lunes, 9 de diciembre de 2019

2019 AKA un año de mierda.

Se ha hecho costumbre agradecer cada fin de año, por las cosas buenas, las cosas malas... las aún peores. Hay algo dentro de mi que cree que agradecer es dejar ir. Digo 'Gracias' como una forma de estar en paz con mi pasado. No estoy en paz con mi pasado. 2019, no estoy en paz contigo.

No tengo nada que agradecer. No quiero agradecer NADA. Estoy enojada. Y no quiero esforzarme en que no se me note. Que se note. Joder, que se me note que estoy cabreada. Estoy en mi límite.

Este año se acaba. Y ya, que yo soy consiente de que aún quedan semanas para dar el grito de Año Nuevo y abrazar a todos como si no nos doliesen las costillas, como si no nos hubiesen clavado un puñal por la espalda cuando pretendían consolarnos. Yo acabo con este año. Acabo con este año antes de que él lo haga conmigo. 2019, te doy por terminado.

Eres un número horrendo: 2   0   1   9. Debería darte vergüenza. Me das asco. Ojalá pudiera borrarte de mi memoria.

Enero, fuiste un mes que prometía demasiado. Debí haber visto los hilos cuando pretendías volar, pero me dejé engañar, me dejé deslumbrar con tus hermosos cumpleaños y me hiciste creer que el horror había terminado. Prometiste que la quimioterapia, las radiaciones, los días enteros en el hospital, las salas de espera fuera del quirófano... me prometiste que habían acabado, que ya estabamos a salvo, que, por fin, podría respirar. Mentiras, mentiras y mentiras.

Febrero, no mereces llamarte el mes del amor, eres el mes de las noches en vela en salas de urgencias, el nudo en la garganta, las miradas de condescendencia de los médicos. Me dejaste clavada la palabra 'metástasis' y para lo bonito que suena es una hija de puta que consume todo a su paso. Lo único que dejaste son ecos de conversaciones con términos que no quiero comprender: cáncer, inoperable, mortal, tumor, convulsión, psicosis, parálisis, terminal.

Marzo... ay marzo... si pudiera borrarte del calendario lo haría, te extinguiría. Que le den por culo a la primavera, pero que no llegues. ¿Por qué me quitaste a mi hermana? ¿Por qué fuiste el mes más frío del año? Ojalá el próximo año te deje en la repisa, olvidado, empolvado para pudrirte en la miseria. Te lo mereces. Mereces que en todas las escuelas te prohíban.

Abril, tan igual al anterior... me viste en el lodo y hundiste mi cabeza hasta llenarme los pulmones de porquería. Te llevaste a mi abuela, de golpe... mientras yo dormía por primera vez en toda mi vida. Te la llevaste. Te la llevaste. Te la llevaste, cabrón. Pero no fue suficiente, ¿verdad? Tenías que llevarte lo demás. Tenías que dejarme con las manos vacías. Alejaste a todos de mí, me convertiste en un monstruo enfermo de dolor, me infectaste la herida. Me dejaste tirada en en el asfalto pudriéndome, me observaste desangrarme, te reíste en mi cara. Me convertiste en un fantasma de mí misma.

Mayo, maldito traicionero. Eras lo único que me quedaba, confiaba en ti, confiaba en que llegarías a abrir las ventanas, prender las luces y hacerme soplar velitas de cumpleaños. Puse demasiadas expectativas en ti y lo único que obtuve fue un asiento en primera fila a mi olvido. No le importó a nadie, no le importé a nadie. Susurraste a mi oído cosas tan horribles que aún no me puedo convencer de no creer, dejaste esos pensamientos enterrados en mi subconsciente. Fuiste el puñal que me hizo caer.

Junio, sabías que estaba completamente sola y no me dejaste. Justo cuando no había nadie las trajiste de vuelta... las voces, regresaron todas. ¿Te lo debo agradecer? ¿Debemos agradecer el golpe que devuelve el hueso a su lugar aunque te desgarre los músculos? La cura a veces es también la enfermedad.

Julio, Agosto, Septiembre... ¿qué pasó con ustedes?, ¿por qué no los puedo recordar? Quiero pensar que es mejor así, no tener recuerdos de ustedes, no saber el daño que dejaron. Quizás hay un límite también para el dolor, quizás llega un punto en el que no nos pueden lastimar más. Ojalá.

Octubre, bendito Octubre, bendito. Sí, es verdad que existe la luz al final del túnel. Tú fuiste esa luz, fuiste una ventana... del décimo piso de un edificio abandonado. Y cuando las voces se hicieron más fuertes, cuando empezaron a gritar... salté. Pero tienes tus sortilegios, no dejaste que me estrellara contra el pavimento. Me abrazaste con una estancia de lujo en el área de psiquiatría. ¿Sabes a quién quería ver al despertar? Sí, a él, pero no estaba ahí. Y entonces lo supe: ya había perdido a todos. Subestimé tu poder, incluso hiciste que mi madre me abandonara. Así empezó la verdadera locura: sola, completamente sola.

