martes, 18 de febrero de 2014

Yo lo hice a él

El en realidad no escribía tan bien, ni sabia mucho de sentimientos y apenas conocía el dolor de un "Adiós" nocturno. Pero yo ya había hecho un poeta de él y le había adjudicado libros y versos y tardes que el nunca podría describir, porque él no sabia observar.
El nunca aprendió a dibujar, ni siquiera podía dibujar un gato feo, no sabia como utilizar los lápices y no apreciaba la pasión del 'blanco y negro'. Pero yo ya había hecho de él un pintor y dibujante con experiencia, ya le había creado museos enteros y me asombre a mi misma con cada trazo que él no podría hacer.
El era un fanático de los paisajes, pero nunca supo valorarlos sin unos labios que besar, aunque estos no encajaran en su boca. El es mediocre y jamas espero mucho para llamar 'amor' al primer par de piernas bonitas que le sonrieran insinuantes y baratas. Pero yo ya lo había convertido en él mejor fotógrafo de la ciudad aun sabiendo que no tenia idea de las composiciones de recuerdos a los que tenia que recurrir en caso de derrumbe.
El ni siquiera cantaba tan bonito para dejarlo hacerse de mi corazón, ni siquiera era lindo en absoluto, no sabia como hacerme temblar las piernas y titubear los labios lo suficiente para que me atreviera a calarlos con los suyos. Pero, como gilipollas, yo hice de él el mejor cantante y músico que había en mi lista de reproducción, hice de él un adonis de bajo mantenimiento, lo convertí en terremoto aunque ni siquiera eso merecía, e inventé la historia de cómo nuestros labios encajaban perfectos.
Y como todo en el, todo lo bonito que tenia. Era mío.
Yo le di alas cuando él ni siquiera estaba hecho para volar, yo le di voz cuando él no sabia que decir.
El era mi creación, y a la vez mi destrucción. Pues también a él le di mi corazón cuando sabia que el no tendría donde guardarlo.
Creo que al final terminé enamorándome de mi, de mi hermosa idea de él, de mi necesidad por sentir algo que no fuera frío.
Terminé observando como otras caían en la trampa que yo había hecho de él. Terminaron enamorándose de la maravillosa idea del chico poeta sensible, imaginaban ansiosas las tardes con canciones al oído. Y al igual que yo lo hacia, ellas también terminaron esperando tanto que solo podían vivir de inventarlo a él.
El no es mas que un montón de cuentos bonitos, pero él no se sabe de memoria para darle justicia a la historia.
Y otras también lo aprendieron a golpes de invierno. Que él nunca seria mas de lo que es, que él nunca se podría fusionar con las ideas de amor. Que él siempre tiene la boca llena de palabras vacías que escuchó en otro poeta.
Y todas se fueron.
Y yo me quede inventándolo, esta vez con otro nombre y con otros tiempos.
Yo lo hice a él, pero él nunca supo supo hacerme de él, como yo lo hice de mi.

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