaría ser de esas personas que llevan buena amistad con el alcohol, pero a mi ni el ron, ni el tequila me vienen lo bastante cargados. Me acostumbre tanto a verte tomar el whisky a secas que en realidad ya nada me asombra, que ya no tengo adicciones mas grandes que puedan contra mi necesidad de respirar de tu aliento, envenenando mis pulmones con el dióxido que me lanzabas.
Me conozco mejor las lineas de tu mano que las calles de esta ciudad. Me llegue a aprender tu tacto de memoria con las poquísimas veces que me rozabas los hombros con tus dedos, con la piel fría y llena de dudas.
Para mi no salia el sol hasta que tu amanecías, y tu siempre amanecías demasiado tarde, incluso después de despertar con la alarma. ¿Cómo puede ser que tu piel tenga el sabor de agua salada y arena? ¿Cómo puede ser que me haya gustado abrazarte ,con ese olor a tabaco que yo tanto odio? ¿Cómo puedes conservar el sabor de los azares y la luna llena en tu boca con tantos atardeceres?
Desde que llegaste, vi la ciudad con otros ojos, los tuyos. Me enseñaste lugares que yo jamas hubiera descubierto sola. Vestiste la ciudad con otro acento, el tuyo, que jamas me gusto en otros labios.
Vuelve, y dime que esta vez te quedaras, que yo ya no se si podre salir solo para tropezarme con los mismos edificios donde te conocí mas cicatrices.
He tratado de ponerte otros nombre, pero yo ya no puedo seguir haciendo de mi una madrugada sin café. Ya me desconozco tu nombre de memoria, me lo desconozco tan bien que creí también desconocerte a ti, pero es que cada vez que tu sonrisa me besa a quemarropa no puedo evitar encontrarte en el filo de mi boca.
La ciudad me ha jugado una mala pasada haciéndose de tu nombre, pero ya lo veía venir. ¿Cómo podría no hacerlo?
Tal vez no me entiendas porque a ti no te pasa lo mismo cada vez que caminas por alguna calle que compartimos, pero es que si yo doblo en la misma esquina en la cual tomaste mi mano por primera vez, se me doblan las rodillas.
Se me están durmiendo las velas y la marea se esta levantando, como jamas lo había hecho antes de que le vieras con esos ojos magos. Me estoy hundiendo y no he luchado contra la corriente, todos a mi alrededor siguen respirando, pero tengo miedo a respirar por si te encuentras en el aire.
Me gustaría ser de esas personas que llevan buena amistad con el alcohol, pero a mi ni el ron, ni el tequila me vienen lo bastante cargados. Me acostumbre tanto a verte tomar el whisky a secas que en realidad ya nada me asombra, que ya no tengo adicciones mas grandes que puedan contra mi necesidad de respirar de tu aliento, envenenando mis pulmones con el dióxido que me lanzabas.
Me conozco mejor las lineas de tu mano que las calles de esta ciudad. Me llegue a aprender tu tacto de memoria con las poquísimas veces que me rozabas los hombros con tus dedos, con la piel fría y llena de dudas.
Para mi no salia el sol hasta que tu amanecías, y tu siempre amanecías demasiado tarde, incluso después de despertar con la alarma. ¿Cómo puede ser que tu piel tenga el sabor de agua salada y arena? ¿Cómo puede ser que me haya gustado abrazarte ,con ese olor a tabaco que yo tanto odio? ¿Cómo puedes conservar el sabor de los azares y la luna llena en tu boca con tantos atardeceres?
Desde que llegaste, vi la ciudad con otros ojos, los tuyos. Me enseñaste lugares que yo jamas hubiera descubierto sola. Vestiste la ciudad con otro acento, el tuyo, que jamas me gusto en otros labios.
Vuelve, y dime que esta vez te quedaras, que yo ya no se si podre salir solo para tropezarme con los mismos edificios donde te conocí mas cicatrices.
martes, 18 de febrero de 2014
Yo lo hice a él
El en realidad no escribía tan bien, ni sabia mucho de sentimientos y apenas conocía el dolor de un "Adiós" nocturno. Pero yo ya había hecho un poeta de él y le había adjudicado libros y versos y tardes que el nunca podría describir, porque él no sabia observar.