Noviembre, por algo eres el mes de los muertos y no pude haber encajado mejor en tu temita. Las calaveras siempre sonríen y yo perfeccione el truco de sonreír enseñando todos los dientes, incluso los convencí a todos de que estaba mejor. ¿Dónde está mi premio por ser la mejor ilusionista? Pero la chispa se agota y tras el telón las calaveras solo somos muertos y los muertos solo son fantasmas, y ¿qué hacen los fantasmas en su tiempo libre? Fácil, eso lo aprendí desde pequeña: vagan en lugares abandonados, lloran lagrimas invisibles y gimotean donde nadie los pueda escuchar mientras olvidan poco a poco quienes eran cuando vivían.

Solo me faltas tú, Diciembre... pero no quiero hablar de ti. Esto termina contigo. No te voy a permitir seguir con este juego de retorcerme la mente hasta quebrarla. ¿Sabes que es esto? Es tu fin y el inicio de mi tiempo fuera, me pido este tiempo. Tú no existes más, aquí te acabas.

Así que,
2019,
vete a la mierda.


miércoles, 9 de octubre de 2019

M. De MÍO.

En respuesta a Tuyo.

(Si no me sacaba esto de las tripas se me hacía una fiesta de vísceras podridas. Ahora llego justo a tiempo ¿no lo crees?)

Esta vez me sale del coño escribirte 
lo hago porque ya estoy acostumbrada,
devuélveme los años
o el daño, para ya no acordarme de ti
para que me dé asco verte.

Te escribí algo hermoso y hoy ya no significa nada,
(me sigues doliendo)
Incluso escribí un libro con las cosas que no supe decir
(nunca me voy a atrever a publicarlo
pero cuando lo haga ya no dolerás).

Amigos tengo pocos,
por no decir...
                        ya ninguno
llegue a creer que eras mi persona
espera...
te DIJE que eras mi persona
(¿Algún día fui la tuya?)
ahogue al resto en un mar
y supongo que me ahogue a mi con ellos.

No te mereces ninguna de mis palabras
y sin embargo,
aquí están,
todas TUYAS,
¿algún día lo dejaran de ser?
¿yo merezco alguna de tu parte?
¿o seguirás bloqueando la línea?

(Te aviso: voy a cambiar de número)

Nunca perdí la esperanza
(ella se me murió y jamás acudiste a su entierro)
de abrir los ojos
y al pie de esa cama de hospital
ver tu rostro.
Y dolió.

Ahora estoy tirada yo en este rincón del mundo
es MI rincón,
no me vengas a hablar de tu vida
a inventar excusas,
a hablarme de trabajo,
dime que no quisiste,
dime que no me quieres
(por favor, termina de encajar la daga).

No quiero saber nada sobre tu primer gol,
lo sentí,
yo era la pelota.



Yo fui el jarrón de porcelana
que se enamoró de un balón de fútbol.



Y mira como acabo...
estrellada.

Y tú sigues teniendo la cara del niño que hizo la travesura.
Rompiste la pecera
y dejaste morir al pez
ahogado entre cristales.

No quiero verte nunca más
(por favor, no me dejes)
preferiría desaparecer del mundo
a pasar un solo día contigo
haces que me entren ganas de no ser persona.

No eras tan buen jugador después de todo
perdiste el partido
porque la(s) pelota(s) la(s) sigo teniendo yo
que poco abarcas para lo mucho que arruinas.

"Ojala nunca olvides
que entre las gradas
existe una persona..."
a la que decepcionaste mucho.

¿Sabes qué pasa al terminar el partido?
Las luces se apagan
y los hinchas nos quedamos en las gradas
aguantando el frío.

Qué fácil te llevaste mi risa
qué poco nos duró la victoria
qué rápido rompimos el trofeo.

Fuiste el peor partido de mi vida
y yo sin enterarme,
debo aprender más de esto.
No quise ver la derrota,
pero ya se veía venir.

¿Te conté que me costó más de 3 años aceptar que debía salir corriendo?
A veces no vemos la bala
hasta que sentimos el disparo.
Yo tenía el disparo en el pecho,
sentía la calidez de la sangre,
me negué a la atención médica
y todavía te quería.

Te necesitaba.

Te necesitaba porque eras lo único que tenía.

Un día te dije que nunca te cortaría las alas,
y no lo haré,
pero tu ausencia ya mutiló las mías..

Podría ser peor,
decirle a todos que eres una mierda,
decirle a tu novia que tiene unos cuernos preciosos,
ponerles nombres...

Podría ser peor,
pero ya no me interesa.


