lunes, 15 de abril de 2019

Mía



En esta horrible purga psicótica
encuentro mi cuerpo obstáculo,
nunca podré pedirme perdón por todo el daño, 
no me alcanzará la vida para perdonarme
no importa el número de veces que me arrodille
o cuanto ácido expulse de mi estómago.

Cuando vives con una voz ajena a ti en la cabeza, lo único que te queda es gritar más alto y esperar que la voz enmudezca. Es como estar poseída por un ser hambriento, que viene a pedirte carne, viva o muerta... 

Nunca planee convertir mi piel en un campo de batalla, pero ahora lo único que encuentro son líneas de ataque, no puedo defenderme de un enemigo interno, estamos en medio de un fratricidio y mi centinela me ha abandonado.

Me cubro la espalda y me agreden de frente, logro poner pie en tierra y me lanzan un ataque aéreo.

El tiempo no da tregua, ni cura heridas que se convirtieron en monstruos. 

Todo dentro de mí tiembla, soy mi peor pesadilla. 

Gran tirana de mi misma, me arrodillo una vez más pidiendo clemencia y recibo un escupitajo. Los ojos me escuecen en sangre y se me hincha el cerebro de tanto pensar en mi próxima táctica de asalto. 

No puedo dormir porque las tripas me revientan, estoy alojando un pérfido parásito, le alimento de los años que me quedan de vida, se los ofrezco con recelo y obediencia y él me muerde los dedos, cuando termina de vaciarme me devuelve los nudillos morados y mórbidos… después yo lloro horrorizada y me convence de que le quiero. 

Siento la garganta calcinada, mi voz ya no es mía, sabe a sangre y ácido. Mi voz es la de un dragón perverso que suelta columnas de fuego por mi tráquea. ¿Cómo seguir tragando tanta realidad purulenta si ya el mismo aire lacera mis entrañas?

Y entonces yo sonrío… y mis labios se agrietan como papel revelando mis encías ensangrentadas y mutiladas, mis dientes pútridos e infectados se caen a pedazos hasta pulverizarse entre mis manos. 

Ya no puedo más.
Ya no puedo seguir rogando perdón, 
porque no he hecho nada malo,
yo solo quería vivir,
saciar mi hambre y mi sed,
sentirme humana
y satisfecha.

Quiero no volver a sentir miedo, de mí.
Quiero verme en el espejo y no fantasear con romperlo.
Quiero no volver a ser culpable y ser perfecta. 
Quiero ser perfecta. 

Quiero ser perfecta  
para mí. 
 

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