El día que te hayas ido mi corazón empezara a convertirse en brújula, apuntara al norte de tus sueños, al destino de mis letras y a una estrella que guía mi cordura.
Cuando te hayas ido mi corazón se ira contigo y con el la sangre en mis venas y el pulso bajo mi piel y los latidos que marcan mi ritmo.
Cuando ya no estés, ya no estaré yo. Ya no habrá viento y no soplara el verano mis deseos.
Cuando ya no sea yo misma, el invierno tampoco seras tu, y el invierno era mi estación favorita cuando estabas en mi horario porque no tenia nada de frío y nada de solo, y no era nada del invierno, era mas bien como primavera, pero ahora hasta esta me va a pesar si tu no estas.
Cuando tu te hayas ido no sabre que hacer con las estaciones, o con los meses, y no quiero contar los meses ni saber que día es si no paso contigo.
Me pesaran las horas y los minutos se tornaran en años y los segundos solo vendrán congelados a quedarse en mi calma sísmica.
Cuando tu ya no estés no quiero que nadie me venga a hablar del destino o de las casualidades o incasualidades del corazón y del fenómeno del amor no correspondido o correspondido con silencios.
Cuando ya no sienta mas tu presencia seré la tumba de un sentido sin dirección, o de un montón de sinsentidos que ya no encuentran tu dirección.
Cuando ya no estés, yo seré. Y dejare de ser todo lo que tu lograste que hiciera, pero seré.
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