Esto no es por tu cumpleaños,
porque ese ya no lo celebraré.




Esta es una despedida.

¿no me ha quedado preciosa?




Púdrete.



lunes, 24 de junio de 2019

Chernobilita



Será que soy la pequeña hija  
de un desastre nuclear 
o que me duelen 
extremidades fantasmas
y el único fantasma aquí
tampoco quiere 
compartir conmigo
casa embrujada.

Me siento como orificio de bala
pero hago más daño que una bazuca
no tiene sentido 
llorar el daño que me hicieron 
y terminar causando 
uno peor. 

Todo lo que toco…
perece,
se marchita,
desaparece huyendo de mi vida
a cinco patas
en estado de intoxicación.

Soy la parte del elefante 
que lleno de serenidad 
se dirige al cementerio 
y se pone cómodo  
a un lado de los cadáveres 
de los hijos  
que nunca tendrá. 

Creé una atmósfera perfecta,
un refugio infranqueable
donde morirme de miedo 
sin causarlo.

Mi bosque rojo
me protege del exterior,
me regala un otoño infinito
y así nunca me entra frío.

Mis criaturas mutantes
me adoptan su madre
y yo los amo 
como si los hubiese parido.

Quiero pedir perdón
y perdonarme,
acogerlo como un regalo,
atesorarlo.

Quiero reconocerme  
residuo radiactivo 
abrazarme fuerte,
y prepararme un baño caliente
con burbujas de manganeso.

El suplicio 
siempre ha sido  
efecto colateral 
de la colisión 
de dos seres tóxicos. 


Nunca dejaré de amar 
a mi infinita Fukushima
pese a que me obligase a abrir los ojos
mucho antes de que saliera el sol.

Siempre voy a recordar
como a un disparo de vida
a mi invicto Siberia
llevo su cicatriz en el costado
y los ríos eternos de ámbar
que hizo correr en mi desierto.

Adoraré por el resto de mi vida
a mi autárquica Mayak
aunque sus explosiones me apunten
le quiero como mi hermana
padeceremos juntas la radiación
y después dormiremos juntas.

Amo con mi existencia 
a todos mis pequeños tóxicos, 
a mis accidentes radioactivos. 

Les llevo dentro como cicatriz,
de esas infantiles 
que te haces jugando.

Les quiero con la vida, 
aunque,  
quizás, 
esta no me alcance 
para decírselos. 

martes, 18 de junio de 2019

Refugio temporal

He aprendido que mi enfermedad consiste en la incapacidad para ser feliz y hacer felices a los demás.
Eso no impide que busque la felicidad.
La busco, la busco, muchas veces la busco.
Muchas veces no.
Muchas veces no tengo fuerzas.

-Angélica Liddell



Si existen sombras es que aún hay luz 
y ojalá esta no esté al final de ningún túnel.  


Volví a abrir las ventanas de par en par, dejaré entrar toda la luz que pueda; hace tanto tiempo que mi piel no recibe los rayos del sol que ya la puedo confundir con mis folios.

Vuelvo a mi ciudad en ruinas, convenciéndola de que es más hermosa que Roma al revés. Vuelvo a mi hogar abandonado y se siente como si mi cuerpo se llenara poco a poco de agua templada.

Me arrastro rogando sombra entre los escombros y construyo paredes a base de tierra estéril y saliva, estoy cansada de vivir con tanto puente inestable por delante y no tener donde dejarme caer por las noches.

Posiblemente tengo miedo de echarme a andar y que en la próxima desviación solo haya un muro de recuerdos y rostros borrosos sin nombres.

Quizás esta presión en el pecho es una prisión, una jaula que construí con mis costillas para encarcelar un corazón correcaminos con complejo de locomotora por terror a quedarme viéndolo huir fuera de mi cuerpo con las piernas inmovilizadas de abatimiento y decepción.

Posiblemente sea que ya estoy muy cansada, que hoy no hay abrazos que me hagan reventar esta soledad… que estar sola nunca se trató de no tener a nadie con quien compartir insomnio, el problema está en no querer despertar por no querer mirarse en el espejo, porque ahí el reflejo ya no nos resulta familiar, tenemos un perfecto extraño viviendo en nuestra piel. 

Aunque parezca que ya no hay consuelo, aunque se sienta como si hubiésemos perdido todo… debemos amarrarnos las tripas y recolocarnos los huesos rotos, aprender a respirar a través de trajes protectores.

Hay días en los que tengo razones de sobra para dejarme morir de insolación… pero hoy solo tengo una para arrastrar mis pies de cartón un kilómetro más, solo uno más, siempre uno más… hoy sobre el charquito de lágrimas frente a mí me miró una niña que alguna vez subía resbaladillas al revés solo porque podía hacerlo.

