De escribir se muere y también de no hacerlo. Es un suicidio tan hermoso que nos hemos acostumbrado a etiquetar de poesía, y tan silencioso que solo nos grita por las noches sobre el papel.
Empiezo a abrirme las heridas cada vez que cojo el lápiz y cuando el carboncillo no puede escribir la intensidad de lo que siento me intercambio la tinta por sangre.
Me hubiera gustado ser de las personas que no tienen nada que decir, pero yo tengo tanto en la punta de la lengua que me asusta no llegar a respirar por tantas palabras que arremolino en mi pecho. Aun así puedes escuchar que me muero de asfixia con las palabras que he ahogado.
Y escribiendo descubrí que resultaba mucho mas difícil retirarse del campo sin darse guerra que seguir abriéndose las heridas constantemente. Y mis heridas ya se han acostumbrado a mudarse, y a asentarse más grandes, y a hacerme perder la cuenta.
Me empiezo a sentir como una pequeña coordenada sin dirección y no pude nunca ubicarme en ningún mapa, y jamas he terminado de empezar a sentirme así.
Me encerré a mi misma entre dos paréntesis mentales. Uno ligeramente apunta hacia mi nuca, donde espera a renacer; el otro sigue buscando hacia donde direccionar su pertenencia, y a apuntado ya a varias bocas y también a unas cuantas melodías, pero es tan inestable que solo dedica unas palabras y se muda de nuevo.
Escribir me empieza a resultar una practica un tanto egoísta, porque cuando escribimos no siempre escribimos nombres, aunque sabemos que estos deberían pertenecer a personas, o incluso a pensamientos. He escrito para mi, para no perder la cordura, para no buscar una cuerda o un puente o cruzar sin mirar dos veces.
Escribo porque de alguna manera me hace respirar con más facilidad, aunque irónicamente me robe los suspiros.
Tal vez solo escribo para traer de vuelta a unas cuantas coordenadas que ubique en mi mapa, o que en realidad las dibuje, porque estas personas jamas se quedaron y no quisiera que volvieran. Sigo abriéndome las heridas, y sangrando, y sonriendo... y escribiendo para tocarlas por un momento, porque no quiero que vuelvan si no vuelven para quedarse. Escribo porque jamas volvería a su lado y jamas volvería a vivir su perdida.
Y así es como cada vez que escribo pierdo un pequeño trozo de mi, pero se que esta mejor donde lo he dejado.
jueves, 28 de noviembre de 2013
martes, 26 de noviembre de 2013
Si tu piensas en mi.
Tengo esta fastidiosa costumbre de empezar a aferrarme cada vez mas a algo que esta en constate movimiento, algo tan peculiar y peligroso que solo le puedo llamar amor.
No se a donde agarrarme para no salir volando de nuevo y estrellar mi corazón contra uno de tus muros o contra mis ruinas.
Es patético que tenga que empezar otra canción por decirte que te he echado de menos y lo cierto es que me he echado mas a mi de menos, porque ya no se como empezar a escribir para mi, sin que termines apareciendo.
Me pregunto 9 veces al día si tu piensas en mi, tan solo una vez.
Si tu piensas en mi y notas que dentro de ti que se remueve algo que no conoces o que incluso no quisieras sentir, me gustaría que me llamaras algún día.
Si tu piensas en mi y aun escuece el recuerdo de mis manos en el mas mínimo rincón de tu lado izquierdo, entonces escríbeme y dime que no encuentras la forma de sanar la herida y tal vez podremos ayudarnos, porque aun me quemas, y dueles, y llueves...
Tal vez te acuerdes de mi, y tal vez ya no recuerdes mi rostro, ni mi forma de reír, o las veces que balbuceaba mejores letras. Tal vez solo sentirás un frió extraño en la palma de tu mano, o un silencio que esta lleno de vacíos.
Quiero que sepas que a mi no me ha salido bien nada de esto. En realidad, a mi nada me sale a la primera, sobre todo dejar a un lado tu recuerdo y con suerte deshacerme de el.
Si no ha dejado de doler, solo quiero que sepas que podemos encontrar una forma de hacer que cese, o que por lo menos deje de arder por las noches. Encontraremos la forma de convertirnos en un constante dolor sordo que puede hacernos llorar hasta dormir.
Tu me conoces bien y sabrás que no me he podido dejar atrás todo esto que me revuelve las ganas de abrazarte como aquella noche y es que yo tengo este complejo de acumuladora cuando se trata de los últimos dos años.
Creo que solo quería saber si tu piensas en mi también.
No se a donde agarrarme para no salir volando de nuevo y estrellar mi corazón contra uno de tus muros o contra mis ruinas.
Es patético que tenga que empezar otra canción por decirte que te he echado de menos y lo cierto es que me he echado mas a mi de menos, porque ya no se como empezar a escribir para mi, sin que termines apareciendo.
Me pregunto 9 veces al día si tu piensas en mi, tan solo una vez.
Si tu piensas en mi y notas que dentro de ti que se remueve algo que no conoces o que incluso no quisieras sentir, me gustaría que me llamaras algún día.
Si tu piensas en mi y aun escuece el recuerdo de mis manos en el mas mínimo rincón de tu lado izquierdo, entonces escríbeme y dime que no encuentras la forma de sanar la herida y tal vez podremos ayudarnos, porque aun me quemas, y dueles, y llueves...
Tal vez te acuerdes de mi, y tal vez ya no recuerdes mi rostro, ni mi forma de reír, o las veces que balbuceaba mejores letras. Tal vez solo sentirás un frió extraño en la palma de tu mano, o un silencio que esta lleno de vacíos.
Quiero que sepas que a mi no me ha salido bien nada de esto. En realidad, a mi nada me sale a la primera, sobre todo dejar a un lado tu recuerdo y con suerte deshacerme de el.
Si no ha dejado de doler, solo quiero que sepas que podemos encontrar una forma de hacer que cese, o que por lo menos deje de arder por las noches. Encontraremos la forma de convertirnos en un constante dolor sordo que puede hacernos llorar hasta dormir.
Tu me conoces bien y sabrás que no me he podido dejar atrás todo esto que me revuelve las ganas de abrazarte como aquella noche y es que yo tengo este complejo de acumuladora cuando se trata de los últimos dos años.
Creo que solo quería saber si tu piensas en mi también.
lunes, 25 de noviembre de 2013
Caída obligatoria.
Terminó hablando de los ojalá, de los quizás, incluso de los tal vez que escribía para ver si te encontraba.
Y llegó a hablar de las casualidades, de las posibilidades, de la incapacidad de tenerte a mi lado.
Y ahora me la juego todo, porque esto que escribo me esta matando. Y deberías saber que ya agote mis oportunidades de renacer, y reencarnar ahora no me suena bien.
La suerte fue muy caprichosa y se pavoneo al ponerte en mi camino y después alearse contigo dejando detrás solo la falta de oxigeno y de algo que ya no recuerdo el nombre.
Lo que yo quiero es volver a dibujar tus silencios en la palma de mi mano, pero me quede sin lado izquierdo y el camino en mi palma derecha solo ha escrito que no estas.
He echo las maletas mas de 22 veces y cogí una buena ración de valor del cajón, pero creo que se ha mezclado con los recuerdos. Y así, amor, no se puede vivir.
A estos abismos seria bonito empezar a creer en los deseos, y tal vez podría desearte, pero eso ya lo hago. Lo que en verdad quiero decir es que los deseos no me sientan bien a estas horas, porque me he dado cuenta que mi habitación parece mas grande, pero solo es que estoy más sola.
Empiezo a terminar dándome cuenta que cada vez que te decía que te quería era porque en realidad te quería pedir auxilio, y quería que me salvases, e irónicamente, yo también te quería salvar.
Contamos los pasos antes de caer al precipicio, o antes de coger el metro por enésima vez en este año. Tanteamos a ciegas la caída y tiramos piedras pensando que conoceremos de esa manera un poquito mas nuestro ultimo golpe, y corremos con los ojos vendados hacia el abismo y durante la caída libre tratamos de envolvernos en la bandera de una boca que ya no nos habla más.
Nos vestimos de caos y nos lavamos con lagrimas añejas la cara dejando surcos de lo que pudo ser un buen poema. Y al recordar la caída libre, vemos que no tuvo nada de libertad, que ya estábamos escritos para dar el siguiente paso e inminentemente teníamos que sangrar por la persona equivocada, porque solo así podíamos empezar a calar besos de madrugadas en otra bocas, aunque estas no tuvieran sentido.
Así que no me vengan a hablar de las imposibilidades de sobrevivir a una caída de 365 metros, que yo les diría que llevo un par años cayendo hacia ti, y que lo mas peligroso no es que me estalle el corazón contra el suelo. Lo más peligroso es volver a dejarme caer por simple hecho de toparme contigo.