El nunca aprendió a dibujar, ni siquiera podía dibujar un gato feo, no sabia como utilizar los lápices y no apreciaba la pasión del 'blanco y negro'. Pero yo ya había hecho de él un pintor y dibujante con experiencia, ya le había creado museos enteros y me asombre a mi misma con cada trazo que él no podría hacer.
El era un fanático de los paisajes, pero nunca supo valorarlos sin unos labios que besar, aunque estos no encajaran en su boca. El es mediocre y jamas espero mucho para llamar 'amor' al primer par de piernas bonitas que le sonrieran insinuantes y baratas. Pero yo ya lo había convertido en él mejor fotógrafo de la ciudad aun sabiendo que no tenia idea de las composiciones de recuerdos a los que tenia que recurrir en caso de derrumbe.
El ni siquiera cantaba tan bonito para dejarlo hacerse de mi corazón, ni siquiera era lindo en absoluto, no sabia como hacerme temblar las piernas y titubear los labios lo suficiente para que me atreviera a calarlos con los suyos. Pero, como gilipollas, yo hice de él el mejor cantante y músico que había en mi lista de reproducción, hice de él un adonis de bajo mantenimiento, lo convertí en terremoto aunque ni siquiera eso merecía, e inventé la historia de cómo nuestros labios encajaban perfectos.
Y como todo en el, todo lo bonito que tenia. Era mío.
Yo le di alas cuando él ni siquiera estaba hecho para volar, yo le di voz cuando él no sabia que decir.
El era mi creación, y a la vez mi destrucción. Pues también a él le di mi corazón cuando sabia que el no tendría donde guardarlo.
Creo que al final terminé enamorándome de mi, de mi hermosa idea de él, de mi necesidad por sentir algo que no fuera frío.
Terminé observando como otras caían en la trampa que yo había hecho de él. Terminaron enamorándose de la maravillosa idea del chico poeta sensible, imaginaban ansiosas las tardes con canciones al oído. Y al igual que yo lo hacia, ellas también terminaron esperando tanto que solo podían vivir de inventarlo a él.
El no es mas que un montón de cuentos bonitos, pero él no se sabe de memoria para darle justicia a la historia.
Y otras también lo aprendieron a golpes de invierno. Que él nunca seria mas de lo que es, que él nunca se podría fusionar con las ideas de amor. Que él siempre tiene la boca llena de palabras vacías que escuchó en otro poeta.
Y todas se fueron.
Y yo me quede inventándolo, esta vez con otro nombre y con otros tiempos.
Yo lo hice a él, pero él nunca supo supo hacerme de él, como yo lo hice de mi.
El nunca aprendió a dibujar, ni siquiera podía dibujar un gato feo, no sabia como utilizar los lápices y no apreciaba la pasión del 'blanco y negro'. Pero yo ya había hecho de él un pintor y dibujante con experiencia, ya le había creado museos enteros y me asombre a mi misma con cada trazo que él no podría hacer.
El era un fanático de los paisajes, pero nunca supo valorarlos sin unos labios que besar, aunque estos no encajaran en su boca. El es mediocre y jamas espero mucho para llamar 'amor' al primer par de piernas bonitas que le sonrieran insinuantes y baratas. Pero yo ya lo había convertido en él mejor fotógrafo de la ciudad aun sabiendo que no tenia idea de las composiciones de recuerdos a los que tenia que recurrir en caso de derrumbe.
El ni siquiera cantaba tan bonito para dejarlo hacerse de mi corazón, ni siquiera era lindo en absoluto, no sabia como hacerme temblar las piernas y titubear los labios lo suficiente para que me atreviera a calarlos con los suyos. Pero, como gilipollas, yo hice de él el mejor cantante y músico que había en mi lista de reproducción, hice de él un adonis de bajo mantenimiento, lo convertí en terremoto aunque ni siquiera eso merecía, e inventé la historia de cómo nuestros labios encajaban perfectos.
Y como todo en el, todo lo bonito que tenia. Era mío.
Yo le di alas cuando él ni siquiera estaba hecho para volar, yo le di voz cuando él no sabia que decir.
El era mi creación, y a la vez mi destrucción. Pues también a él le di mi corazón cuando sabia que el no tendría donde guardarlo.
Creo que al final terminé enamorándome de mi, de mi hermosa idea de él, de mi necesidad por sentir algo que no fuera frío.
Terminé observando como otras caían en la trampa que yo había hecho de él. Terminaron enamorándose de la maravillosa idea del chico poeta sensible, imaginaban ansiosas las tardes con canciones al oído. Y al igual que yo lo hacia, ellas también terminaron esperando tanto que solo podían vivir de inventarlo a él.
El no es mas que un montón de cuentos bonitos, pero él no se sabe de memoria para darle justicia a la historia.
Y otras también lo aprendieron a golpes de invierno. Que él nunca seria mas de lo que es, que él nunca se podría fusionar con las ideas de amor. Que él siempre tiene la boca llena de palabras vacías que escuchó en otro poeta.
Y todas se fueron.
Y yo me quede inventándolo, esta vez con otro nombre y con otros tiempos.
Yo lo hice a él, pero él nunca supo supo hacerme de él, como yo lo hice de mi.
sábado, 15 de febrero de 2014
Confesión de cobardía.
Tal vez es porque yo soy cobarde. Porque yo hice las maletas desde el día que me sonrió, pero me las deje escondidas en un rincón de la habitación para que no las pudiera ver y no se marchara antes.
El día que me dijo que me quería, tome las maletas y sin mirar atrás le dije "Yo ya llego tarde" y salí con rumbo a no se donde. No llegue muy lejos, tropecé con mis lagrimas y el me alcanzo.
Me tomo por los hombros y me dijo que sabia de mis miedos y de mis incertidumbres, y yo no pude decirle algo mas. Y aunque le quería y tal vez haya sido la única vez que he amado, me quede callada.
Abrí los labios y no salio ni un sonido, fue un intento patético por encontrar una escusa para todas mis huidas. Pero esta vez no hubo escusa, no hubo huida, me quede. Me beso por primera vez y supe que había sido una cobarde y que tal vez nunca dejaría de serlo, pero el me hacia sentir valiente.
Aproximadamente en dos veranos supo como descifrar el braile de mis cicatrices y como decodificar cada borde emocional, y a mi eso me dio miedo. Se instalo el pánico en mis piernas y de nuevo salí huyendo de lo único que había amado.
El volvió a por mi, el me busco, el me encontró. Me dijo que me amaba y esta vez me pregunto si yo sentía sentía lo mismo. Me quede callada.
Abrí los labios y como la vez anterior no salio nada. Aun así el tomo mi mano con cierto cuidado, y yo me deje llevar, porque en realidad no quería irme.
Otoño llegó y sorpresivamente con él, llegó mi risa. Fui lo que nunca había encontrado en otras versiones: una chica que caminaba sin ver el suelo y que sonreía de vez en cuando en un abrazo. Y me desconocí, y me sentí a salvo y me sentí bien, por primera vez.
Por primera vez fui lo que siempre debía ser, primavera. Pero es que yo me juego trucos muy crueles, y me encontré sonriendole y me quede a la mitad del "Te Quiero", es una putada que yo sea tan cobarde.
Y entonces mientras dormía, saque de nuevo las maletas. Pero antes de irme, esta vez si mire atrás, y el me miraba. Y supe al instante que ya no seria capaz.
Me miro y no se inmuto en tratar de decir una sola palabra.
Abrí los labios y esta vez si dije algo. "No puedo".
El me tomo de los hombros como la primera vez y me dijo "Te Amo", esta vez sintiéndose mas como una bala que explotaba mi corazón. Y yo le quise decir que yo no era capaz, pero que mi corazón aceleraba, pero que yo tenia miedo.
Me quede.
Y el tomo las maletas y antes de cerrar la puerta me miro y casi con un susurro dijo "Si puedes".
Esta vez tenia lo que merecía, una soledad segura, que seguramente no me iba a decir nada de lo que yo necesitaba, mas me iba a quitar de vez en cuando las fuerzas y las razones de sonreír.
Supongo que ahora tengo lo que merezco, que por fin encontré el lugar a donde pensaba huir y esta vez nadie vendrá a buscarme.
El día que me dijo que me quería, tome las maletas y sin mirar atrás le dije "Yo ya llego tarde" y salí con rumbo a no se donde. No llegue muy lejos, tropecé con mis lagrimas y el me alcanzo.
Me tomo por los hombros y me dijo que sabia de mis miedos y de mis incertidumbres, y yo no pude decirle algo mas. Y aunque le quería y tal vez haya sido la única vez que he amado, me quede callada.
Abrí los labios y no salio ni un sonido, fue un intento patético por encontrar una escusa para todas mis huidas. Pero esta vez no hubo escusa, no hubo huida, me quede. Me beso por primera vez y supe que había sido una cobarde y que tal vez nunca dejaría de serlo, pero el me hacia sentir valiente.
Aproximadamente en dos veranos supo como descifrar el braile de mis cicatrices y como decodificar cada borde emocional, y a mi eso me dio miedo. Se instalo el pánico en mis piernas y de nuevo salí huyendo de lo único que había amado.
El volvió a por mi, el me busco, el me encontró. Me dijo que me amaba y esta vez me pregunto si yo sentía sentía lo mismo. Me quede callada.
Abrí los labios y como la vez anterior no salio nada. Aun así el tomo mi mano con cierto cuidado, y yo me deje llevar, porque en realidad no quería irme.
Otoño llegó y sorpresivamente con él, llegó mi risa. Fui lo que nunca había encontrado en otras versiones: una chica que caminaba sin ver el suelo y que sonreía de vez en cuando en un abrazo. Y me desconocí, y me sentí a salvo y me sentí bien, por primera vez.
Por primera vez fui lo que siempre debía ser, primavera. Pero es que yo me juego trucos muy crueles, y me encontré sonriendole y me quede a la mitad del "Te Quiero", es una putada que yo sea tan cobarde.
Y entonces mientras dormía, saque de nuevo las maletas. Pero antes de irme, esta vez si mire atrás, y el me miraba. Y supe al instante que ya no seria capaz.
Me miro y no se inmuto en tratar de decir una sola palabra.
Abrí los labios y esta vez si dije algo. "No puedo".
El me tomo de los hombros como la primera vez y me dijo "Te Amo", esta vez sintiéndose mas como una bala que explotaba mi corazón. Y yo le quise decir que yo no era capaz, pero que mi corazón aceleraba, pero que yo tenia miedo.
Me quede.
Y el tomo las maletas y antes de cerrar la puerta me miro y casi con un susurro dijo "Si puedes".
Esta vez tenia lo que merecía, una soledad segura, que seguramente no me iba a decir nada de lo que yo necesitaba, mas me iba a quitar de vez en cuando las fuerzas y las razones de sonreír.
Supongo que ahora tengo lo que merezco, que por fin encontré el lugar a donde pensaba huir y esta vez nadie vendrá a buscarme.
miércoles, 12 de febrero de 2014
Por Ella
Que bien que ella ya sabia de mi locura, y yo de la suya, pues ya nos habíamos escuchado hablar a solas antes.
Que bien que ella se deje coser la boca con mi hilo de voz, apenas audible para su corazón. Y que mi corazón ya es mas locomotora que órgano.
Que bien que a ella no le importe lo de mis paseos nocturnos por la habitación, o de las veces que salgo a buscar algo de aire, porque yo no me se quedar en un solo lugar ni siquiera cuando duermo.
Que bien que me se cada cicatriz de su cuerpo y que ya le conté las pestañas. Debo admitir que fue muy difícil con esos ojos tan bonitos que tiene.
Que bien que ya no tengo ganas de huir ni de esperar trenes si ella no se sube al mismo vagón conmigo.
Que bien que a ella le guste la poesía, ojala no le importe que haga de ella mi mejor poema, pero que prefiera llamarla Amor.
Que bien que la he encontrado.
Que bien que no deje de buscarla esa tarde.
Que bien que no se conoce mi pasado, ni las veces que he apartado una estancia en el hospital. Ojala tampoco sepa de que le confundí con otros rostros. Espero que nunca sepa quien fui antes de ella.
Que bien que ella vino a reescribir mi historia, con todas esas palabras bonitas y precisas, esas que yo nunca podre encontrar en mi bolígrafo, pero que ella de algún modo se le dan tan fácil.
Que bien que ella, y que yo aprendí a reiniciarme.