Tengo razones para rendirme,
dejar que los buitres me coman las entrañas,
observar el sol hasta la ceguera,
pero mi niña quiere salir corriendo,
mi niña aún busca su estrella.


Solo hacía falta una razón. 


Y es ella. 



jueves, 6 de junio de 2019

Fukushima



Hoy soñé que me moría
sin despedirme de ti,
casi me mata la pesadilla,
pero recordé pellizcarme.

Después de espabilar el susto,
caí en la horrible cuenta
de que lo peor no sería morirme
sin despedirme de ti,
lo peor sería que tú lo hicieras
antes de que yo pueda decirte
todo lo que te quiero.

A veces quisiera llenarte el corazón
de chocolate caliente
para que nunca se congele
como todos mis relojes,
pero quizás sea imposible
que te quepa más dulzura en él.

Hoy quise romperle la nariz a la muerte
para que no se atreva a aparecerse en tu puerta,
pero se ha burlado en mi cara
antes de que pudiera negociar
mis años a cambio de tus manos.

Mi fragilidad humana
compite con mi terror a perderte
y se me hinchan los nudillos
de enzarzarme con el tiempo.

Es tan injusta tu mortalidad,
te llevarás la primavera contigo
y también mi voz,
no la quiero si al llamarte
ya nunca me encuentran tus ojos.

Cualquier día de estos
cambiaría la paz mundial por tu sonrisa
y mi vida
por la tuya.

Eres mi supervivencia
en medio de este Armagedón.
Si existe la cura a todas las plagas
lleva tu nombre.

Hoy de nuevo cerraré los ojos
con el miedo a que te acabes,
mamá,
ojalá el día durara para siempre
para que la pesadilla nunca empiece.

Me duele el corazón
cada vez que imagino
que el tuyo deja de latir.

Entonces
ninguna caja de música
va a conseguir
que vuelva a dormir.

lunes, 20 de mayo de 2019

Revancha



Tengo boca 
no hablen por mí. 

Si no la abrí antes
fue por respeto a sus muertos
pero se están metiendo con los míos
y a mí no me gustan esos cuentos.

A mí no me digas que no puedo
soy la niña que dejo de dormir
para cumplir sueños
y observarlos pesadillas.

Tengo los cojones
que ustedes nunca tuvieron
para dar pasos de gigante 
con patas de araña. 

A mí no me digas que no puedo 
que por poder te llevo entre las piernas 
y te pongo a mis pies, 
pero siempre me ha dado asco 
la mierda en los zapatos. 

domingo, 19 de mayo de 2019

Afterlife




No ha pasado nada
estuvimos años dando vueltas 
dentro de un huracán 
para terminar en el mismo sitio,
en el punto exacto
donde nos perdimos.

No hay salvación
solo la ilusión
de una nueva vida
acostumbrados a respirar 
con la cabeza hundida en la mierda. 

Tras la espera 
disfrazada de esperanza 
solo hay letargo. 

Después de la guerra mundial
viene la purga,
la falsa calma,
la compasión involuntaria.

Construimos civilizaciones
nos ponemos reglas morales
y nos escurrimos entre las letras pequeñas.

Rompemos las normas impuestas
en nombre del bienestar
propio,
comodidad clasista  
y exclusiva, 
excluyente. 

Matamos en nombre de la paz,
rezamos a dioses fantasmas,
llenamos ríos de sangre.

Millones se mueren de hambre 
mientras otros millones vomitan 
por devoción estética. 

La tortura pasa por cultura
la violencia se reviste de arte
el genocidio es una costumbre
el racismo nuestra herencia,
y que vengan esos resabidos 
con sus cátedras fascistas  
y discursos paradójicos, 
aquellos muy imbéciles 
que pretenden ponernos contra los muros 
que sepan que nosotros ya los derribamos. 

Mis hermanas luchan en el frente 
mis hermanas mueren en la calle 
mis hermanas tienen miedo 
mis hermanas son “halladas muertas” 
mis hermanas siguen luchando. 

A mí de pequeña
me enseñaron a no bajar la mirada
ante los falsos regentes
porque la tiranía más cruel
que iba a vivir
sería la propia.

Aunque quizás al final nada de esto importe,
solo soy otro fantasma rumiante
y tú un mortal más jugándosela.



Tranquilo,

todo está bien. 


No ha pasado nada. 
                                  
No ha pasado absolutamente nada.  







sábado, 18 de mayo de 2019

Historia de fantasmas



Las voces que escuchas 
no son las mías,
mis fantasmas aprendieron a esconderse
dentro,
tan dentro que son parte de mis órganos.

Me habita un cementerio,
niños pequeños correteando tumbas,
jugamos todos juntos,
brincamos y bailamos 
al son de cantos fúnebres 
y llantos de bebés que murieron antes de nacer.

Amo a todos mis niños muertos 
los protejo como si fueran mi carne 
y es que lo son, 
son todo lo que tengo. 

