Se que prometí ya no escribirte
pero debo confesarte que cruce los dedos.
Se que es tarde para hablarte
pero cuando quieras puedes cerrar la puerta.
Si aun no la has cerrado
y aun así me das un minuto
o tres, porque no se cuantos me ocupe,
entonces déjame decirte
que no he conseguido el mejor libro
que me parece que si la mejor historia.
Sigo atrapada en Benedetti desde el año pasado
con su segundo inventario
y yo ya llevo el cuarto cuando hablo de ti,
y bueno solo te quería decir que he recordado,
que te he recordado.
Este regreso no era obligatorio
sin embargo
mi abrazo no ha encontrado su brazo,
ni su cuello,
ni el lugar donde terminar,
como siempre,
con un beso en la mejilla.
Pero tampoco mi mejilla ha encontrado beso.
Si te soy sincera nada tiene un lugar
desde que tu te fuiste.
¡Ya! ¡No digas nada!
Esta bien... yo me fui.
Pero tengo una buena razón,
tu te ibas a ir de todos modos,
con todos mis modos,
y manías,
y costumbres raras,
y yo sin ellas
¿que se suponía que iba a hacer?
Ya lo entiendo, es mi culpa
esperaba que me perdonaras.
Pero no vine a pedirte perdón,
y te asombrara mi petición.
He venido a decirte
que ya es hora que te vayas del todo
que te lleves todas tus cosas,
todas tus costumbres
y tus canciones favoritas,
y tus palabras extrañas,
porque ahora me están estorbando.
Tu cafetera no me deja tomar el te de la mañana,
tus cuerdas no me dejan afinar mi corazón,
tus complicación me arrastran los pies,
tu perfume me esta causando alergia,
pero lo que es mas urgente,
lo que quiero que lo saques
y a ver a donde te lo quieren
o donde le hacen un gran espacio
(porque te advierto que no cabe en tu auto)
es esto que me esta rompiendo las costillas
y que me hace puré el pulmón izquierdo
y que me esta dejando sin vacantes en el corazón.
Solo te advierto que le debes cuidar bien,
porque es un poco terco este sentimiento,
tiene una gran demanda de atención.
En verdad me disculpo por dejártelo en el buzón,
no me vengas a preguntar que cómo le he hecho
que yo ya aprendí varios trucos de magia.
Te resumo la historia:
le tuve que convencer con algo de mi sangre
y me vio llorar
y me vio romperme,
le tuve que decir que tu le cuidarías mejor,
y en verdad espero que lo hagas.
Cualquier duda,
no me vengas a preguntar,
que yo no sabría decirte.
Solo dale un té por la tarde
y cobija en el invierno
y no le dejes crecer en la primavera
que ya no sabrás donde ponerle.
Encuentra alguien que te diga que hacer con el,
y pagale con los besos que eran míos por derecho,
dale un abrazo de aquellos que solo se nos daban en las noches
y cántale nuestra canción,
con ella siempre empiezan los bueno días
y con ella también se escriben las mejores historias.
Y aquí esta,
te veré cuando vengas por el resto de las palabras.