viernes, 21 de febrero de 2014

Bonitos desastres los tuyos.

Me estaba mirando, mucho antes de que yo volteara por primera vez. Le vi leyendo mi libro favorito, eso fue lo que me hizo mirar. El esperaba el mismo tren, pero ambos sabíamos que nunca pasaría, porque aquí a personas como nosotros no se nos pasan esas oportunidades.
Yo sabia que el estaba tan roto como yo, basto con mirar la manera en la que llevaba su abrigo, como armadura. Y por un momento me sentí valiente y pensé que sonreirle no seria mala idea, pero no lo hice.
El se acerco, ni siquiera me dio una sonrisa, el no podía darlas. Pero fue, y aunque su boca no estaba llena de promesas tenia un pequeño "Hola" dibujado.
Compartimos el mismo vagón a casa, ambos con frió y soledad en las manos. No supe que paso después, solo supe que jamas encontraría mi camino de regreso, que me quería quedar ahí aunque fuera en silencio.
Y después de unos meses sin hablar demasiado me sonrió y yo por primera vez en mucho tiempo deje que se me escapara una risa. Le mire con algo de miedo, me temblaron las piernas cuando me beso la mejilla por primera vez, y me entro pánico al encontrarme pactando un "jamas diremos Adiós" porque a el también le daban terror las despedidas.
Cuando compartimos el primer café me sorprendió al ordenar por mi, porque nunca nadie lo había hecho, porque nadie supo que era lo que mas me gusta, y el de alguna manera supo lo que yo quería. Sonreí sin que el lo supiera, sin que nadie lo notara, pero no pude evitar que mis mejillas se enrojecieran por primera vez en mucho tiempo.
La primera vez que acaricio mi cabello lo hizo de una manera tan torpe que todos se podían dar cuenta de que le temblaban las manos y se topo con un par de hojas secas que alguien mas había dejado y las quito sin prisas. Ahora no tuve miedo y le bese en los labios, y el me beso sin titubeos y borro cualquier apellido que antes se hubiera alojado en ellos.
La primera vez que la noche nos encontró juntos hablábamos a 5 centímetros de distancia y apenas con un hilo de voz que suturaba todas las heridas que me guardaba bajo la piel. El solo me tomo de la mano y esperó a que cerrara los ojos y sonreía al escuchar mis incoherencias.
¿Cómo no me iba a enamorar de él si le caía el cabello en el rostro de esa manera tan extraña?
Le conocí todas las cicatrices y las heridas que aun no sanaban, le vi cuando sus ojos se llenaban de lagrimas, le vi romperse y ser el mismo frente a mi, con miedos pero mas valiente que nunca.Y también le vi sonreír y cantar en otros idiomas todas mis canciones favoritas, e inventarse poemas que no rimaban mientras conducía, porque sabia que a mi me gustaban esas cosas, me dejo ver su cuaderno de dibujos y no mentía al decirme que yo era mejor, pero no me importo.
Me dejo leer su colección de libros y me dejo tocar su guitarra, me pidió cantar sus canciones favoritas "solo para recordarlas en mi formato". Y me enamoré de el, de todos sus desastres, de nosotros juntos.
Me enamoré y ese es uno de los mas bonitos desastres que comparto con él.

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