Y llegó a hablar de las casualidades, de las posibilidades, de la incapacidad de tenerte a mi lado.
Y ahora me la juego todo, porque esto que escribo me esta matando. Y deberías saber que ya agote mis oportunidades de renacer, y reencarnar ahora no me suena bien.
La suerte fue muy caprichosa y se pavoneo al ponerte en mi camino y después alearse contigo dejando detrás solo la falta de oxigeno y de algo que ya no recuerdo el nombre.
Lo que yo quiero es volver a dibujar tus silencios en la palma de mi mano, pero me quede sin lado izquierdo y el camino en mi palma derecha solo ha escrito que no estas.
He echo las maletas mas de 22 veces y cogí una buena ración de valor del cajón, pero creo que se ha mezclado con los recuerdos. Y así, amor, no se puede vivir.
A estos abismos seria bonito empezar a creer en los deseos, y tal vez podría desearte, pero eso ya lo hago. Lo que en verdad quiero decir es que los deseos no me sientan bien a estas horas, porque me he dado cuenta que mi habitación parece mas grande, pero solo es que estoy más sola.
Empiezo a terminar dándome cuenta que cada vez que te decía que te quería era porque en realidad te quería pedir auxilio, y quería que me salvases, e irónicamente, yo también te quería salvar.
Contamos los pasos antes de caer al precipicio, o antes de coger el metro por enésima vez en este año. Tanteamos a ciegas la caída y tiramos piedras pensando que conoceremos de esa manera un poquito mas nuestro ultimo golpe, y corremos con los ojos vendados hacia el abismo y durante la caída libre tratamos de envolvernos en la bandera de una boca que ya no nos habla más.
Nos vestimos de caos y nos lavamos con lagrimas añejas la cara dejando surcos de lo que pudo ser un buen poema. Y al recordar la caída libre, vemos que no tuvo nada de libertad, que ya estábamos escritos para dar el siguiente paso e inminentemente teníamos que sangrar por la persona equivocada, porque solo así podíamos empezar a calar besos de madrugadas en otra bocas, aunque estas no tuvieran sentido.
Así que no me vengan a hablar de las imposibilidades de sobrevivir a una caída de 365 metros, que yo les diría que llevo un par años cayendo hacia ti, y que lo mas peligroso no es que me estalle el corazón contra el suelo. Lo más peligroso es volver a dejarme caer por simple hecho de toparme contigo.
domingo, 24 de noviembre de 2013
Gises de colores
Escuche durante la mañana a un joven poeta decir que el amor no era rutina y después se dispuso a seguir coloreando una pintura sin sentido, algo tan colorido y abstracto que me asqueaba y me hacia sonreír como tu lo hacías. Pero esto no tiene sentido, porque en realidad solo quería hablar de ti.
Te confieso que siempre tengo esta costumbre de hallar la forma de rimar mi día contigo y toda mi existencia en general, en particular, contigo.
Quisiera contarte que hoy cogí de nuevo mi libreta de dibujo, y no sabes hace cuanto que no la tocaba.
Tal vez no recuerdes mi caja de gises, colores, acuarelas, y demás cosas que no siempre utilizaba.
Trate de dibujarte, pero termine perdiéndome en los colores que te rodean. Ese aire bohemio tuyo, que parecía tan amarillo y verde y algo como el atardecer.
Y después de un tiempo mis grafito me gritaron por ser utilizados, y aunque no tenían color me contaron de cuando dibujaron tus ojos y que ese café era su favorito, al igual que el castaño de tus rizos. Entonces me di cuenta de cuanto necesitaba con urgencia la cafeína que estos me proporcionaban para poder sobrevivir a las madrugadas frías del invierno de esta ciudad, porque las sabanas tampoco me apoyan en nada si no esta el rojo de tus mejillas y tus nudillos, o el rosado de tus labios.
Y entonces las hojas empezaron a hablar de la capacidad para enamorarnos con esa facilidad que escuece por las mañanas cuando no tenemos a quien aferrarnos la vida y los primeros minutos de esta.
Y yo termine hablando de la rutina de escribirte, y ya esta. Solíamos decir que siempre hemos querido a alguien a nuestro lado, y tal vez esto se traduzca por pertenecer a alguien, pero yo... yo quería sentirme mas mía, mas propia, mas encontrada... pero a tu lado, y así poder pertenecernos.
Ahora no se porque quería escribirte, pero de algún modo tenia que hacerlo y espero que como todo lo que hago no tenga mucho sentido, que si lo llega a tener entonces deberé detenerme por que como dijo un joven poeta "el amor no es rutina".
Te confieso que siempre tengo esta costumbre de hallar la forma de rimar mi día contigo y toda mi existencia en general, en particular, contigo.
Quisiera contarte que hoy cogí de nuevo mi libreta de dibujo, y no sabes hace cuanto que no la tocaba.
Tal vez no recuerdes mi caja de gises, colores, acuarelas, y demás cosas que no siempre utilizaba.
Trate de dibujarte, pero termine perdiéndome en los colores que te rodean. Ese aire bohemio tuyo, que parecía tan amarillo y verde y algo como el atardecer.
Y después de un tiempo mis grafito me gritaron por ser utilizados, y aunque no tenían color me contaron de cuando dibujaron tus ojos y que ese café era su favorito, al igual que el castaño de tus rizos. Entonces me di cuenta de cuanto necesitaba con urgencia la cafeína que estos me proporcionaban para poder sobrevivir a las madrugadas frías del invierno de esta ciudad, porque las sabanas tampoco me apoyan en nada si no esta el rojo de tus mejillas y tus nudillos, o el rosado de tus labios.
Y entonces las hojas empezaron a hablar de la capacidad para enamorarnos con esa facilidad que escuece por las mañanas cuando no tenemos a quien aferrarnos la vida y los primeros minutos de esta.
Y yo termine hablando de la rutina de escribirte, y ya esta. Solíamos decir que siempre hemos querido a alguien a nuestro lado, y tal vez esto se traduzca por pertenecer a alguien, pero yo... yo quería sentirme mas mía, mas propia, mas encontrada... pero a tu lado, y así poder pertenecernos.
Ahora no se porque quería escribirte, pero de algún modo tenia que hacerlo y espero que como todo lo que hago no tenga mucho sentido, que si lo llega a tener entonces deberé detenerme por que como dijo un joven poeta "el amor no es rutina".
viernes, 22 de noviembre de 2013
(Inserta aquí la hora)
Tal vez te haz preguntado como a estas alturas me sigo acordando de ti. Aprendí que la distancia solo aumenta las ganas de echarte de menos, de escribirte y de escribirme contigo (de casualidad).
Debo decirte que todos los intentos ya me vienen quedando grandes y que con esa historia de que me invente la ultima versión de ti, debo decirte que he mentido.
Creo que solo quería decirte que no sabes cuánto duele cuando estas lloviendo y no tienes donde llover, o sobre quien morir, a mi me hubiera gustado ir a morir a tu lado.
He leído y hasta escuchado un montón de versos suicidas donde el que tiene la carita de tonto siempre va a encontrar su muerte en la pupila de quien ama, y yo me había encontrado en la tuya.
Podría empezarte hablar de reflejos, si eso te hiciera quedarte un poquito más, pero me he prometido no hacerte perder el tiempo. Y hablando del tiempo, yo no lo he perdido, te lo he dado. Considera que tienes el doble de tiempo si sumas el mío, y el doble de sueños si cambias mi insomnio.
No se que día sea, o si aun hay luz fuera de mi ventana, pero no me importa.
No importa a que hora te lleguen mis palabras, porque a estas no les he puesto fecha de caducidad, así que las puedes encontrar el día que sea, y sabrás que siguen sangrando en mi, y que la tinta aun sigue fresca en mis parpados y mis labios siguen mordiendo la pluma.
Debo decirte que todos los intentos ya me vienen quedando grandes y que con esa historia de que me invente la ultima versión de ti, debo decirte que he mentido.
Creo que solo quería decirte que no sabes cuánto duele cuando estas lloviendo y no tienes donde llover, o sobre quien morir, a mi me hubiera gustado ir a morir a tu lado.
He leído y hasta escuchado un montón de versos suicidas donde el que tiene la carita de tonto siempre va a encontrar su muerte en la pupila de quien ama, y yo me había encontrado en la tuya.
Podría empezarte hablar de reflejos, si eso te hiciera quedarte un poquito más, pero me he prometido no hacerte perder el tiempo. Y hablando del tiempo, yo no lo he perdido, te lo he dado. Considera que tienes el doble de tiempo si sumas el mío, y el doble de sueños si cambias mi insomnio.
No se que día sea, o si aun hay luz fuera de mi ventana, pero no me importa.
No importa a que hora te lleguen mis palabras, porque a estas no les he puesto fecha de caducidad, así que las puedes encontrar el día que sea, y sabrás que siguen sangrando en mi, y que la tinta aun sigue fresca en mis parpados y mis labios siguen mordiendo la pluma.
jueves, 21 de noviembre de 2013
Declaraciones y puntos finales.
