miércoles, 21 de julio de 2021

She used to be mine



No me preguntes qué pienso de ti 

porque no me atrevo a mirarte a la cara, 

no puedo sostenerte la mirada. 


Haz cambiado tanto 

que me es imposible dirigirte la palabra 

y no sabes lo que esto duele. 


Nada salió como esperábamos, 

no sé si eres tú quien me dejaste atrás 

o soy yo la que terminó huyendo.


Tú y yo nunca fuimos compatibles. 


Entre tú y yo siempre hubo un abismo de mentiras, 

las que tú me contabas para dormir 

y las que yo te inventaba para despertar. 


Tú y yo nunca como constelación. 


Tú y yo somos como dos asteroides 

destinados a colisionar, 

pero separados. 

Nunca tú y yo, 

pero por alguna razón… 

siempre. 


Tú y yo somos dos fenómenos de la gravedad.


Llevas una tristeza tan grande 

que te la tienes que tragar 

con agua de limón con 10 kilos de azúcar 

para no saborear el ácido que te devora. 

Ahora tengo quemaduras 

que prueban la existencia de ese ácido, 

jamás me lo vas a perdonar 

y yo tampoco te voy a perdonar la sangre, 

porque ojalá poder describir el dolor de las heridas 

cuando las sabanas se pegan a tu piel, 

que vergüenza despertar entre navajas y antiácidos.


Tantos te llamaron rompecorazones 

que se les olvidó preguntar qué tan roto estaba el tuyo, 

yo sí me di cuenta, 

pero no dije nada. 

Tienes el corazón tan roto 

que cuando traté de abrazarte en aquel aeropuerto 

me atravesaste la garganta

y desde entonces este dolor no me deja hablar. 


¿Cuántas veces has querido hablar y nadie te ha escuchado? 


¿Cuántas veces rogaste morir 

y los demás solo te dieron una palmada en la espalda 

que con lo cansada que ibas te tiró al suelo?


¿Por qué estamos aquí ahora 

si prometimos jamás volver 

a la cueva de los monstruos? 


¿Por qué todo lo que estaba enterrado 

regresa para arrancarnos la piel? 


¿Acaso alguien podrá entender lo que no me atrevo a escribir?


Hace tanto que quería escribirte, 

pero no podía hacerlo. 


Ojalá pudiera escribirte otro final, 

uno feliz, 

uno en el que la protagonista se sienta en medio de un río congelado 

a escuchar por fin su propio latido 

y sabe que todo estará bien. 


Pero este no es el final que yo quería, 

supongo que la vida tiene esa forma extraña de engañarnos, 

este dolor no lo tenía planeado.


Estoy desapareciendo 

y ya no nos reconozco. 


Quiero pedir ayuda 

pero no puedo señalar donde me duele, 

quizás es que hemos convertido este cuerpo 

en una zona de guerra. 


Lo único que tengo es a ti y te odio. 


Te merecías algo mejor,

merecías salvarte. 

Merecías ser la chica que sobrevive 

al final de la película, 

la que mata al asesino.


Te he fallado. 

Nos he fallado. 


¿Alguna vez me lo podrás perdonar? 


¿Nos queda aún tiempo para hacerlo? 


Pienso demasiado en cosas que terminan, 

en la mortalidad de nuestro cuerpo. 

Reímos demasiado para estar tan tristes 

o quizás por eso reímos 

porque no queremos afrontar la tristeza.


Ojalá hubieses vivido… 

ojalá alguien se hubiese enamorado de ti 

lo suficiente para querer quedarse, 

ojalá alguien te hubiese amado 

lo suficiente para no dejarte sola por las noches, 

para preguntarte cómo estás 

e intuir que esa sonrisa lleva años sin significar algo. 


Ojalá en otra vida seas feliz 

y te amen tanto 

y te lo demuestren 

que no te quede ni un solo hueco 

para albergar la oscuridad, 

ojalá que en esa vida no existan los monstruos 

y tu cuerpo solo sea tuyo.