Les amo con la vida,
aunque parezca que no me queda mucha,
y ellos me mantienen despierta
para que no pueda recordar horrores 
y retorcerme en mi cama de terror.

Esta orquesta de gritos  
que nos envuelve 
no les pertenece. 

Este olor fétido
debe provenir de la maldad demoniaca
que trajeron los mortales
con sus máquinas de guerra.

Después de la malaria  
solo queda la extinción,
a donde quiera que mire
encuentro lápidas,
sus nombres resuenan en mi mente
dentro hay cuerpos que alguna vez 
me resultaron tanto hogar 
y ahora solo apestan.




viernes, 17 de mayo de 2019

Temblor



Cuando el amor llega
no toca la puerta,
crece como enredadera
a través de las ventanas
y sus raíces levantan el suelo.

El amor no es una rosa domesticada, 
es un dragón hambriento 
y con alas de mariposa
que araña 
y hace crecer violetas en tus entrañas
hasta que no puedes respirar
y las flores te salen por la boca
al conjurar ese nombre tan bonito
que te hace desafiar la gravedad.

Cuando el amor llega 
tira las paredes 
y rompe las cerraduras.

jueves, 16 de mayo de 2019

Tregua



Este cansancio es redención,
este silencio es la prueba irrefutable
de que los bombardeos han cesado,
este frío es ausencia de incendios, 
esta acinesia es armonía. 

Mi vida es tan grande
que la he soltado
y el viento se la ha llevado,
se ha volado todo por los aires
y yo me siento pájaro.

Hoy comprendo que la libertad
debe ser algo así
como ver un cielo tanzanita
con la espalda contra el césped.

Cambié la heroicidad,
los cuartos de trofeos,
los discursos políticos,
las piedras preciosas…
por el anonimato de la paz.

Si hubiese sido Calígula,
Nerón, Falaris,
Atila, Baviera…
no podría dormir por las noches.

Entre la gloria y la paz 
yo hubiera elegido lo segundo… 
porque si bien no soy Aquiles
tengo bien señalado mi talón,
y no tengo la ambición
para seguir a Hércules en sus trabajos.

Al final, 
elegí a la chica. 

Al final,
elegí ondear una bandera blanca
en lo alto de una colina mirando al mar.


Al final,
elegí lo segundo.


miércoles, 15 de mayo de 2019

Nuevas estrategias



Hoy quiero descansar de nuestras guerras,
quiero bajar la guardia,
quitarme el armadura
y descansar en una islita griega.

De nada sirve vivir conquistando 
si al final no queda ningún lugar 
a donde volver. 

He levantado la bandera blanca, 
pero se ondea trapo sucio 
sediento de lágrimas
y yo ya soy desierto.

Esta sensación de manos vacías
me resulta tan reconfortante,
ya no hay nada que destruir,
ya no hay nada que sostener
sobre mis hombros.

Resuena en mis oídos  
ese viejo dicho 
sobre la guerra  
y el amor. 

Quizás quien lo dijo 
no tenía ni mínima idea de lo segundo, 
porque si algo he aprendido de la guerra
es que las armas no tiran  
más que a matar. 

En la guerra y en el amor... 
si hacemos esa comparación  
algo estamos haciendo muy mal, 
no comprendimos nada. 

Ha llegado por fin 
la hora de reconstruir monumentos
de desintoxicar el aire
de romper la cuarentena
de proclamar la paz
de gritar en los balcones
que la guerra ha terminado.

Lo de ganar o perder,
son solo cuentos chinos.
¿A quién le importa ganar 
cuando se ha perdido tanto? 

A mí ya no. 

Estoy cansada de amontonar cuerpos
de llorarle a mis muertos,
de llorarme 
y de llevarme flores
para solo verlas pudrirse 
sobre mi carne blasfema.

He llovido tanto 
que mi llanto interminable
ha filtrado la radiactividad
de todo mi cuerpo,
ríos inmensos de podredumbre
y gritos de infantes muertos
que desaparecieron afligiendo
el último abrazo de su madre.

Me siento muñeca
                                 abandonada 
después de la catástrofe
recogida por una niña con cirrosis,
con unos ojos tan inmensos
que podrían engullir la Luna.

Ella me cuida
como si fuese lo más bonito
que podrá algún día sostener, 
y quizás sea cierto,
pero yo la quiero igual
y mis brazos de trapo 
se aferran a su pequeño cuerpo
cubierto de tumores.

Hoy mi pequeña niña tóxica 
quiere salir de la zona de exclusión 
y no sé cómo explicarle
que ya nadie confía en la energía nuclear.

No la puedo detener,
le han crecido alas de dragón
¿Quién soy yo para cortárselas 
si ella me las imaginó primero? 