He aprendido que por mas que toque mi guitarra, esta no te traerá de vuelta a mi.
He tenido que hacer una lista de cosas por hacer para no buscarte, para no inventarte...
Me obligue a mi misma de algún modo a sacarte de mi mente y, bueno, también se fue una parte de mi contigo, pero eso ya lo veía venir.
He tenido que deshacerme de esta costumbre de olvidar los puntos al decir que te fuiste, y aumento dos puntos para que regreses por lo menos con mis letras.
Gramaticalmente siempre encuentro una manera de hacerte volver.
Te he apartado dos paréntesis para que te quedes a vivir para siempre en todos mis párrafos, o en el titulo de mi próximo libro.
Y mi ultima declaración, ha sido la primera: Que te amo.
Ya los poetas han traspasado la barrera de lo imposible y contigo los vencí a todos, y tu sonrisa esta muy por encima de ellos.
Me he roto la cabeza tratando de averiguar que significaba esa palabra. 6 letras, 2 consonantes y 4 vocales que vienen a destruir cualquier definición de amor, o que vienen a complementarla.
Y yo definía "Poesía" con tu nombre, con las veces que te parabas a admirar el paisaje y sonreías. Declaraba que poesía solo podía ser ese rincón donde tus pensamientos rebasaban los limites del clima, donde me hacías nevar o donde podías convertirme en el verano.
Y tan mal que me sienta Noviembre y tu llegaste a hacerme una declaración de guerra. Pero, amor, declarale guerra a mis manos, a mis labios, a mi invierno... y yo le declaro guerra a las casualidades que te alejaron de mi, y amor sin sentido al día que empece a recordarte.
O declara amor al día que te fuiste y guerra fría al día que nuestras miradas se cruzaron.
Ya no importa quien haya quedado en pie, que las posibilidades no han estado jamas de mi lado, y yo apostaría a por ti en todo caso.
Dejemos entonces que el tiempo nos escriba y la historia nos olvide, y terminemos nuetras declaraciones con puntos finales.
He tenido que hacer una lista de cosas por hacer para no buscarte, para no inventarte...
Me obligue a mi misma de algún modo a sacarte de mi mente y, bueno, también se fue una parte de mi contigo, pero eso ya lo veía venir.
He tenido que deshacerme de esta costumbre de olvidar los puntos al decir que te fuiste, y aumento dos puntos para que regreses por lo menos con mis letras.
Gramaticalmente siempre encuentro una manera de hacerte volver.
Te he apartado dos paréntesis para que te quedes a vivir para siempre en todos mis párrafos, o en el titulo de mi próximo libro.
Y mi ultima declaración, ha sido la primera: Que te amo.
Ya los poetas han traspasado la barrera de lo imposible y contigo los vencí a todos, y tu sonrisa esta muy por encima de ellos.
Me he roto la cabeza tratando de averiguar que significaba esa palabra. 6 letras, 2 consonantes y 4 vocales que vienen a destruir cualquier definición de amor, o que vienen a complementarla.
Y yo definía "Poesía" con tu nombre, con las veces que te parabas a admirar el paisaje y sonreías. Declaraba que poesía solo podía ser ese rincón donde tus pensamientos rebasaban los limites del clima, donde me hacías nevar o donde podías convertirme en el verano.
Y tan mal que me sienta Noviembre y tu llegaste a hacerme una declaración de guerra. Pero, amor, declarale guerra a mis manos, a mis labios, a mi invierno... y yo le declaro guerra a las casualidades que te alejaron de mi, y amor sin sentido al día que empece a recordarte.
O declara amor al día que te fuiste y guerra fría al día que nuestras miradas se cruzaron.
Ya no importa quien haya quedado en pie, que las posibilidades no han estado jamas de mi lado, y yo apostaría a por ti en todo caso.
Dejemos entonces que el tiempo nos escriba y la historia nos olvide, y terminemos nuetras declaraciones con puntos finales.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
El chico que asesino al Amor.
Tomó las hojas secas que caían en su ventana,
cogió la cuerda que guardaba debajo de la cama,
contó 16 pasos hasta la puerta de entrada,
o de salida, ya no importaba...
Escucha 5 canciones, 2 palabras.
Se deja caer a la sombra de un árbol.
El atardecer lo observa,
su perfil se puede dibujar,
tan perfecto, tan enigmático.
Deja escapar un suspiro,
deja escapar un latido,
¿qué daño hará ahora?
Estalla en sus oídos la palabra amor
y casi le parece divertido.
Suena divertidísimo,
tomando en cuenta cuántos poemas carga
cuántas prosas lleva en el bolsillo trasero,
cuántas canciones arrastra de la clavícula
y cuántas casualidades le hubiera gustado quitarse de la nuca.
Y ahora quisiera decir...
quisiera gritar, si fuera posible,
que jamas dejó de amarla...
pero ahora aquí se encuentra,
en el lugar donde vienen a morir los enamorados,
donde la luna viene a escuchar sus historias
y estos se las ofrecen como pago, a cambio de olvido.
Ella ha aparecido de nuevo
y lo mira, como ha mirado ya a varios antes que a él,
y aun no se acostumbra a quebrarse el corazón...
El chico empieza a recitar algunas ultimas lineas,
pero esta vez sus letras sangran.
Amarra con la cuerda un paquete
y lo lanza tan lejos y con tal fuerza,
que creyó que iba a perder el brazo
(y eso tampoco le hubiese importado).
Ha dejado una hoja en blanco en su bolsillo,
para escribir el nombre...
Pero no hay nada que escribir.
Ha gastado toda su tinta en palabras
para una persona que ni siquiera sabe como describir,
pero que se sabe de memoria.
Ha calculado que 65 caracteres no son suficientes para dedicar su vida.
Pero igual seria que fueran 5, o que fueran 9,
si el destino eran sus ojos.
Y suelta una risa de loco
al descubrir que no sabe cuantas palabras necesitará.
Que vino por desamor y se dio cuenta que ni siquiera sabe a quien culpar.
Que si tendría que poner un nombre tendría que ser el suyo, el tuyo, el mío.
cogió la cuerda que guardaba debajo de la cama,
contó 16 pasos hasta la puerta de entrada,
o de salida, ya no importaba...
Escucha 5 canciones, 2 palabras.
Se deja caer a la sombra de un árbol.
El atardecer lo observa,
su perfil se puede dibujar,
tan perfecto, tan enigmático.
Deja escapar un suspiro,
deja escapar un latido,
¿qué daño hará ahora?
Estalla en sus oídos la palabra amor
y casi le parece divertido.
Suena divertidísimo,
tomando en cuenta cuántos poemas carga
cuántas prosas lleva en el bolsillo trasero,
cuántas canciones arrastra de la clavícula
y cuántas casualidades le hubiera gustado quitarse de la nuca.
Y ahora quisiera decir...
quisiera gritar, si fuera posible,
que jamas dejó de amarla...
pero ahora aquí se encuentra,
en el lugar donde vienen a morir los enamorados,
donde la luna viene a escuchar sus historias
y estos se las ofrecen como pago, a cambio de olvido.
Ella ha aparecido de nuevo
y lo mira, como ha mirado ya a varios antes que a él,
y aun no se acostumbra a quebrarse el corazón...
El chico empieza a recitar algunas ultimas lineas,
pero esta vez sus letras sangran.
Amarra con la cuerda un paquete
y lo lanza tan lejos y con tal fuerza,
que creyó que iba a perder el brazo
(y eso tampoco le hubiese importado).
Ha dejado una hoja en blanco en su bolsillo,
para escribir el nombre...
Pero no hay nada que escribir.
Ha gastado toda su tinta en palabras
para una persona que ni siquiera sabe como describir,
pero que se sabe de memoria.
Ha calculado que 65 caracteres no son suficientes para dedicar su vida.
Pero igual seria que fueran 5, o que fueran 9,
si el destino eran sus ojos.
Y suelta una risa de loco
al descubrir que no sabe cuantas palabras necesitará.
Que vino por desamor y se dio cuenta que ni siquiera sabe a quien culpar.
Que si tendría que poner un nombre tendría que ser el suyo, el tuyo, el mío.
jueves, 14 de noviembre de 2013
Algo que parece vida.
Nos pasamos un poco el tiempo caminando sin saber el rumbo, un poquito quejándonos y pateando piedras por el camino. Vamos evitando avalanchas y gritando para ser encontrados.
Un día te das cuenta que estás cansado y que te han salido ampollas en las plantas de los pies y cuando giras ves que no te has movido y sigues corriendo de tu muerte inminente (o corriendo hacia ella).
Sigues temiendo a los finales y te sigues preguntando si hallarás uno feliz.