 


lunes, 9 de diciembre de 2019

2019 AKA un año de mierda.

Se ha hecho costumbre agradecer cada fin de año, por las cosas buenas, las cosas malas... las aún peores. Hay algo dentro de mi que cree que agradecer es dejar ir. Digo 'Gracias' como una forma de estar en paz con mi pasado. No estoy en paz con mi pasado. 2019, no estoy en paz contigo.

No tengo nada que agradecer. No quiero agradecer NADA. Estoy enojada. Y no quiero esforzarme en que no se me note. Que se note. Joder, que se me note que estoy cabreada. Estoy en mi límite.

Este año se acaba. Y ya, que yo soy consiente de que aún quedan semanas para dar el grito de Año Nuevo y abrazar a todos como si no nos doliesen las costillas, como si no nos hubiesen clavado un puñal por la espalda cuando pretendían consolarnos. Yo acabo con este año. Acabo con este año antes de que él lo haga conmigo. 2019, te doy por terminado.

Eres un número horrendo: 2   0   1   9. Debería darte vergüenza. Me das asco. Ojalá pudiera borrarte de mi memoria.

Enero, fuiste un mes que prometía demasiado. Debí haber visto los hilos cuando pretendías volar, pero me dejé engañar, me dejé deslumbrar con tus hermosos cumpleaños y me hiciste creer que el horror había terminado. Prometiste que la quimioterapia, las radiaciones, los días enteros en el hospital, las salas de espera fuera del quirófano... me prometiste que habían acabado, que ya estabamos a salvo, que, por fin, podría respirar. Mentiras, mentiras y mentiras.

Febrero, no mereces llamarte el mes del amor, eres el mes de las noches en vela en salas de urgencias, el nudo en la garganta, las miradas de condescendencia de los médicos. Me dejaste clavada la palabra 'metástasis' y para lo bonito que suena es una hija de puta que consume todo a su paso. Lo único que dejaste son ecos de conversaciones con términos que no quiero comprender: cáncer, inoperable, mortal, tumor, convulsión, psicosis, parálisis, terminal.

Marzo... ay marzo... si pudiera borrarte del calendario lo haría, te extinguiría. Que le den por culo a la primavera, pero que no llegues. ¿Por qué me quitaste a mi hermana? ¿Por qué fuiste el mes más frío del año? Ojalá el próximo año te deje en la repisa, olvidado, empolvado para pudrirte en la miseria. Te lo mereces. Mereces que en todas las escuelas te prohíban.

Abril, tan igual al anterior... me viste en el lodo y hundiste mi cabeza hasta llenarme los pulmones de porquería. Te llevaste a mi abuela, de golpe... mientras yo dormía por primera vez en toda mi vida. Te la llevaste. Te la llevaste. Te la llevaste, cabrón. Pero no fue suficiente, ¿verdad? Tenías que llevarte lo demás. Tenías que dejarme con las manos vacías. Alejaste a todos de mí, me convertiste en un monstruo enfermo de dolor, me infectaste la herida. Me dejaste tirada en en el asfalto pudriéndome, me observaste desangrarme, te reíste en mi cara. Me convertiste en un fantasma de mí misma.

Mayo, maldito traicionero. Eras lo único que me quedaba, confiaba en ti, confiaba en que llegarías a abrir las ventanas, prender las luces y hacerme soplar velitas de cumpleaños. Puse demasiadas expectativas en ti y lo único que obtuve fue un asiento en primera fila a mi olvido. No le importó a nadie, no le importé a nadie. Susurraste a mi oído cosas tan horribles que aún no me puedo convencer de no creer, dejaste esos pensamientos enterrados en mi subconsciente. Fuiste el puñal que me hizo caer.

Junio, sabías que estaba completamente sola y no me dejaste. Justo cuando no había nadie las trajiste de vuelta... las voces, regresaron todas. ¿Te lo debo agradecer? ¿Debemos agradecer el golpe que devuelve el hueso a su lugar aunque te desgarre los músculos? La cura a veces es también la enfermedad.

Julio, Agosto, Septiembre... ¿qué pasó con ustedes?, ¿por qué no los puedo recordar? Quiero pensar que es mejor así, no tener recuerdos de ustedes, no saber el daño que dejaron. Quizás hay un límite también para el dolor, quizás llega un punto en el que no nos pueden lastimar más. Ojalá.