 

martes, 14 de mayo de 2019

Medalla de honor




¿De qué sirve tener la razón 
si ya no tengo lo que quiero, 
si ya no tengo a quien quiero? 

Ojalá el tiempo  
no me hubiese concedido la razón. 

Ojalá me hubiese equivocado
una,
y otra,
y otra vez.

Las mentiras son como las pintan 
preciosas, 
pero se pudren rápido. 

Tú no eres todo lo que te crees 
y yo soy más de lo que parezco. 
Te jodes. 

Antes de ser un capullo 
sal de él, 
antes de hablar mierda de la gente
límpiate la boca.




Yo sí tengo cara de darla. 

¿La tendrás tú de sostenerla? 










lunes, 13 de mayo de 2019

Granada



Estos años 
he vivido caminando de puntillas
irónicamente, 
iba a paso firme
haciendo surcos en el lodo,
porque no quiero, 
ni pretendo, 
olvidar desde donde he venido.

Mi lucha 
es una niña pequeña 
con una granada  
entre las manos,
continuamente 
enreda los dedos en el anillo
amenazando con explotar.

No sé cómo explicar 
que me contiene dentro,
y esa jaula me protege 
y me hace daño 
a partes iguales.

Hoy he decidido explotar,
romperme en mil pedazos,
concederme tregua,
hacerme la paz
y después el amor,
llevarme a casa
y mecerme en brazos
hasta quedarme dormida.

Llevo tantos años sin dormir
que mis parpados 
se han vuelto
papel de lija,
puedo encender una cerilla 
con tan solo pestañear.

Quizás ahora me atreva  
a soplar una velita de cumpleaños 
y pedir un deseo 
con previo conocimiento  
de que no se cumplirá. 

Lo siento, mamá
hace mucho que deje 
de pedir deseos,
porque lo único que quiero
es hacerte inmortal.

Ya no puedo seguir 
aguantando la respiración,
tengo que explotar  
y ver como mis mil pedazos 
se esparcen como confeti.

Nuestros cantos 
siempre fueron música de muertos 
y ni enterados nosotros, 
si lo hubiésemos sabido antes… 


Te lo suelto así:
ya no puedo más. 


Ya no pueden joderme más. 






domingo, 12 de mayo de 2019

Huellas



Hay personas 
que solo dejan cicatrices

y luego 

estas tú

que vienes a cubrirlas
con colores muy bonitos.

sábado, 11 de mayo de 2019

Parque de diversiones radioactivo



Haz sido por mucho
lo más bonito que le ha pasado a mi vida.

La bomba nuclear
que resucito las mariposas en mi estómago,
el disparo de vida
que hizo latir mi corazón,
la bofetada en la cara
que me curó la sonrisa y los labios partidos.

No me mal entiendas…
llegas con toda la violencia
que solo tiene la felicidad
cuando es a carcajadas,
con la asfixia de un abrazo de cumpleaños
que nunca quieres que termine.

viernes, 10 de mayo de 2019

Energía nuclear



Si alguien me hubiese dicho 
que volvería a ver el cielo azul
después de respirar por años
nubes tóxicas de reminiscencias
y polonio,
me hubiese reído 
hasta escupir sangre.

Y de pronto
en mi catástrofe,
en mi aislamiento,
llegó un ser precioso 
con nombre de valiente 
y acabó con mi cuarentena. 

A lo mejor traspasaste
el perímetro de seguridad
sin avisar,
sin permiso,
y te quedaste dentro
haciendo mucho ruido
despertándome 
de mi letárgico sueño.

A lo mejor eres tú 
y soy yo,
quizás nosotros 
formamos el equipo perfecto 
para acabar con la radiación,
devolver el agua a los ríos
y la risa a los niños.

A lo mejor tu mano izquierda 
encaja perfecta en mi derecha, 
somos algo así como reacción química
anímica…
yo qué sé,
pasa que cuando me tocas 
crecen flores sobre el pavimento 
de una pequeña calle de Chernobyl. 

A lo mejor te colaste dentro de mis pulmones
te alojaste en un rincón de mi corazón,
no como un tumor,
o una infección,
sino como una nebulosa
que se expandió por mi sistema
hasta expulsar las municiones
de uranio empobrecido
que un ejército silencioso
instaló en mí
la noche de mi octavo cumpleaños. 

A lo mejor ya te quiero 
porque me obligaste a recordar 
como suena mi risa 
y la aumentaste a decibeles imposibles, 
ya no soy ruido rosa. 

Quizás me equivoque,
pero desde que llegaste
el aire es menos denso
y los pulmones ya no escuecen
siento una tranquilidad marítima 
como si mi cuerpo  
hubiese pactado comunión con mi mente, 
como si todos mis órganos
recordasen su función 
y su lugar dentro de mí,
como si volviese a ser mía,
solo mía,
y quiero compartirme 
contigo.



jueves, 9 de mayo de 2019

Casualidad



Yo caminaba de puntillas 
sobre el muro de Berlín
cuando un eclipse de sol
me hizo presa de la gravedad
y entre un millón de gritos de revolución 
solo pude escuchar tu voz.

