Y si, así hay días. Como hoy, como ayer. Que yo por mas veces que me caiga aun no aprendo a levantarme, ni bien, ni bonito, ni de la manera segura. Yo me levanto dando traspiés y dándome de bruces de nuevo contra el suelo.
Que hay días como hoy en los que quisiera mandar al diablo todo, a todos, o que a mi me manden directo al infierno. Sí, al infierno, porque a mi el cielo nunca me vino bien, nunca me hicieron hueco ahí y mucho menos en un día como hoy, en que soy todo un demonio maldito, pero sin alas.
Y que si, que yo estoy aterrada y tengo frío, y pesadillas, y un insomnio que parece se ha enamorado de mi. Pero aquí estoy, como ayer, y tal vez mañana sea igual que hoy, que el día anterior. O tal vez no, o tal vez no tanto. Tal vez mañana no sea como hoy, o no haya tantos juegos de asar, ni tantos reemplazos definitivos. Tal vez mañana a alguien le importe y venga a reparar las goteras que dejaran las ultimas lluvias de invierno, pero algo me dice que para eso falta mucho.
Yo ya estoy enferma de tanto correr en círculos, de no encontrar un fuego al que arrimarme sin terminar con quemaduras de segundos expuesta; de no poder vomitar sin arrojar mi corazón sin poderme limpiar de todos los sentimientos que se caducaron, que se han intoxicado con tantas mariposas muertas.
En un día como hoy hay demasiadas cosas que no tienen sentido, pero con algo de suerte siempre la locura me salva.

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