Octubre, bendito Octubre, bendito. Sí, es verdad que existe la luz al final del túnel. Tú fuiste esa luz, fuiste una ventana... del décimo piso de un edificio abandonado. Y cuando las voces se hicieron más fuertes, cuando empezaron a gritar... salté. Pero tienes tus sortilegios, no dejaste que me estrellara contra el pavimento. Me abrazaste con una estancia de lujo en el área de psiquiatría. ¿Sabes a quién quería ver al despertar? Sí, a él, pero no estaba ahí. Y entonces lo supe: ya había perdido a todos. Subestimé tu poder, incluso hiciste que mi madre me abandonara. Así empezó la verdadera locura: sola, completamente sola.

Noviembre, por algo eres el mes de los muertos y no pude haber encajado mejor en tu temita. Las calaveras siempre sonríen y yo perfeccione el truco de sonreír enseñando todos los dientes, incluso los convencí a todos de que estaba mejor. ¿Dónde está mi premio por ser la mejor ilusionista? Pero la chispa se agota y tras el telón las calaveras solo somos muertos y los muertos solo son fantasmas, y ¿qué hacen los fantasmas en su tiempo libre? Fácil, eso lo aprendí desde pequeña: vagan en lugares abandonados, lloran lagrimas invisibles y gimotean donde nadie los pueda escuchar mientras olvidan poco a poco quienes eran cuando vivían.

Solo me faltas tú, Diciembre... pero no quiero hablar de ti. Esto termina contigo. No te voy a permitir seguir con este juego de retorcerme la mente hasta quebrarla. ¿Sabes que es esto? Es tu fin y el inicio de mi tiempo fuera, me pido este tiempo. Tú no existes más, aquí te acabas.

Así que,
2019,
vete a la mierda.


miércoles, 9 de octubre de 2019

M. De MÍO.

En respuesta a Tuyo.

(Si no me sacaba esto de las tripas se me hacía una fiesta de vísceras podridas. Ahora llego justo a tiempo ¿no lo crees?)

Esta vez me sale del coño escribirte 
lo hago porque ya estoy acostumbrada,
devuélveme los años
o el daño, para ya no acordarme de ti
para que me dé asco verte.

Te escribí algo hermoso y hoy ya no significa nada,
(me sigues doliendo)
Incluso escribí un libro con las cosas que no supe decir
(nunca me voy a atrever a publicarlo
pero cuando lo haga ya no dolerás).

Amigos tengo pocos,
por no decir...
                        ya ninguno
llegue a creer que eras mi persona
espera...
te DIJE que eras mi persona
(¿Algún día fui la tuya?)
ahogue al resto en un mar
y supongo que me ahogue a mi con ellos.

No te mereces ninguna de mis palabras
y sin embargo,
aquí están,
todas TUYAS,
¿algún día lo dejaran de ser?
¿yo merezco alguna de tu parte?
¿o seguirás bloqueando la línea?

(Te aviso: voy a cambiar de número)

Nunca perdí la esperanza
(ella se me murió y jamás acudiste a su entierro)
de abrir los ojos
y al pie de esa cama de hospital
ver tu rostro.
Y dolió.

Ahora estoy tirada yo en este rincón del mundo
es MI rincón,
no me vengas a hablar de tu vida
a inventar excusas,
a hablarme de trabajo,
dime que no quisiste,
dime que no me quieres
(por favor, termina de encajar la daga).

No quiero saber nada sobre tu primer gol,
lo sentí,
yo era la pelota.



Yo fui el jarrón de porcelana
que se enamoró de un balón de fútbol.



Y mira como acabo...
estrellada.

Y tú sigues teniendo la cara del niño que hizo la travesura.
Rompiste la pecera
y dejaste morir al pez
ahogado entre cristales.

No quiero verte nunca más
(por favor, no me dejes)
preferiría desaparecer del mundo
a pasar un solo día contigo
haces que me entren ganas de no ser persona.

No eras tan buen jugador después de todo
perdiste el partido
porque la(s) pelota(s) la(s) sigo teniendo yo
que poco abarcas para lo mucho que arruinas.

"Ojala nunca olvides
que entre las gradas
existe una persona..."
a la que decepcionaste mucho.

