jueves, 6 de marzo de 2014

Jugar a ser princesa

Nunca hable de mi por miedo a empezar a hablar de otras personas, por miedo a que en realidad se dieran cuenta de que soy menos fuerte de lo que aparento.
Me deje de lado tantas veces que me empece a desconocer, empece a inventarme mundos y empece a desarrollar un cierto miedo a que alguien notara que tenia la mirada perdida incluso cuando conversaba.
Me aloje en el invierno mas de lo debido y utilice de armadura los suéteres para defenderme del frió en el que me había convertido, para salvarme de la tormenta que había dentro de mi aunque yo era toda calma.
Creo que nunca pude huir del todo.
Y la tormenta estallo en mis brazos, me destrozo el corazón; no, yo me destroce por pasatiempo, porque era mas fácil sentirme rota a tener que juntar las piezas.
Hice trampas en el rompecabezas de mi vida, me rompí las piernas y después me deje caer y me perdí. Cuando quise encontrarme no me reconocí en el espejo, y este no me trato muy bien.
Jugué a ser fuerte cuando estaba vacía, me creí princesa y solo era un fantasma... y empece a llorar al darme cuenta de mi necesidad de vomitar esperanzas caducadas, de dejarme los sentimientos crecer en los brazos para después cortarlos de raíz y dejarlos escaparse por mis venas y estos solo me dejaban la piel teñida de miedo.
Todos mis monstruos cantaron "perfección", y me visitaban por las noches contando mis errores uno a uno, colocando números en mi ojos, revolviendo mi mente hasta que también olvide olvide como decir "no estoy bien".
Deje que los demonios destruyeran los cuentos de hadas, me ofrecí a los lobos y no grite cuando estos tomaron la primera mordida. Me convertí en dragón he hice de mi corazón la torre, pero nunca hubo princesa. Me deje caer al abismo y después de varias pesadillas yo también me convertí en una, una sola y fría pesadilla.
Y lo que nadie te dice es que no hay cura mágica, que no hay manera de asegurar los deseos. Que cuando te pinchas el dedo o comes de la manzana un beso no te despertara, y ojala fuera cierto, pero las cosas no son así y por desgracia o suerte, o yo qué se, tienes que aprender también a salvarte, y eso es lo que da mas miedo.

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