Sigues poniéndote de rodillas y esperando y desesperándote cada vez más con cada latido.
Sigues teniendo fe en algo que jamás has conocido, en algo que ya te han programado para no cuestionar al respecto. Preguntas un poco cada mañana y te lanzan al precipicio cada vez que te acercas al borde.
Te encuentras tan vació frente al espejo que te da vértigo el reflejo que te regala, alejas la mirada y te arrastras a tu rutina, y te asqueas con el simple sonido que provoca tu nombre en otros labios.
Te conoces la ciudad de memoria que ya hasta caminas ciego, mientras maquillas tu repulsión con una sonrisa, que es más parecido a una mueca de dolor.
Te has acostumbrado a no cuestionar esto que al menos te dicen que llames "vida", pero para ti seria lo mismo llamarle "muerte". Te estás empezando a convencer que a estas alturas son lo mismo, y no hay diferencia entre entrar y salir, entre día y noche.
Enciendes un cigarrillo y a las primeras caladas te atraganta la realidad, y es lo más cerca que te has sentido de estar vivo. Sientes como tus pulmones se llenan de humo amargo y contaminación que viene remplazando al oxígeno desde hace unos años. Y hasta parece que sonríes al pensar que tal vez éste es tú boleto de salida.
Nunca nadie te entendería si muestras la envidia que sientes al escuchar de nuevo la cuenta de aquellos que se han marchado. O tal vez sí, y eso te aterra. Te aterra pensar que no eres el único que ha perdido la cuenta de las respiraciones, o el único que cree que su corazón se ha convertido más en máquina que en órgano.
Repasas el inventario y haces listas para no perder el control de ésto que ya no sabes cómo llamarle.
Escuchas personas gritando por libertad y tú sabes que lo que más deseaste fue pertenecer a alguien, con alguien.
Te empiezas a preguntar si alguna ves tuvieron sentido los relojes, los números, los autobuses. Empiezas incluso a perder el sentido, a convertirte en precipicio, a precipitarte.
Empiezo a creer que eres como yo si después de tantas palabras te preguntaste si te conocía.
Ahora te das cuenta que habemos un montón de personas que se cuestionan si esta mierda es la que todos ven.
Te preguntas cómo puede ser posible seguir sonriendo y desangrando por dentro, pero nosotros somos la prueba de que incluso puedes ser consumido por fuego y seguir inventando carcajadas.
Has notado que el tiempo parece detenerse ocasionalmente en la noche cuando los insomnios te dejan huellas a su paso, y te gustaría escapar, no importa a dónde.
Temes que tu vida se resuma a caminar hasta que se haga de noche y despertar y levantarse a penas de la misma cama como cada puta mañana dejándote las ganas debajo del colchón.
Y nosotros somos lo locos, la escoria de la sociedad que nos mira y qué saben ellos de las ganas que me entran de vomitar todos estos planes y deseos caducados que me escuecen la garganta y no me dejan pronunciar ningún nombre.
¿Qué han de saber ellos de lo que te costará levantarte mañana y repetirte las mismas preguntas en el metro, y sonreírle a la misma gente y pagar de nuevo por un cigarrillo que no está cumpliendo su función?
Y lo que más te preocupa es que mañana será como hoy, y tal vez, con suerte, un poco peor.
Un día te das cuenta que estás cansado y que te han salido ampollas en las plantas de los pies y cuando giras ves que no te has movido y sigues corriendo de tu muerte inminente (o corriendo hacia ella).
Sigues temiendo a los finales y te sigues preguntando si hallarás uno feliz.
Sigues poniéndote de rodillas y esperando y desesperándote cada vez más con cada latido.
Sigues teniendo fe en algo que jamás has conocido, en algo que ya te han programado para no cuestionar al respecto. Preguntas un poco cada mañana y te lanzan al precipicio cada vez que te acercas al borde.
Te encuentras tan vació frente al espejo que te da vértigo el reflejo que te regala, alejas la mirada y te arrastras a tu rutina, y te asqueas con el simple sonido que provoca tu nombre en otros labios.
Te conoces la ciudad de memoria que ya hasta caminas ciego, mientras maquillas tu repulsión con una sonrisa, que es más parecido a una mueca de dolor.
Te has acostumbrado a no cuestionar esto que al menos te dicen que llames "vida", pero para ti seria lo mismo llamarle "muerte". Te estás empezando a convencer que a estas alturas son lo mismo, y no hay diferencia entre entrar y salir, entre día y noche.
Enciendes un cigarrillo y a las primeras caladas te atraganta la realidad, y es lo más cerca que te has sentido de estar vivo. Sientes como tus pulmones se llenan de humo amargo y contaminación que viene remplazando al oxígeno desde hace unos años. Y hasta parece que sonríes al pensar que tal vez éste es tú boleto de salida.
Nunca nadie te entendería si muestras la envidia que sientes al escuchar de nuevo la cuenta de aquellos que se han marchado. O tal vez sí, y eso te aterra. Te aterra pensar que no eres el único que ha perdido la cuenta de las respiraciones, o el único que cree que su corazón se ha convertido más en máquina que en órgano.
Repasas el inventario y haces listas para no perder el control de ésto que ya no sabes cómo llamarle.
Escuchas personas gritando por libertad y tú sabes que lo que más deseaste fue pertenecer a alguien, con alguien.
Te empiezas a preguntar si alguna ves tuvieron sentido los relojes, los números, los autobuses. Empiezas incluso a perder el sentido, a convertirte en precipicio, a precipitarte.
Empiezo a creer que eres como yo si después de tantas palabras te preguntaste si te conocía.
Ahora te das cuenta que habemos un montón de personas que se cuestionan si esta mierda es la que todos ven.
Te preguntas cómo puede ser posible seguir sonriendo y desangrando por dentro, pero nosotros somos la prueba de que incluso puedes ser consumido por fuego y seguir inventando carcajadas.
Has notado que el tiempo parece detenerse ocasionalmente en la noche cuando los insomnios te dejan huellas a su paso, y te gustaría escapar, no importa a dónde.
Temes que tu vida se resuma a caminar hasta que se haga de noche y despertar y levantarse a penas de la misma cama como cada puta mañana dejándote las ganas debajo del colchón.
Y nosotros somos lo locos, la escoria de la sociedad que nos mira y qué saben ellos de las ganas que me entran de vomitar todos estos planes y deseos caducados que me escuecen la garganta y no me dejan pronunciar ningún nombre.
¿Qué han de saber ellos de lo que te costará levantarte mañana y repetirte las mismas preguntas en el metro, y sonreírle a la misma gente y pagar de nuevo por un cigarrillo que no está cumpliendo su función?
Y lo que más te preocupa es que mañana será como hoy, y tal vez, con suerte, un poco peor.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
La culpa es de Shakespeare.
Ya me veía venir un sentimiento que no podía vivir,
pero aquí la droga siempre has sido tú, sólo tú...
Me consumes como el fuego a esta vela,
como una vara de incienso a la madrugada,
o un cigarrillo entre tus dedos...
Me llueve Noviembre sobre los instintos,
sobre los deseos suicidas y las cartas sin destino.
El silencio me separa más que la distancia,
más que los kilómetros, o los recuerdos.
Nunca he admitido que me mordía los labios,
me ataba la lengua y las ansias
por preguntar sobre ti.
Espero que estés bien,
la verdad, espero que no lo estés tanto,
espero que me extrañes,
que tus mejillas me echen de menos,
que las primeras horas de la mañana
te hagan extrañar mis ´Buenos Días'.
No me he atrevido a ver tu fotografía,
la he escondido de nuevo en el fondo de mi mente,
pero no sirve de nada,
pues ya llevo tu nombre escrito en los labios.
Arañé mi corazón en un intento destructivo de encontrarte,
de encontrar la mitad que creo se fue contigo...
Salté al precipicio sin preguntar,
dejé que me dispararas
y sonreí cuando la bala atravesó mi pecho.
Te deje tirar abajo mis muros,
pero los has destrozado....
me has destrozado.
Tengo tu acento guardado debajo de la lengua
por si un día despierto con tu voz en la pluma,
por si un día te trae a mi el viento.
Le he propuesto a mi diario a empezar a ser sincero
y maldigo sobre todo a Shakespeare
que es el primero es ser deshonesto en cuestiones de amor...
Y ahora que hablo de amor
de ese de la vida real,
de ese que no es fantástico, sino doloroso,
de el que no se escribe en las historias nocturnas,
de ese que le falta a las revistas,
ahora te digo que yo te amaba...
No, no era un enamoramiento,
no te quería,
no me gustabas...
Yo te amaba (te amo).
Pero la poesía me hizo recordarte de vez en cuando,
me trajo poemas de esos en los que callabas,
me trajo tu paso vagabundo y tu mirada...
Benedetti va a terminar teniendo razón
al hablar de tu rebeldía.
Tienes esa sobredosis de luz
en la que me gustaría resucitar.
Amor mío, mi amor,
de esa manera te amo.
No lo digo yo, lo dicen mis pasos,
lo dicen mis manos, mi boca,
la almohada y hasta la estación.
pero aquí la droga siempre has sido tú, sólo tú...
Me consumes como el fuego a esta vela,
como una vara de incienso a la madrugada,
o un cigarrillo entre tus dedos...
Me llueve Noviembre sobre los instintos,
sobre los deseos suicidas y las cartas sin destino.
El silencio me separa más que la distancia,
más que los kilómetros, o los recuerdos.
Nunca he admitido que me mordía los labios,
me ataba la lengua y las ansias
por preguntar sobre ti.
Espero que estés bien,
la verdad, espero que no lo estés tanto,
espero que me extrañes,
que tus mejillas me echen de menos,
que las primeras horas de la mañana
te hagan extrañar mis ´Buenos Días'.
No me he atrevido a ver tu fotografía,
la he escondido de nuevo en el fondo de mi mente,
pero no sirve de nada,
pues ya llevo tu nombre escrito en los labios.
Arañé mi corazón en un intento destructivo de encontrarte,
de encontrar la mitad que creo se fue contigo...
Salté al precipicio sin preguntar,
dejé que me dispararas
y sonreí cuando la bala atravesó mi pecho.
Te deje tirar abajo mis muros,
pero los has destrozado....
me has destrozado.
Tengo tu acento guardado debajo de la lengua
por si un día te trae a mi el viento.
Le he propuesto a mi diario a empezar a ser sincero
y maldigo sobre todo a Shakespeare
que es el primero es ser deshonesto en cuestiones de amor...
Y ahora que hablo de amor
de ese de la vida real,
de ese que no es fantástico, sino doloroso,
de el que no se escribe en las historias nocturnas,
de ese que le falta a las revistas,
ahora te digo que yo te amaba...
No, no era un enamoramiento,
no te quería,
no me gustabas...
Yo te amaba (te amo).
Pero la poesía me hizo recordarte de vez en cuando,
me trajo poemas de esos en los que callabas,
me trajo tu paso vagabundo y tu mirada...
Benedetti va a terminar teniendo razón
al hablar de tu rebeldía.
Tienes esa sobredosis de luz
en la que me gustaría resucitar.
Amor mío, mi amor,
de esa manera te amo.
No lo digo yo, lo dicen mis pasos,
lo dicen mis manos, mi boca,
la almohada y hasta la estación.
martes, 12 de noviembre de 2013
Manual del suicida.
Te envuelves con el frió y oscuro manto de la noche,
llegas a creer que no hay salida del túnel.
Cuentas lentamente hasta perder la respiración,
cuentas, y buscas en el cajón tus últimas letras.
Aprietas entre tus dedos el papel gastado,
lo has escrito varias veces y ahora te lo conoces bien,
lo aprendiste, lo has leído tantas veces
y cuando lo leíste por última vez ya no dolía.
Cuentas por última vez todas las píldoras
y ahora no tiene sentido ningún numero.
No tendrá sentido todas las palabras anteriores
ya no tendrán sentido tus versos.
Has planeado bien este momento
y ahora no sabes que hacer.
No sabes cómo deberías empezar,
no sabes si quieres pensar algo más.
Me habías dicho que todos escogíamos cómo morir,
te he dicho que yo quería morir por ti.
Me dijiste que el amor era la peor opción,
pero valía la pena si era a tu lado.
Algunos se pierden en alcohol,
otros tantos fuman y se drogan,
he visto incluso quienes se arrojan desnudos al fuego,
y estamos las personas como yo, que aman...
He robado tus poemas y los tatué en mi piel
he creído que así no te irás del todo
y que quedará en un costado, cerca de mi corazón,
todo lo que fue importante para ti.
Imagina, por favor, un mundo sin ti.
Imagíname escoltando tu cuerpo.
Siente como mis pasos pesan más.
Siénteme a cada golpe de latido.
Te has ahogado con un suspiro que huele a mi,
has tropezado accidentalmente con mi carta.
Una lágrima resbala por tu mejilla
y en tu mano estrujas una cuchilla.
Siempre he sido la "H" que no quiso ser muda,
y tú eres quien le da potencia a mis letras.
He respetado tu espacio, pero te estás acercando,
te estás acercando a mi caja de Pandora.
Me odiarás después de que te diga...
de que te diga que no podré vivir sin ti.
Espero me perdones por saturarte,
pero tenia miedo de perderte.
El calor invade tu antebrazo,
y con él llega aquel color...
Tú vida se desliza hasta el suelo
y te llevas la mía en las plantas de tus pies.
Cada trago que tomas, me lleva consigo.
Te llevas todo de mi mientras te vas.
Antes sonreías y ahora no veo tus ojos
¿Dónde te has perdido?
No quiero un mundo donde tú no estés,
no quiero el sol sin tú sombra a mi lado.
Le he mentido a mis dedos
les he dicho que tú estás aquí.
He conseguido anestesia para mis ansias,
y el pánico atraviesa mis venas.
Estás en cada borde de impulsividad,
y también en cada día que no viviré.
He cogido el teléfono y espero contestes,
espero que aún no sea tarde,
espero que yo aún esté en tu mente...
Por última vez...
Has escuchado el timbre,
te has detenido,
y sólo te queda una opción...
¿Capaz o incapaz?
llegas a creer que no hay salida del túnel.
Cuentas lentamente hasta perder la respiración,
cuentas, y buscas en el cajón tus últimas letras.
Aprietas entre tus dedos el papel gastado,
lo has escrito varias veces y ahora te lo conoces bien,
lo aprendiste, lo has leído tantas veces
y cuando lo leíste por última vez ya no dolía.
Cuentas por última vez todas las píldoras
y ahora no tiene sentido ningún numero.
No tendrá sentido todas las palabras anteriores
ya no tendrán sentido tus versos.
Has planeado bien este momento
y ahora no sabes que hacer.
No sabes cómo deberías empezar,
no sabes si quieres pensar algo más.
Me habías dicho que todos escogíamos cómo morir,
te he dicho que yo quería morir por ti.
Me dijiste que el amor era la peor opción,
pero valía la pena si era a tu lado.
Algunos se pierden en alcohol,
otros tantos fuman y se drogan,
he visto incluso quienes se arrojan desnudos al fuego,
y estamos las personas como yo, que aman...
He robado tus poemas y los tatué en mi piel
he creído que así no te irás del todo
y que quedará en un costado, cerca de mi corazón,
todo lo que fue importante para ti.
Imagina, por favor, un mundo sin ti.
Imagíname escoltando tu cuerpo.
Siente como mis pasos pesan más.
Siénteme a cada golpe de latido.
Te has ahogado con un suspiro que huele a mi,
has tropezado accidentalmente con mi carta.
Una lágrima resbala por tu mejilla
y en tu mano estrujas una cuchilla.
Siempre he sido la "H" que no quiso ser muda,
y tú eres quien le da potencia a mis letras.
He respetado tu espacio, pero te estás acercando,
te estás acercando a mi caja de Pandora.
Me odiarás después de que te diga...
de que te diga que no podré vivir sin ti.
Espero me perdones por saturarte,
pero tenia miedo de perderte.
El calor invade tu antebrazo,
y con él llega aquel color...
Tú vida se desliza hasta el suelo
y te llevas la mía en las plantas de tus pies.
Cada trago que tomas, me lleva consigo.
Te llevas todo de mi mientras te vas.
Antes sonreías y ahora no veo tus ojos
¿Dónde te has perdido?
No quiero un mundo donde tú no estés,
no quiero el sol sin tú sombra a mi lado.
Le he mentido a mis dedos
les he dicho que tú estás aquí.
He conseguido anestesia para mis ansias,
y el pánico atraviesa mis venas.
Estás en cada borde de impulsividad,
y también en cada día que no viviré.
He cogido el teléfono y espero contestes,
espero que aún no sea tarde,
espero que yo aún esté en tu mente...
Por última vez...
Has escuchado el timbre,
te has detenido,
y sólo te queda una opción...
¿Capaz o incapaz?
Última versión de ti (ojalá).
Te iba conjugar en presente, pero no fui capaz de inventarme tus manos tocando mi guitarra y me dio miedo perderte al desconcentrarme.
He escuchado que te ha ido bien estos últimos meses, me he preguntado si hay alguien en tu mente o si las tardes las pasas escribiendo para alguien más (pero no fui capaz).
No he escuchado tu voz desde hace tiempo y me cuesta decir que aún la recuerdo, tan clara, tan cautelosa...
Dime qué va a ser de lo que construí para ti. ¿Qué va a ser de mi pluma que no deja de escribirte para encontrarte?, ¿Qué va a ser de las tardes sin horario en la que me hacías desaparecer de la ciudad y me mostrabas una nueva cara del sol?