¿Sabes qué pasa al terminar el partido?
Las luces se apagan
y los hinchas nos quedamos en las gradas
aguantando el frío.

Qué fácil te llevaste mi risa
qué poco nos duró la victoria
qué rápido rompimos el trofeo.

Fuiste el peor partido de mi vida
y yo sin enterarme,
debo aprender más de esto.
No quise ver la derrota,
pero ya se veía venir.

¿Te conté que me costó más de 3 años aceptar que debía salir corriendo?
A veces no vemos la bala
hasta que sentimos el disparo.
Yo tenía el disparo en el pecho,
sentía la calidez de la sangre,
me negué a la atención médica
y todavía te quería.

Te necesitaba.

Te necesitaba porque eras lo único que tenía.

Un día te dije que nunca te cortaría las alas,
y no lo haré,
pero tu ausencia ya mutiló las mías..

Podría ser peor,
decirle a todos que eres una mierda,
decirle a tu novia que tiene unos cuernos preciosos,
ponerles nombres...

Podría ser peor,
pero ya no me interesa.


Esto no es por tu cumpleaños,
porque ese ya no lo celebraré.




Esta es una despedida.

¿no me ha quedado preciosa?




Púdrete.



lunes, 24 de junio de 2019

Chernobilita



Será que soy la pequeña hija  
de un desastre nuclear 
o que me duelen 
extremidades fantasmas
y el único fantasma aquí
tampoco quiere 
compartir conmigo
casa embrujada.

Me siento como orificio de bala
pero hago más daño que una bazuca
no tiene sentido 
llorar el daño que me hicieron 
y terminar causando 
uno peor. 

Todo lo que toco…
perece,
se marchita,
desaparece huyendo de mi vida
a cinco patas
en estado de intoxicación.

Soy la parte del elefante 
que lleno de serenidad 
se dirige al cementerio 
y se pone cómodo  
a un lado de los cadáveres 
de los hijos  
que nunca tendrá. 

Creé una atmósfera perfecta,
un refugio infranqueable
donde morirme de miedo 
sin causarlo.

Mi bosque rojo
me protege del exterior,
me regala un otoño infinito
y así nunca me entra frío.

Mis criaturas mutantes
me adoptan su madre
y yo los amo 
como si los hubiese parido.

Quiero pedir perdón
y perdonarme,
acogerlo como un regalo,
atesorarlo.

Quiero reconocerme  
residuo radiactivo 
abrazarme fuerte,
y prepararme un baño caliente
con burbujas de manganeso.

El suplicio 
siempre ha sido  
efecto colateral 
de la colisión 
de dos seres tóxicos. 


Nunca dejaré de amar 
a mi infinita Fukushima
pese a que me obligase a abrir los ojos
mucho antes de que saliera el sol.

Siempre voy a recordar
como a un disparo de vida
a mi invicto Siberia
llevo su cicatriz en el costado
y los ríos eternos de ámbar
que hizo correr en mi desierto.

Adoraré por el resto de mi vida
a mi autárquica Mayak
aunque sus explosiones me apunten
le quiero como mi hermana
padeceremos juntas la radiación
y después dormiremos juntas.

Amo con mi existencia 
a todos mis pequeños tóxicos, 
a mis accidentes radioactivos. 

Les llevo dentro como cicatriz,
de esas infantiles 
que te haces jugando.

Les quiero con la vida, 
aunque,  
quizás, 
esta no me alcance 
para decírselos. 

martes, 18 de junio de 2019

Refugio temporal

He aprendido que mi enfermedad consiste en la incapacidad para ser feliz y hacer felices a los demás.
Eso no impide que busque la felicidad.
La busco, la busco, muchas veces la busco.
Muchas veces no.
Muchas veces no tengo fuerzas.

-Angélica Liddell



Si existen sombras es que aún hay luz 
y ojalá esta no esté al final de ningún túnel.  


Volví a abrir las ventanas de par en par, dejaré entrar toda la luz que pueda; hace tanto tiempo que mi piel no recibe los rayos del sol que ya la puedo confundir con mis folios.

Vuelvo a mi ciudad en ruinas, convenciéndola de que es más hermosa que Roma al revés. Vuelvo a mi hogar abandonado y se siente como si mi cuerpo se llenara poco a poco de agua templada.

Me arrastro rogando sombra entre los escombros y construyo paredes a base de tierra estéril y saliva, estoy cansada de vivir con tanto puente inestable por delante y no tener donde dejarme caer por las noches.

Posiblemente tengo miedo de echarme a andar y que en la próxima desviación solo haya un muro de recuerdos y rostros borrosos sin nombres.

Quizás esta presión en el pecho es una prisión, una jaula que construí con mis costillas para encarcelar un corazón correcaminos con complejo de locomotora por terror a quedarme viéndolo huir fuera de mi cuerpo con las piernas inmovilizadas de abatimiento y decepción.

Posiblemente sea que ya estoy muy cansada, que hoy no hay abrazos que me hagan reventar esta soledad… que estar sola nunca se trató de no tener a nadie con quien compartir insomnio, el problema está en no querer despertar por no querer mirarse en el espejo, porque ahí el reflejo ya no nos resulta familiar, tenemos un perfecto extraño viviendo en nuestra piel. 

Aunque parezca que ya no hay consuelo, aunque se sienta como si hubiésemos perdido todo… debemos amarrarnos las tripas y recolocarnos los huesos rotos, aprender a respirar a través de trajes protectores.

Hay días en los que tengo razones de sobra para dejarme morir de insolación… pero hoy solo tengo una para arrastrar mis pies de cartón un kilómetro más, solo uno más, siempre uno más… hoy sobre el charquito de lágrimas frente a mí me miró una niña que alguna vez subía resbaladillas al revés solo porque podía hacerlo.

Tengo razones para rendirme,
dejar que los buitres me coman las entrañas,
observar el sol hasta la ceguera,
pero mi niña quiere salir corriendo,
mi niña aún busca su estrella.


Solo hacía falta una razón. 


Y es ella. 



jueves, 6 de junio de 2019

Fukushima



Hoy soñé que me moría
sin despedirme de ti,
casi me mata la pesadilla,
pero recordé pellizcarme.

Después de espabilar el susto,
caí en la horrible cuenta
de que lo peor no sería morirme
sin despedirme de ti,
lo peor sería que tú lo hicieras
antes de que yo pueda decirte
todo lo que te quiero.

A veces quisiera llenarte el corazón
de chocolate caliente
para que nunca se congele
como todos mis relojes,
pero quizás sea imposible
que te quepa más dulzura en él.

Hoy quise romperle la nariz a la muerte
para que no se atreva a aparecerse en tu puerta,
pero se ha burlado en mi cara
antes de que pudiera negociar
mis años a cambio de tus manos.

Mi fragilidad humana
compite con mi terror a perderte
y se me hinchan los nudillos
de enzarzarme con el tiempo.

Es tan injusta tu mortalidad,
te llevarás la primavera contigo
y también mi voz,
no la quiero si al llamarte
ya nunca me encuentran tus ojos.

Cualquier día de estos
cambiaría la paz mundial por tu sonrisa
y mi vida
por la tuya.

Eres mi supervivencia
en medio de este Armagedón.
Si existe la cura a todas las plagas
lleva tu nombre.

Hoy de nuevo cerraré los ojos
con el miedo a que te acabes,
mamá,
ojalá el día durara para siempre
para que la pesadilla nunca empiece.

Me duele el corazón
cada vez que imagino
que el tuyo deja de latir.

Entonces
ninguna caja de música
va a conseguir
que vuelva a dormir.

lunes, 20 de mayo de 2019

Revancha



Tengo boca 
no hablen por mí. 

Si no la abrí antes
fue por respeto a sus muertos
pero se están metiendo con los míos
y a mí no me gustan esos cuentos.

A mí no me digas que no puedo
soy la niña que dejo de dormir
para cumplir sueños
y observarlos pesadillas.

Tengo los cojones
que ustedes nunca tuvieron
para dar pasos de gigante 
con patas de araña. 

A mí no me digas que no puedo 
que por poder te llevo entre las piernas 
y te pongo a mis pies, 
pero siempre me ha dado asco 
la mierda en los zapatos.