lunes, 21 de octubre de 2013

La chica que me llena los insomnios

Que si puedo hablar de ella me mudo al instante a sus labios.
Que me escondo en sus rizos porque me muestran el camino a su espalda.
Y cuando conduzco por las calles sólo ella se me aparece en el retrovisor.
Y que me he vuelto poeta desde el momento que ella cruzó esa puerta.
Ella encontró la manera de quitarme las prisas y las ansias, y se coló en los rincones más escondidos de mis letras.
Ella de alguna manera me encontró a mi y se adueñó de eso que creí haber perdido.
Que desde que la conocí ya no soy mía, soy tan suya como mi insomnio cuando no está.
Ella es la mejor almohada que puede velar mis sueños, porque es mejor soñar en sus brazos que perderme en cualquier tequila.
Ella me enseñó que la luna es mejor a las 2 de la mañana siempre bajo su piel y que el sol se veía mejor cuando se colaba por su ventana y bañaba su cuerpo desnudo.
Ella sonríe cada vez que toma un sorbo de café y me dice que la luz sólo es otra parte de la noche y me lleva de la mano de regreso a la habitación donde me aprisiona en la cama y me encierra en su colchón.
Jamás quisiera dejarla pero el mundo se me escapa de vez en cuando y tengo que aterrizar en la cordura que me queda y que se ha llevado ella.
Que por ella dejo el piano y me mudo de horario, al infinito de sus labios y el fuego que congela mis sentidos en sus ojos.

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