martes, 30 de abril de 2019

Radioactividad


Hemos vivido durante años
bebiendo de lagos infectados,
llenos de basura tóxica
y petróleo robado;
comiendo carne radiactiva
de venados con dos cabezas 
y peces sin ojos
con la boca eternamente abierta.

No creo que pueda vivir más
con los pulmones hinchados,
quiero respirar aire limpio
y sentir de nuevo mis entrañas
como simples órganos
y no como brasas vivas.

Sé que te da miedo 
salir de nuestro pequeño refugio,
pero he sospechado
que vivimos en el punto exacto
de la explosión nuclear.

La radioactividad ha conquistado
toda la superficie de nuestra piel,
tus manos dejan llagas lacerantes en mis piernas
y mis labios dejan horribles úlceras en tu cuello.

Necesitamos litros de antiséptico
para curar las quemaduras
si volvemos a abrazarnos.

Queremos llamar amor a esto
de rompernos la nariz
y sonreír de dolor,
pero no podemos decir
“Te quiero” 
sin escupir sangre.

No llores,
que ya no te queda piel en las mejillas
y la sal solo escuece.

Me tengo que ir
quiero salvarte de nosotros,
necesitamos respirar 
algo más que nuestro aliento.

Ya te encontraré en otra vida
me presentaré como un mar ante ti
y me sentiré orgullosa 
de preservar lo más bonito que construimos
antes de enfermarlo con nuestras plagas.

Te quiero,
yo también
te quiero.

Pero nadie debería
tenerle miedo
a las manos 
de quien acaricia.



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