Después de tus abrazos el aire húmedo de la playa ya no hace estremecer mi piel y sobra mencionar que tu voz ha tenido mas potencia en mi que cualquier oleaje.
Después de tus labios cualquier rosa es marchita al tacto y me marcho a buscar tus besos en otras bocas, pero me asqueo a las primeras caladas de aire contaminado y recuerdos que me jalan los bolsillos.
He vivido en un silbido desde un eclipse lunar y me he desgastado las emociones de tanto andar en el suelo y de tan poco irte a encontrar.
Me aferre la vida a tus cuerdas vocales para continuar mis 11 vidas restantes a tu lado y ahora el tiempo me quema los caminos porque te me estas escurriendo por mis posibilidades como el verano.
Tengo cristales en el pecho de la ultima explosión y me temo que no podre empezar de nuevo después de tanta destrucción que ha causado tu partida.
Lamento tener que ser yo quien te de la noticia de que he decido cambiar de corazón, pero aún lo puedes tener. Me queda muy poco tiempo para decirte que llevo más de dos inviernos cosiendome las ganas a las alas para no dejarlas caer.
A la mierda la primavera porque esta no trae consigo y mejor que se convierta en verano para que ya no te vayas y te quedes conmigo.
Te dejo la puerta de mi solsticio abierta y la llave de mi rutina bajo tu voz. Quédate con la condición de comernos el amanecer y de gastarnos la luna sin piedad.
Aunque después de que te vayas el sol ya no desatara mi locura y luna como siempre que estés a su lado me sabrá a tan poco que termina siendo un puntito pequeño en el cielo de mis prioridades.
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