martes, 29 de octubre de 2013

No le digas a nadie

Te contaré que sus manos sobre mi piel me hacían temblar y que mis dedos titubean al querer alcanzarle.
Te diría que jamás le dije cuánto le amaba, pero que cada vez que le veía mis brazos luchaban contra mi cuerpo por decírselo.
Por favor no le cuentes a nadie de las noches en vela en las que me pasé dibujando cada rincón de su cuerpo y describiendo la suavidad de su piel.
No hables de las fantasías que he callado y que ahora te estoy confesando, tampoco les digas cuántos lunares le he inventado, ni cuántas veces sus labios me han besado.
No les digas que me pierdo en sus ojos, ésos que me conozco de memoria y que me he estudiado cada mañana.
Quizás además te cuente sobre la curva de sus pómulos, sobre la sombra de su nariz, sobre el brillo de sus pupilas...
¿Te he hablado ya de los rizos de su cabello? Si no lo he hecho te haz perdido de mucho, pues me he quedado a vivir dos años en ellos y he aprendido que un boleto de ida puede ser igual que uno de vuelta si no conoces el destino, pero si el destino es su pelo, sólo consigue uno de ida y jamás pienses en el de vuelta.
Jamás te dejes colgar de la curvatura de sus pestañas pues te puedes quedar encerrada en ellas, pero te aseguro que jamás querrás escapar, pero te podrías perder de lo que ahí mas allá. Te podrías perder el origen de sus suspiros y esa sonrisa tan cautelosa que hace mientras canta, y eso sería el peor infierno.
Así que no le digas a nadie todo esto que te he estado contando, porque no debe saber que yo sigo queriéndole, por favor mantén este secreto y no le cuentes a nadie de lo que te he dicho porque cuando sepa lo que siento podría perderle.

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