Me haces querer buscarme una mejor vida
solo para poder pasarla a tu lado.

¿Cómo te explico que no eres el amor de mi vida
pero que aun así quiero compartir 
el resto de ella contigo?

miércoles, 8 de mayo de 2019

Siberia

Si alguna vez llegas a escuchar la canción 
acuérdate de mí, 
cuando todavía no me perdía entre la radiación.

Y perdóname,
sobretodo,
perdóname.


Mi niño de cristal,
por ti haría un jardín
con la tierra que nos arrojaron a puños
para enterrarnos
y crearía una torre descomunal
con las piedras que nos han lanzado a matar.

Tú más que nadie conoces mi guerra,
has sido testigo del conflicto interno,
de cómo me levanto en armas 
y cómo después las mismas me derrumban,
me has curado las heridas
y con el tiempo me has hecho nuevas.

Te viví como a un torbellino,
viniste haciendo huracán en mi vida;
desordenando principios,
llevándote finales
y prometiendo infinitos.

No comprendías que los desastres naturales
no tenemos gran garantía de pertenencia,
llegamos y nos vamos
casi con el mismo sigilo
de un elefante en una cacharrería.

Te alojaste tan dentro
que a veces confundo 
mi sonrisa con la tuya,
está de más decir 
que la mía la provocas.

Fuimos tan ingenuos de pensar
que podíamos jugar con fuego
sin quemarnos los dedos,
sin embargo,
después de la primera fogata
se nos antojó quemar el bosque entero.

Entonces las alarmas se encendieron
y quisimos ignorar las señales
y las advertencias en el camino,
aceleramos…
más rápido…
más rápido…
jugamos a ser indestructibles.

(Y qué mal terminó esa canción,
fue el soundtrack de noches enteras
con el rostro mojado 
en agua salada y los ojos ardiendo.)

Parecía eterno,
dolía como si lo fuese.

Una luz partió el cielo
y nuestro campo gravitacional 
se desintegró como arena.

A la segunda explosión
todo el aire quedo contaminado.

(Y aunque dejé de confiar
jamás dejé de quererte,
perdón por no cubrirme los oídos)

Te perdí entre la multitud,
entre señales de humo
y gritos de auxilio,
entre salidas de emergencias
y nubes de plutonio.

Yo también te lo digo:
“Fuiste lo mejor
de todo lo malo que nos sucedió.”

Pero éramos demasiado humanos,
demasiado frágiles,
demasiada carne,
confundimos lo nuestro con el amor
y pretendimos seguir estando bien.

No, amigo mío,
nada está bien.

(Por lo menos,
yo no)

Ya nadie confía en la energía nuclear
y yo estoy hecha de átomos inestables.

Todavía tengo secuelas de ti en la piel
te padezco como una enfermedad
regenerativa.

Al final,
la condición humana
es más fuerte
que el deseo de divinidad.

Guardo nuestros recuerdos cristalizados
donde el mundo no los alcance,
donde la radiación no pueda intoxicarlos,
pero a ti ya no sé dónde encontrarte.

(Te echo mucho de menos)

martes, 7 de mayo de 2019

Carta de amor desde una trinchera




Estoy en el pabellón de psiquiatría,
hace frío porque apenas está amaneciendo
este lugar me trae bastantes malos recuerdos 
dos personas detrás de mí hablan sobre fantasmas
...y yo estoy escribiendo una carta de amor.

Incluso al borde de un ataque de pánico 
sólo puedo pensar en lo mucho que te echaré de menos
aunque quizás a estas alturas me estés echando de más
de muchísimo más.

Escribir de amor en el pasillo de psiquiatría  
debe ser lo más parecido a volver  
al parque de juegos de tu infancia  
y encontrarlo oxidado,
pero no poder evitar la urgencia de subirte a un columpio,
porque es tu columpio
... aunque ahora el óxido te manche las manos
y no puedas llegar muy alto por miedo a romperlo.

Llevo días pensando que quizás el amor no pueda con todo.
El amor no te cura la depresión 
ni te quita las tendencias suicidas
ni hace que te olvides de la anorexia.

Y es una jodida putada,
porque yo te quiero tanto 
que de verdad quiero no estar triste
quiero querer no querer morirme
quiero querer comer sin odiarme.

Quisiera extirpar mi tristeza como un tumor 
sostenerlo frente a los ojos de mi madre 
y decirle que ahora puede abrazarme sin hacerse daño. 

Pero sólo tengo mi silencio, 
la incapacidad de moverme cuando me siento sola
y el frío invernal de mi hambruna
para sostenerme en la madrugada cuando no puedo llorar.