He tratado de borrar tus labios de mi mejilla y de soltarme tus dedos del cabello, incluso he perdido los recuerdos que traen consigo, pero vuelven cada en cuando a por un poema sangrante.
He dibujado la que creo será la última versión de ti en mi diario y la he puesto debajo de mi almohada para que te quedes por si un día te olvido.
¿Qué va a ser de mi si nunca me enseñaste a seguir con el calendario después de que me hiciste costumbre a olvidarme de él cuando estaba a tu lado?
No hay farola que se encienda por la calle y que me muestre tus ojos de nuevo, y cuando el sol cae sobre mi mano derecha no me cuenta de ti.
Le he prometido a mis ojos no volverlos a torturar acordándome de ti y hemos hecho un pacto por escribirte por última vez, aunque no me creo capaz de cumplirlo.
Nunca fui capaz de alejarme de ti, nunca fui capaz de decirte lo que significabas para mi, ni que me mordía los labios para no decirte que te necesitaba.
He creído inocentemente que si te hubiera dicho que te amaba tú te quedarías, o por lo menos te hubiera dicho que te quedaras.
Ahora me rindo frente al presente y ésta es la última versión que hago de ti, y espero tener la fuerza para abstenerme de escribirte o buscarte entre mi cabello o pintarte en algún rincón de mi existencia.
He escuchado que te ha ido bien estos últimos meses, me he preguntado si hay alguien en tu mente o si las tardes las pasas escribiendo para alguien más (pero no fui capaz).
No he escuchado tu voz desde hace tiempo y me cuesta decir que aún la recuerdo, tan clara, tan cautelosa...
Dime qué va a ser de lo que construí para ti. ¿Qué va a ser de mi pluma que no deja de escribirte para encontrarte?, ¿Qué va a ser de las tardes sin horario en la que me hacías desaparecer de la ciudad y me mostrabas una nueva cara del sol?
He tratado de borrar tus labios de mi mejilla y de soltarme tus dedos del cabello, incluso he perdido los recuerdos que traen consigo, pero vuelven cada en cuando a por un poema sangrante.
He dibujado la que creo será la última versión de ti en mi diario y la he puesto debajo de mi almohada para que te quedes por si un día te olvido.
¿Qué va a ser de mi si nunca me enseñaste a seguir con el calendario después de que me hiciste costumbre a olvidarme de él cuando estaba a tu lado?
No hay farola que se encienda por la calle y que me muestre tus ojos de nuevo, y cuando el sol cae sobre mi mano derecha no me cuenta de ti.
Le he prometido a mis ojos no volverlos a torturar acordándome de ti y hemos hecho un pacto por escribirte por última vez, aunque no me creo capaz de cumplirlo.
Nunca fui capaz de alejarme de ti, nunca fui capaz de decirte lo que significabas para mi, ni que me mordía los labios para no decirte que te necesitaba.
He creído inocentemente que si te hubiera dicho que te amaba tú te quedarías, o por lo menos te hubiera dicho que te quedaras.
Ahora me rindo frente al presente y ésta es la última versión que hago de ti, y espero tener la fuerza para abstenerme de escribirte o buscarte entre mi cabello o pintarte en algún rincón de mi existencia.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Cosas que no tienen mucho sentido.
Me andaba jalando las ganas por la mañana para seguir caminando, me he tenido que recordar que tenia que llegar a casa para no dejarme caer en el césped.
Recorrí las calles con apenas una pequeña idea en los labios, quería encontrarte aunque sea en mis pestañas, pero de ti ya no queda ni un pequeño roce de tu cabello, incluso ya queda poco de mi.
Te buscaba porque estaba planeando decirte que me devolvieras la mitad que te llevaste, esa que me vacía y que me llenaba de ti, irónicamente.
Me he topado con personas vespertinas, de esas que yo no soporto, de esas que evito porque yo soy de esas que pierden media vida hasta el café oxidado de las tres de la tarde.
Me encontré respondiendo "Buenos Días" a extraños que jamás volveré a ver, pero de buenos no tienen nada estos días porque ya no estás y ya no estoy.
Inhalé el humo que despedía pesadamente un chico que pasaba por la acera y me detuve al pensar que eras tú, aunque ya sabía que tú no eras. Debía estar segura que el olor del tabaco no me confundiese rostros extraños con el tuyo.
He visto niños balanceándose en el columpio, y me he dado cuenta que le ha faltado aceite para no chillar al tiempo como yo le chillo al pasado para que vuelva.
Me abrí el corazón en plena lluvia, pero sólo caía sobre mi y nadie más le veía.
Me abrí las venas por tercera vez porque creí que así regresarías, pero ni siquiera regresé yo, sólo se me ha escapado el oxígeno que ya me faltaba.
Me han preguntado que si me encuentro bien, imagino que tendré una cara de loca o que me vieron tambalearme sobre tu recuerdo. A penas le he mirado y le he dicho con una sonrisa que me dolió que me encontraba mejor que nunca ahora que me había perdido a mi también, pero creo que no me ha entendido así que sigo caminando hacia el final del día que está tan lejos como tú.
Recorrí las calles con apenas una pequeña idea en los labios, quería encontrarte aunque sea en mis pestañas, pero de ti ya no queda ni un pequeño roce de tu cabello, incluso ya queda poco de mi.
Te buscaba porque estaba planeando decirte que me devolvieras la mitad que te llevaste, esa que me vacía y que me llenaba de ti, irónicamente.
Me he topado con personas vespertinas, de esas que yo no soporto, de esas que evito porque yo soy de esas que pierden media vida hasta el café oxidado de las tres de la tarde.
Me encontré respondiendo "Buenos Días" a extraños que jamás volveré a ver, pero de buenos no tienen nada estos días porque ya no estás y ya no estoy.
Inhalé el humo que despedía pesadamente un chico que pasaba por la acera y me detuve al pensar que eras tú, aunque ya sabía que tú no eras. Debía estar segura que el olor del tabaco no me confundiese rostros extraños con el tuyo.
He visto niños balanceándose en el columpio, y me he dado cuenta que le ha faltado aceite para no chillar al tiempo como yo le chillo al pasado para que vuelva.
Me abrí el corazón en plena lluvia, pero sólo caía sobre mi y nadie más le veía.
Me abrí las venas por tercera vez porque creí que así regresarías, pero ni siquiera regresé yo, sólo se me ha escapado el oxígeno que ya me faltaba.
Me han preguntado que si me encuentro bien, imagino que tendré una cara de loca o que me vieron tambalearme sobre tu recuerdo. A penas le he mirado y le he dicho con una sonrisa que me dolió que me encontraba mejor que nunca ahora que me había perdido a mi también, pero creo que no me ha entendido así que sigo caminando hacia el final del día que está tan lejos como tú.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Vuelve pronto... por favor.
Parece ya un milenio desde que te fuiste y no ha pasado ni más de cuatro meses que a mi me han parecido tres años sin contar las noches.
Te he echado más de menos y te he estado extrañando (no puedo creérmelo). Recuerdo cuando estábamos sin un 'nosotros' pero al menos eramos un 'juntos'.
Me daría tanto gusto verte aparecer de nuevo por aquí. Me vendría muy bien, ya que mis flores se están secando con el otoño y las hojas de mi árbol están empezando a cubrir mis energías, pero no mis lágrimas.
Me cargo a diario unas ganas de verte que me están quemando la piel y los sentidos.
Vuelve antes de que mis brazos empiecen a lucharme y a renunciar a mi.
Vuelve y tal vez te puedas traer contigo una estrella fugaz, a la que ya le he pedido que te regrese.
No le digas a nadie a dónde vas, y no me digas a mi que vienes, que podría salir corriendo por este tremendo miedo de soltarme en ti y estas ganas de consumir Noviembre en tu pecho.
Solo vuelve y no te vayas nunca más (jamás... jamás).
Si no tienes tiempo lo entenderé y espero que entiendas que no puedo leer más mensajes tuyos (así que no mandes). No me puedo permitir saber de ti si sé que no te podré mantener cerca mio.
Si decides que no te importo, lo entenderé (yo también me he dado por vencida conmigo), pero no me pidas que entienda que debo olvidarte, porque espero que entiendas que no podré.
Les he hablado a mis insomnios del cielo de tus manos y me he dibujado en el costado la primavera de tu boca, incluso pinté una gardenia de los poemas que te he inventado.
Por favor, no me odies por amarte, porque te juro que me gustaría tanto odiarte (pero no he podido). Pero vuelve, aunque sea para matarme (por favor, hazlo). Vuelve pronto... por favor.
Te he echado más de menos y te he estado extrañando (no puedo creérmelo). Recuerdo cuando estábamos sin un 'nosotros' pero al menos eramos un 'juntos'.
