Te iba conjugar en presente, pero no fui capaz de inventarme tus manos tocando mi guitarra y me dio miedo perderte al desconcentrarme.
He escuchado que te ha ido bien estos últimos meses, me he preguntado si hay alguien en tu mente o si las tardes las pasas escribiendo para alguien más (pero no fui capaz).
No he escuchado tu voz desde hace tiempo y me cuesta decir que aún la recuerdo, tan clara, tan cautelosa...
Dime qué va a ser de lo que construí para ti. ¿Qué va a ser de mi pluma que no deja de escribirte para encontrarte?, ¿Qué va a ser de las tardes sin horario en la que me hacías desaparecer de la ciudad y me mostrabas una nueva cara del sol?
He tratado de borrar tus labios de mi mejilla y de soltarme tus dedos del cabello, incluso he perdido los recuerdos que traen consigo, pero vuelven cada en cuando a por un poema sangrante.
He dibujado la que creo será la última versión de ti en mi diario y la he puesto debajo de mi almohada para que te quedes por si un día te olvido.
¿Qué va a ser de mi si nunca me enseñaste a seguir con el calendario después de que me hiciste costumbre a olvidarme de él cuando estaba a tu lado?
No hay farola que se encienda por la calle y que me muestre tus ojos de nuevo, y cuando el sol cae sobre mi mano derecha no me cuenta de ti.
Le he prometido a mis ojos no volverlos a torturar acordándome de ti y hemos hecho un pacto por escribirte por última vez, aunque no me creo capaz de cumplirlo.
Nunca fui capaz de alejarme de ti, nunca fui capaz de decirte lo que significabas para mi, ni que me mordía los labios para no decirte que te necesitaba.
He creído inocentemente que si te hubiera dicho que te amaba tú te quedarías, o por lo menos te hubiera dicho que te quedaras.
Ahora me rindo frente al presente y ésta es la última versión que hago de ti, y espero tener la fuerza para abstenerme de escribirte o buscarte entre mi cabello o pintarte en algún rincón de mi existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario