sábado, 15 de marzo de 2014

Ojala que sepa convertirse en playa.

Hace tiempo escuche que el tiempo se escapa como la arena entre tus dedos. Me ha resultado tan bonito, pero no quise que tu te acercaras a la playa.
Me engaño repitiéndome que siempre te tendré a mi lado, pero tu te me estas yendo y yo no puedo hacer nada. Me dicen que debería decirte que yo no podré vivir sin ti, pero al menos en esto quiero ser sincera. La verdad es que yo podré vivir sin ti, tal vez incluso será lo mejor, tal vez me tropiece con alguna persona agradable que sepa como robarme las sonrisas como lo hacías tu, tal vez hasta mejor.
Me cruzó por la mente que tal vez encuentre a alguien como tu, pero ahora que lo imagino, yo no quiero a alguien como tu, pues en cualquier otra persona tus costumbres me resultarían imposibles de amar. Ojala yo no encuentre a alguien como tu, ojala no se parezca en nada a ti, que ni siquiera hable nuestro idioma, que no sepa que los atardecer nos resguardaron, que odie las mañanas, que me odie los lunes y me ame el resto de la semana. Ojala que no se vaya, que no pretenda regresar con escusas baratas, que no intente venderme canciones corrientes y fuera de tono. Ojala que no me quiera como lo hiciste tu, que me quiera mejor, no más, pero mas bonito.
Ahora te me escapas como la arena, y  no pretendo encerrarte en mi pecho, te dejo libre porque es lo que siempre me gusto de ti. Yo te amo en libertad, a distancia, o a mi lado, en susurro o a carcajadas. Te amo porque jamas intentaste que lo hiciese, aunque lo querías. Aprendí a desear verte en tu formato, en formato secreto. Aprendí a querer lo que no eramos, me llegue a encariñar de nuestra ausencia.
Amarte me lleva a pensar que mis demonios nunca se fueron del todo, y creo que tu ya lo sabias. Te hiciste amigo de todos mis demonios, les sonreíste, les hiciste mas bonitos. Ojala que nadie mas sepa quererles, ojala que les odien, ojala que esta vez se atrevan a odiarme. Ojala que sus ojos también se vuelvan arena para que se cuelen en mi corazón, para que se queden en mi desierto. Ojala que su piel también se me escape por los dedos, ojala que tal vez desaparezcas con lo que queda del invierno y que esta vez ya no vuelvas.

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