Me daría tanto gusto verte aparecer de nuevo por aquí. Me vendría muy bien, ya que mis flores se están secando con el otoño y las hojas de mi árbol están empezando a cubrir mis energías, pero no mis lágrimas.
Me cargo a diario unas ganas de verte que me están quemando la piel y los sentidos.
Vuelve antes de que mis brazos empiecen a lucharme y a renunciar a mi.
Vuelve y tal vez te puedas traer contigo una estrella fugaz, a la que ya le he pedido que te regrese.
No le digas a nadie a dónde vas, y no me digas a mi que vienes, que podría salir corriendo por este tremendo miedo de soltarme en ti y estas ganas de consumir Noviembre en tu pecho.
Solo vuelve y no te vayas nunca más (jamás... jamás).
Si no tienes tiempo lo entenderé y espero que entiendas que no puedo leer más mensajes tuyos (así que no mandes). No me puedo permitir saber de ti si sé que no te podré mantener cerca mio.
Si decides que no te importo, lo entenderé (yo también me he dado por vencida conmigo), pero no me pidas que entienda que debo olvidarte, porque espero que entiendas que no podré.
Les he hablado a mis insomnios del cielo de tus manos y me he dibujado en el costado la primavera de tu boca, incluso pinté una gardenia de los poemas que te he inventado.
Por favor, no me odies por amarte, porque te juro que me gustaría tanto odiarte (pero no he podido). Pero vuelve, aunque sea para matarme (por favor, hazlo). Vuelve pronto... por favor.
jueves, 7 de noviembre de 2013
3:12
Al final termine escuchando esa canción...
Terminaste apareciendo desde el primer acorde.
Te confieso que no la veía venir y me vino... te viniste a quedar a vivir en la punta de mis dedos y también en el único rizo de mi cabello.
Ya me he recordado que no debo dejar que nadie me vea escuchando de nuevo esa canción y que tampoco me debo dejar disfrutarla porque corro el riesgo de encontrarme en ti (aunque sin ti).
Son 3 minutos y 12 segundos que me parecen una eternidad y un tremendo infierno porque no estás.
No puedo deshacerme de la melodía que ya hasta mis manos la tocan sin pedirme antes y sin previo aviso mis labios empiezan a seguirlas y que decir que me quema la punta de la lengua porque no puedo permitirme llamarte.
Tú la letra la conoces bien (la conocemos bien) y esa sonrisa estúpida que me cargaba.
Dejaré de escribirte entre paréntesis, pero no puedo.
Que ahora acaba la canción y sólo te puedo decir que debo detenerla la próxima vez desde el principio antes de que se me ocurra pensarte, porque siempre te termino escribiendo.
Me he preguntado si a estas alturas piensas en mi y me encuentro a mi misma dándome de golpes en la cabeza para sacar esa idea de mi mente, porque en realidad no quiero saber la respuesta (si ésta es no).
Creo que sólo quería que supieras que cada vez que no te llamo estuve a punto de hacerlo, y que estoy haciendo un esfuerzo titanico para no coger el teléfono (aunque para ti yo sólo sea un contacto más en tu agenda) y me muerdo las uñas para no escribir tu nombre.
Terminaste apareciendo desde el primer acorde.
Te confieso que no la veía venir y me vino... te viniste a quedar a vivir en la punta de mis dedos y también en el único rizo de mi cabello.
Ya me he recordado que no debo dejar que nadie me vea escuchando de nuevo esa canción y que tampoco me debo dejar disfrutarla porque corro el riesgo de encontrarme en ti (aunque sin ti).
Son 3 minutos y 12 segundos que me parecen una eternidad y un tremendo infierno porque no estás.
No puedo deshacerme de la melodía que ya hasta mis manos la tocan sin pedirme antes y sin previo aviso mis labios empiezan a seguirlas y que decir que me quema la punta de la lengua porque no puedo permitirme llamarte.
Tú la letra la conoces bien (la conocemos bien) y esa sonrisa estúpida que me cargaba.
Dejaré de escribirte entre paréntesis, pero no puedo.
Que ahora acaba la canción y sólo te puedo decir que debo detenerla la próxima vez desde el principio antes de que se me ocurra pensarte, porque siempre te termino escribiendo.
Me he preguntado si a estas alturas piensas en mi y me encuentro a mi misma dándome de golpes en la cabeza para sacar esa idea de mi mente, porque en realidad no quiero saber la respuesta (si ésta es no).
Creo que sólo quería que supieras que cada vez que no te llamo estuve a punto de hacerlo, y que estoy haciendo un esfuerzo titanico para no coger el teléfono (aunque para ti yo sólo sea un contacto más en tu agenda) y me muerdo las uñas para no escribir tu nombre.
Hoy me vino recordar(te)
Hoy me apeteció recordar el atardecer, pero no cualquiera. Recordé ese día de primavera mientras nos dirigíamos al final del día.
Hoy me vino recordar las melodías que me inventaba y juro que pude escuchar de nuevo ciertos acordes.
No diré que día era porque de casualidad era mi día favorito (y era mejor porque estabas ahí).
El tiempo era perfecto y no tenía frío por primera vez.
Ya que hablamos del tiempo, dime cuándo te volveré a ver... o al menos cuándo dejaré de encontrar tu nombre en las vibraciones de mis cuerdas.
Hoy es de esos medios días (mañanas, tardes y noches) en los que me acuerdo de los deseos que le he encargado a todas las flores y de los laureles que pensé en regalarte (y que no me atreví).
No te diré que lamento no haberte dicho que te amaba (porque aún tengo miedo), no te diré que es cierto que sigo dibujando tu rostro en mis notas.
No te diré que he encontrado a alguien como tú, aunque sea cierto que he tratado de enamorarme (yo, que a mi no se me dan esas cosas).
La verdad es que hoy escribo porque hoy me vino recordarte, y quizás hasta recordarnos.
Hoy me vino recordar las melodías que me inventaba y juro que pude escuchar de nuevo ciertos acordes.
No diré que día era porque de casualidad era mi día favorito (y era mejor porque estabas ahí).
El tiempo era perfecto y no tenía frío por primera vez.
Ya que hablamos del tiempo, dime cuándo te volveré a ver... o al menos cuándo dejaré de encontrar tu nombre en las vibraciones de mis cuerdas.
Hoy es de esos medios días (mañanas, tardes y noches) en los que me acuerdo de los deseos que le he encargado a todas las flores y de los laureles que pensé en regalarte (y que no me atreví).
No te diré que lamento no haberte dicho que te amaba (porque aún tengo miedo), no te diré que es cierto que sigo dibujando tu rostro en mis notas.
No te diré que he encontrado a alguien como tú, aunque sea cierto que he tratado de enamorarme (yo, que a mi no se me dan esas cosas).
La verdad es que hoy escribo porque hoy me vino recordarte, y quizás hasta recordarnos.
Canciones que no debí componerte
Me han venido a recordar las letras que te he dedicado, y debo decirte que me las he guardado en el bolsillo y que me cargo en las mejillas las melodías que no debí escribirte.
No he venido ha decirte lo hermoso que estás, ni siquiera trataré de besarte o abrazarte.
No te vengo a decir que mi guitarra me ha preguntado por ti y tan cruel que es conmigo que te empezó a tocar de nuevo.
Tengo una lista canciones que no debo cantar y sabrás que tienen tu nombre, pero jamás las escucharás.
Jamás debí escribirte una canción, pues te has vuelto adicción de mis notas y ellas te están echando de menos pero les he prohibido hablar de ti.
Tengo una canción enredada en el cabello que me pregunta cuál es tu lado de la cama, pero no sé responderle. Otra se aloja sigilosamente entre el meñique y el corazón y cuenta que te haz llevado el verano en tu piel.
He atrapado a la mayoría y las he escondido debajo del colchón y creo que se han estado colando por la almohada y que intentan salir por mi insomnio de otoño.
Son las canciones que no debí componer y que me estoy cargando de las pestañas porque ya me han gastado el corazón y los labios.
No he venido ha decirte lo hermoso que estás, ni siquiera trataré de besarte o abrazarte.
No te vengo a decir que mi guitarra me ha preguntado por ti y tan cruel que es conmigo que te empezó a tocar de nuevo.
Tengo una lista canciones que no debo cantar y sabrás que tienen tu nombre, pero jamás las escucharás.
Jamás debí escribirte una canción, pues te has vuelto adicción de mis notas y ellas te están echando de menos pero les he prohibido hablar de ti.
Tengo una canción enredada en el cabello que me pregunta cuál es tu lado de la cama, pero no sé responderle. Otra se aloja sigilosamente entre el meñique y el corazón y cuenta que te haz llevado el verano en tu piel.
He atrapado a la mayoría y las he escondido debajo del colchón y creo que se han estado colando por la almohada y que intentan salir por mi insomnio de otoño.
