Es imposible no enamorarse de ella.
Ella ríe como el mar, tan incontrolablemente placentera, tan extraña y tan cálida como una noche de invierno frente al ordenador.
Recoge sus cabellos con cierto desdén cuando se levanta, porque a ella le gusta andar de bohemia y se lleva también unas cuantos suspiros entre sus rizos.
Pero eso no es lo mejor de ella...
Lo mejor no lo puedes ver porque es tan especial, tan único que sólo lo puedes apreciar cuando ella toca el piano.
Cuando la veo escribir me hipnotiza y se que irremediablemente se ha adueñado de mi, pero tampoco quiero luchar, me dejo llevar por la corriente que me lleva hasta sus poemas más íntimos.
Sus inseguridades me vuelven loca y me gustaría llevarle un espejo que le muestre que tan hermosa es, pero ella no lo puede ver.
¿La haz visto dibujar la fuerza de los caballos?
¿La haz visto escribir la risa de los niños?
Ni siquiera ella se da cuenta de lo que me hace y no sé cómo decírselo.
Aún no te hablo de sus labios y ya te has enamorado de ella.
Pero no te dejes engañar por ellos que te pierdes el brillo de sus ojos y sería un pecado dejar que el chocolate que rodean esas pupilas se derrita sin admirarlo.
¡A que te has enamorado también!
Ya me habían dicho que era imposible no amarle....

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