miércoles, 4 de diciembre de 2013

Olvidame.

Olvídate de mi, si es que puedes.
Si es que puedes olvídate de mis rutinas y deja de contar los primeros pasos que doy que ya no son hacia ti.
Haz, si es necesario, trampas cada vez que escuches mi nombre y sin mirar atrás finge que el aire ya no te lleva restos de mi primavera y yo haré lo mismo en el invierno, resguardandome del próximo mes en el que, quizás, e irremediablemente te extrañaré más.
Te prometo que si me olvidas ya no habrá más tormentas y aproximadamente te cuento nueve vidas en la almohada.
Si me olvidas la tranquilidad tocara de nuevo a tu puerta y tal vez la felicidad se mude de nuevo a tu piso.
Olvídate de mi y no pienses mas en estos altibajos de emociones, que ellos ya son tan míos como lo eras tu.
Lleva en el bolso unas cuantas gotas del verano y una brisa enfrascada llena de ti, y esas me las quedaré. Pero tu deshazte de la ultima canción que compuse sin guitarra en tu jardín y de ese poema que quedo atrapado en el marco de la entrada.
Te deje preparados tantos planes que solo tu los puedes descifrar y me deje por accidente los rayos del sol de un Viernes y un pequeño barco de papel que atesoraba enredado en el cabello.
Se que cada vez que te ves a ti mismo encuentras un pequeño rastro de mi, lo se porque es lo que me pasa a mi. O tal vez no sepas de que te hablo en absoluto y eso, amor, seria perfecto para ambos.
No sabes cuantos libros he leído para no pensarte mas, pero ellos me han dicho que cada palabra me va a recordar a ti y que acabaré por escribirte o por llenarme del vació por no tenerte.
He dejado de encontrarme a mi sin ti, ya no encuentro mis palabras sin que sean tuyas... y he dejado de pertenecerme porque solo contigo sabia que yo era más mía.
Necesito empezar a sudar recuerdos que solo llegan a congelarme y que por alguna razón me hacen sentir que la próxima vez que vaya a por la caída libre estrellaré mi corazón contra tu pecho destruyéndonos a ambos y, cariño, yo nunca te quise hacer daño.
Creo que si te preguntas que qué sentido llegan a tener estas palabras yo te diría que solo he venido a disculparme, pero ya sabes que yo no puedo llegar a sentir como se debe. Me cargo esta costumbre en la punta de los dedos de quemar las emociones y de hacer el suelo inestable por necesidad a no sentir vértigo, porque me he acostumbrado a caer, y no quiero que caigas conmigo.
De alguna manera tu me salvaste, pero tengo estas costumbres suicidas y estas mañas autodestructivas que tanto me llegan a dar aliento como llegan a desangrarme.
Pero olvídate de mi, olvida mi nombre y borra mi numero y tira mi dirección por la ventana.
Y si un día te acuerdas de mi, piensa que después de soltarnos tu podrás seguir volando.
No importa cómo, y no importa que me odies, y si es posible, ódiame.
Solo olvidame.

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