Que bien que ella estuvo ahí el día en que volví a nacer, o mas bien el primer día que empezaba mi vida, porque yo no había nacido siquiera antes de conocerla, yo solo era una sobremuriente de accidentes de avión y malas casualidades que se disfrazaron de destino. Pero ella vino a desatar vendas y a corregir relojes, y a la mierda con eso del miedo, que todo esto es por ella.
Que bien que ella se deje coser la boca con mi hilo de voz, apenas audible para su corazón. Y que mi corazón ya es mas locomotora que órgano.
Que bien que a ella no le importe lo de mis paseos nocturnos por la habitación, o de las veces que salgo a buscar algo de aire, porque yo no me se quedar en un solo lugar ni siquiera cuando duermo.
Que bien que me se cada cicatriz de su cuerpo y que ya le conté las pestañas. Debo admitir que fue muy difícil con esos ojos tan bonitos que tiene.
Que bien que ya no tengo ganas de huir ni de esperar trenes si ella no se sube al mismo vagón conmigo.
Que bien que a ella le guste la poesía, ojala no le importe que haga de ella mi mejor poema, pero que prefiera llamarla Amor.
Que bien que la he encontrado.
Que bien que no deje de buscarla esa tarde.
Que bien que no se conoce mi pasado, ni las veces que he apartado una estancia en el hospital. Ojala tampoco sepa de que le confundí con otros rostros. Espero que nunca sepa quien fui antes de ella.
Que bien que ella vino a reescribir mi historia, con todas esas palabras bonitas y precisas, esas que yo nunca podre encontrar en mi bolígrafo, pero que ella de algún modo se le dan tan fácil.
Que bien que ella, y que yo aprendí a reiniciarme.
Que bien que ella estuvo ahí el día en que volví a nacer, o mas bien el primer día que empezaba mi vida, porque yo no había nacido siquiera antes de conocerla, yo solo era una sobremuriente de accidentes de avión y malas casualidades que se disfrazaron de destino. Pero ella vino a desatar vendas y a corregir relojes, y a la mierda con eso del miedo, que todo esto es por ella.
lunes, 10 de febrero de 2014
Tiempo de cambio
Nunca dejes que te arrebaten quien eres.
Nunca dejes de creer en la magia que viene de ti.
No busques la magia en actuaciones baratas.
La magia esta dentro de ti, eres tu.
Somos los gritos de revolución.
Somos la tormenta y el sol.
Somos lo que intentan ocultarnos.
Nos intentan poner en nuestra contra
llamando pecado nuestra naturaleza,
explotando nuestro cuerpo
¡Como si les perteneciera!
¡Levántate! ¡Grita! ¡Lucha!
¿Es que acaso no ves lo que están haciendo?
¡Están matando nuestra madre frente nuestros ojos
y nos quedamos callados!
Están torturando a nuestros hermanos.
Estas perdiéndote.
Mírate, callado, sumisa.
Te atas las manos a la espalda
y te escudas en un "No Puedo".
Yo ya estoy harta.
ya no puedo mas.
Ya no puedo mas
con esto de ver como mi gente agacha la cabeza
y pide el siguiente golpe.
Yo ya no puedo salir a la calle
y esconder lo que soy
y quedarme callada para posponer mi muerte.
Pues entonces gritare para defender mi vida,
aunque eso signifique la muerte.
Ya no puedo ver como día tras día
estamos perdiéndonos mas,
estamos perdiendo nuestra matria.
Estamos perdiendo las fuerzas.
Estoy harta de que paguen con migajas
y contestemos un "Si, quiero"
porque nos empujan hasta un precipicio.
Yo ya no puedo seguir
donde se sonríe al morir
y se llora al despertar.
Yo soy la espalda cansada de mi gente.
Soy el sudor, y la rabia, y el "Ya no quiero".
Soy el "Yo puedo" y los gritos de los rebeldes.
Soy su mirada cansada, y aterrada,
pero mas que nada,
mas que siempre,
fuerte, inquebrantable.
Yo ya no puedo seguir con esto.
Yo soy la vida de esta tierra,
los rayos del sol.
Yo he sobrevivido a siglos de persecusión
yo he recibido las balas y he gritado libertad
he sido bruja y he sido puta
he sido ramera y monja.
Mi cuerpo ha sido una cárcel,
una tortura interminable,
pero mi alma es fuego
y mi voz es mas poderosa que el viento.