Son las canciones que no debí componer y que me estoy cargando de las pestañas porque ya me han gastado el corazón y los labios.
lunes, 4 de noviembre de 2013
La lista de cosas que no te dije.
Cuando abordé el avión sin destino a tus labios me di cuenta que fue el peor error que había cometido. Me di cuenta por un instante que no quería empezar de nuevo y el tiempo que me sobró me pasé renegando de mi elección.
Creí que estando lejos de ti te olvidaría, pero sólo te empecé a recordar más y me he dado cuenta que no tengo ni un puto motivo que sea suficiente para amarte como te amo.
Me he ido maldiciendo el suelo que piso sin ti porque tus huellas no me guían más y no quiero estar en un lugar donde me falte tu risa.
Ahora enumero las veces que te pude decir que te amaba o las veces en las que te pude robar un beso y me detuve porque me aterra congelarme y acobardarme a unos pocos centímetros de tu boca.
Me he dibujado ya tus rizos en la costilla izquierda y ésta traspasó mi piel y puede que haya perforado mi pulmón porque me quedé sin aire cuando tú desapareciste.
Espero que no me culpes por escribirte esta carta que jamás te llegara (o tal vez, sí).
Le he contado ya a nuestros amigos que me ha ido de puta madre y que me estoy dando la buena vida ahora que me he marchado, espero que entiendas que no he tenido los cojones para decirte que me he estado estrangulando entre las sábanas por agotar las ganas que tengo de abrazarte y de tener todos tus amaneceres.
Creí que estando lejos de ti te olvidaría, pero sólo te empecé a recordar más y me he dado cuenta que no tengo ni un puto motivo que sea suficiente para amarte como te amo.
Me he ido maldiciendo el suelo que piso sin ti porque tus huellas no me guían más y no quiero estar en un lugar donde me falte tu risa.
Ahora enumero las veces que te pude decir que te amaba o las veces en las que te pude robar un beso y me detuve porque me aterra congelarme y acobardarme a unos pocos centímetros de tu boca.
Me he dibujado ya tus rizos en la costilla izquierda y ésta traspasó mi piel y puede que haya perforado mi pulmón porque me quedé sin aire cuando tú desapareciste.
Espero que no me culpes por escribirte esta carta que jamás te llegara (o tal vez, sí).
Le he contado ya a nuestros amigos que me ha ido de puta madre y que me estoy dando la buena vida ahora que me he marchado, espero que entiendas que no he tenido los cojones para decirte que me he estado estrangulando entre las sábanas por agotar las ganas que tengo de abrazarte y de tener todos tus amaneceres.
No te diste cuenta.
Se me escapó decirte que te soñé y te dije en apenas un susurro que no podía dejar de esperar el momento para verte.
Se me escapó decirte que yo no quería una cena contigo, que me bastaba el café amargo por la mañana.
Se me escapó decirte que contigo las tardes eran más placenteras y que me comías las ansias que nacían en mis dedos.
Se me escapó decirte que cada vez que me mirabas se componían melodías en mi guitarra y se tocaban cada vez que me tocabas.
Se me escapó decirte que te necesitaba en un abrazo que apenas fue un abrazo y en un beso que jamás llegó.
Se me escapó decirte que te quería en una conversación a mitad de la madrugada...
Apuesto a que no te diste cuenta que se me llenaban las ganas de tenerte junto a mi cada mañana y acabar contigo cada tarde, y agotarte. Agotarme...
Se me pasó decirte, además, que te amaba. Pero ya te lo había dicho con cada mirada, pero no te habrás dado cuenta.
No te diste cuenta que mis manos te buscaban y temblaban por encontrar tu tacto y que mi sonrisa temblaba porque tu nombre aún seguía en mis labios.
No te diste cuenta que te amaba a ti cuando me preguntaste que si me he enamorado.
No te has dado cuenta que dejo los planes para ir a tu encuentro y que rompo mi estructurada rutina por tan sólo decirte "Hola".
No te diste cuenta que los insomnios que me cargaba olían a ti y que todas las canciones tenían tu rostro impreso en cada coro y en cada verso.
No te diste cuenta que memoricé cada rincón de tus palabras y que me tatué tu voz en la clavícula izquierda.
Se me escapó decirte que quería ca(n)sarme contigo, pero apostaría a que no te diste cuenta de todos los antecedentes y no te diste cuenta que cada vez que pasabas me obligaba a pasar de ti para no correr a tu nuca y perderme en tus casualidades.
Se me escapó decirte que yo no quería una cena contigo, que me bastaba el café amargo por la mañana.
Se me escapó decirte que contigo las tardes eran más placenteras y que me comías las ansias que nacían en mis dedos.
Se me escapó decirte que cada vez que me mirabas se componían melodías en mi guitarra y se tocaban cada vez que me tocabas.
Se me escapó decirte que te necesitaba en un abrazo que apenas fue un abrazo y en un beso que jamás llegó.
Se me escapó decirte que te quería en una conversación a mitad de la madrugada...
Apuesto a que no te diste cuenta que se me llenaban las ganas de tenerte junto a mi cada mañana y acabar contigo cada tarde, y agotarte. Agotarme...
Se me pasó decirte, además, que te amaba. Pero ya te lo había dicho con cada mirada, pero no te habrás dado cuenta.
No te diste cuenta que mis manos te buscaban y temblaban por encontrar tu tacto y que mi sonrisa temblaba porque tu nombre aún seguía en mis labios.
No te diste cuenta que te amaba a ti cuando me preguntaste que si me he enamorado.
No te has dado cuenta que dejo los planes para ir a tu encuentro y que rompo mi estructurada rutina por tan sólo decirte "Hola".
No te diste cuenta que los insomnios que me cargaba olían a ti y que todas las canciones tenían tu rostro impreso en cada coro y en cada verso.
No te diste cuenta que memoricé cada rincón de tus palabras y que me tatué tu voz en la clavícula izquierda.
Se me escapó decirte que quería ca(n)sarme contigo, pero apostaría a que no te diste cuenta de todos los antecedentes y no te diste cuenta que cada vez que pasabas me obligaba a pasar de ti para no correr a tu nuca y perderme en tus casualidades.
viernes, 1 de noviembre de 2013
Carta a mi hermano
Hace tiempo que ya no estás conmigo, no sabes cuánto te he necesitado últimamente, sobre todo hoy.
Te he tratado de contar que me ha ido estupendo, pero sabes que mentiría porque ya me conoces bien.
Te he abrazado por las noches y me despierto buscándote cada mañana, buscando tu sonrisa que me iluminaría el día y caigo en cuenta que ni siquiera sé cómo sonríes.
Me pregunto a diario si me mirarías de una manera tierna o si me gastarías bromas pesadas frente a mis amigas (aunque no las tenga).
Imagino que si estuvieras aquí todo seria tan diferente y estarías conmigo...
Te escribo porque es tu cumpleaños y tal vez ni lo sepas, cumplirías 16 años exactamente hoy, pero ahora el tiempo no es algo que te afecte.
Espero que no te importe que aún guarde tu frazada, aunque tenga la mía, siempre he preferido la tuya.
Si estuvieras aquí te contaría que todo este puto tiempo ha sido un desastre y que todo ha estado demasiado jodido desde la última vez que paré en urgencias por un fracaso suicida.
Te contaría de todas las veces que mi madre ha buscando un pretexto para hacernos escapar y todas las veces que he querido huir de esta ciudad tan asfixiante.
Te contaría las veces que mi padre no ha llamado y me he inventado excusas para no culpar su descuido.
Pero sobre todo te abrazaría y revolvería tu cabello si es que eso te molestaría y te diría que te amo.
Te he tratado de contar que me ha ido estupendo, pero sabes que mentiría porque ya me conoces bien.
Te he abrazado por las noches y me despierto buscándote cada mañana, buscando tu sonrisa que me iluminaría el día y caigo en cuenta que ni siquiera sé cómo sonríes.
Me pregunto a diario si me mirarías de una manera tierna o si me gastarías bromas pesadas frente a mis amigas (aunque no las tenga).
Imagino que si estuvieras aquí todo seria tan diferente y estarías conmigo...
Te escribo porque es tu cumpleaños y tal vez ni lo sepas, cumplirías 16 años exactamente hoy, pero ahora el tiempo no es algo que te afecte.
Espero que no te importe que aún guarde tu frazada, aunque tenga la mía, siempre he preferido la tuya.
Si estuvieras aquí te contaría que todo este puto tiempo ha sido un desastre y que todo ha estado demasiado jodido desde la última vez que paré en urgencias por un fracaso suicida.
Te contaría de todas las veces que mi madre ha buscando un pretexto para hacernos escapar y todas las veces que he querido huir de esta ciudad tan asfixiante.
Te contaría las veces que mi padre no ha llamado y me he inventado excusas para no culpar su descuido.
Pero sobre todo te abrazaría y revolvería tu cabello si es que eso te molestaría y te diría que te amo.
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