lunes, 9 de diciembre de 2013

Tu eres la revolución.

A mi me dueles, me duele el mundo. Me dueles, me puedes.
Me duele al igual que a ti al ver nuestro hogar siendo ultrajado por un ser tan egolatra, y egoísta, y cruel.
Se me estruja el corazón al ver como matan a nuestros hermanos y se escudan en sus necesidades que me resulta tan repugnante y vació.
Si tan solo ellos vieran tus ojos como yo lo hago, si tan solo supieran que tu corazón es mas grande que el de cualquier otro ser vivo.
Me da tanta lastima que ellos no conozcan el amor, me dan lastima esos seres despreciables que solo vienen a destruir y a jalarse el cuello del traje y sentirse tan superiores a todos.
Es tan triste que ellos jamas van a conocer el amor desinteresado, la paz, y la belleza de este mundo. Ellos se creen que en realidad este mundo es de ellos, pero no conocen el placer que es pertenecer a un hogar.
Ellos jamas sabrán el fuego que se desata dentro de ti cuando te has librado de las cadenas humanas, jamas conocerán la verdadera revolución al alzarte entre la multitud y gritar tu verdad, sin penas, ni prejuicios, sin crueldades y con la vida vibrando en tu pecho, y los fuegos pirotécnicos que se alzan en el cielo cuando ves sus ojos mirándote y agradeciendo cada segundo de su existencia.
Y no lo hago por ellos, lo hago por ti, porque eres mi revolución. Porque yo soy la revolución de mi madre.
Soy los rayos del sol y las raíces de mis hermanos. Soy los gritos de terror y la sangre derramada, soy el hambre, las lagrimas que surcan sus rostros detrás de las jaulas.
Yo soy la revolución, mi cuerpo, mi boca, mis manos, mis piernas...

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