Yo ya no quiero.
Nunca dejes de creer en la magia que viene de ti.
No busques la magia en actuaciones baratas.
La magia esta dentro de ti, eres tu.
Somos los gritos de revolución.
Somos la tormenta y el sol.
Somos lo que intentan ocultarnos.
Nos intentan poner en nuestra contra
llamando pecado nuestra naturaleza,
explotando nuestro cuerpo
¡Como si les perteneciera!
¡Levántate! ¡Grita! ¡Lucha!
¿Es que acaso no ves lo que están haciendo?
¡Están matando nuestra madre frente nuestros ojos
y nos quedamos callados!
Están torturando a nuestros hermanos.
Estas perdiéndote.
Mírate, callado, sumisa.
Te atas las manos a la espalda
y te escudas en un "No Puedo".
Yo ya estoy harta.
ya no puedo mas.
Ya no puedo mas
con esto de ver como mi gente agacha la cabeza
y pide el siguiente golpe.
Yo ya no puedo salir a la calle
y esconder lo que soy
y quedarme callada para posponer mi muerte.
Pues entonces gritare para defender mi vida,
aunque eso signifique la muerte.
Ya no puedo ver como día tras día
estamos perdiéndonos mas,
estamos perdiendo nuestra matria.
Estamos perdiendo las fuerzas.
Estoy harta de que paguen con migajas
y contestemos un "Si, quiero"
porque nos empujan hasta un precipicio.
Yo ya no puedo seguir
donde se sonríe al morir
y se llora al despertar.
Yo soy la espalda cansada de mi gente.
Soy el sudor, y la rabia, y el "Ya no quiero".
Soy el "Yo puedo" y los gritos de los rebeldes.
Soy su mirada cansada, y aterrada,
pero mas que nada,
mas que siempre,
fuerte, inquebrantable.
Yo ya no puedo seguir con esto.
Yo soy la vida de esta tierra,
los rayos del sol.
Yo he sobrevivido a siglos de persecusión
yo he recibido las balas y he gritado libertad
he sido bruja y he sido puta
he sido ramera y monja.
Mi cuerpo ha sido una cárcel,
una tortura interminable,
pero mi alma es fuego
y mi voz es mas poderosa que el viento.
Yo ya no quiero.
martes, 4 de febrero de 2014
Que se joda la poesía
Que se joda la poesía, yo te elijo a ti.
Que se queme la nieve, yo me quedo con tus manos.
Que se acabe la canción mas hermosa, yo me grabe tus acordes.
Que rompan todas las pinturas, tu rostro es mas hermoso.
Que las balas se exploten, yo me quedo con tu sonrisa.
Que el alcohol ya no ahogue las penas, yo quiero tus labios.
Que el aire se quede sin oxigeno, total, yo respiro de tu piel.
Que se terminen los felices para siempre, yo solo quiero media noche.
Que se revienten mis cuerdas, enredare mis dedos en tu cabello.
Que me quede sin notas, yo cantare con tu voz.
Que se vayan al demonio los atardeceres, yo observare tus ojos.
Que se acabe el té de las mañanas, yo despertare en el calor de tu pecho.
Que las luces se apaguen, yo me quedo en tu cama.
Que se joda la poesía, tu te iras algún día.
Que te jodan, yo mejor me quedo con la poesía.
Que se queme la nieve, yo me quedo con tus manos.
Que se acabe la canción mas hermosa, yo me grabe tus acordes.
Que rompan todas las pinturas, tu rostro es mas hermoso.
Que las balas se exploten, yo me quedo con tu sonrisa.
Que el alcohol ya no ahogue las penas, yo quiero tus labios.
Que el aire se quede sin oxigeno, total, yo respiro de tu piel.
Que se terminen los felices para siempre, yo solo quiero media noche.
Que se revienten mis cuerdas, enredare mis dedos en tu cabello.
Que me quede sin notas, yo cantare con tu voz.
Que se vayan al demonio los atardeceres, yo observare tus ojos.
Que se acabe el té de las mañanas, yo despertare en el calor de tu pecho.
Que las luces se apaguen, yo me quedo en tu cama.
Que se joda la poesía, tu te iras algún día.
Que te jodan, yo mejor me quedo con la poesía.
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