Te escribo:
"Si tú me pides que salte, 
me crecen alas." 

Y sé que a ti te daría muchísima risa leerlo
porque yo soy más de arrastrarme
de vivir buscando algo en el suelo
y levantar la vista sólo para darme cuenta
de que he creado un bache al caminar en círculos
y me he enterrado dentro.

Si comienzo a llorar me ahogo 
podría llenarte la copa con mis lágrimas, 
soy tan pequeña 
que si me tiras dentro de ella me disuelvo. 

Sigues sin entender de qué va volar sin hacer huracán
me estás echando abajo los cimientos que he construido,
no tengo donde refugiarme de ti
y tampoco quiero
aunque debería.

Una vez dije
que nadie debería temerle a las manos de quien ama,
y aunque me hagas muchísimo daño 
tus manos son mi arma favorita para autolesionarme.

Sé que un "Te quiero"
es tan peligroso en la boca de una loca
como regalarle fuegos artificiales a un pirómano,
pero déjame volar en pedazos este desierto
para mostrarte de donde mana el agua del mar
si eres tú quien dice mi nombre.



 

lunes, 6 de mayo de 2019

Islamabad



No quiero que incrusten más 
su mierda de miedo 
entre mis costillas.

Me recriminaron una guerra
que ya había comenzado cuando yo llegue,
me hicieron prisionera política
de un estado por el que jamás pasé.

Aprendí casi por penitencia
que mi cuerpo no me pertenecía
que era el templo de un Dios
por el cual quemaban a mis hermanas,
que era la conquista de mi padre
y carne de la carne de mi madre,
que ni siquiera podía dictar
sobre algo tan quimérico como mi alma.

Entonces yo, 
Antígona desobediente,
decreté total patria de mí.

Me emancipé de dioses incorpóreos,
qué iban a saber ellos de mi cuerpo
si jamás habían probado alimento,
ni sudado el calor del verano,
ni sufrido el dolor de fragmentarse.

Ya dentro de mi lucha
en mi campo de batalla
me descubrí escéptica,
agnóstica a las normas divinas
impía ante el amor,
hereje de la vida.

Ojalá hubiera sido Lisístrata
pero yo ni a Penélope.
Yo soy más la Éride,
la Kali expatriada,
la Hipólita mutilada.

Pero llegaste tú,
como llegan siempre las catástrofes,
haciendo mucho ruido 
y desordenándolo todo…
y resultaste todo lo contrario,
casi te creo.
Y los cielos temblaron
el mismo inframundo quiso absorbernos.

Vino el hombre con sus cuentos
y sus mitos 
y engaños cabales,
quisieron convertirnos en leyenda
para después borrarnos de la historia
porque tú y yo somos blasfemia,
tú y yo podríamos unir la Pangea

Somos enemigos de cualquier devoto
nosotros sí nos materializamos,
pusimos nervioso a Dios 
con nuestras danzas paganas
y hasta sonrojamos a Rati
con nuestra bestial humanidad.

Y ahora nos encuentran
tú, exiliado Prometeo
y yo, Pandora excomulgada
fuimos negados por nuestros dioses
y comenzamos a rendirnos culto,
nos subimos a un pedestal
y nos cumplimos,
milagro.

Fuimos el efecto secundario 
de mi mediocre ateísmo. 


domingo, 5 de mayo de 2019

Disparo al aire

"Olvida que en mayo también hace frío...
recuerda si vuelves que ya no estoy yo
entiéndelo, te has llevado una vida...
ten el valor de sentir lo que digas y hazlo.
El año que viene... te juro que te olvido."
-Fredi Leis



Es tan difícil no quebrarse,
caminar entre escombros
y no lastimarse con recuerdos rotos,
páginas que nunca pudimos pasar;
infectarse los pies de heridas ajenas,
llorar la muerte del enemigo
y celebrar la propia
como un rescate.

Resulta imposible no intoxicarse
con el hálito de ilusiones caducadas,
tragarse las ganas de llorar
y romper 
a carcajadas
el dolor propio
para que no pese
para que se lo lleve el viento
y lo restriegue en la cara de otro.

Y cómo no volverse zona de guerra
si todo lo que entra por los oídos
es el fugaz sonido del disparo
pero no hay orificio de salida
se queda haciendo eco en el cerebro
enmudeciendo la esperanza
y ya no hay nada que esperar.

Cómo reconocer tus propios pasos
sobre un campo de concentración
por el cual han pasado millones
y a ninguno se le ha permitido
despedirse de los suyos.

Si a mí de pequeña me hubiesen contado 
sobre las fosas comunes
yo hubiera pensado en ti,
sin conocerte,
porque todavía después de hacerlo
no logro reconocerte entre la multitud,
una multitud a la que yo hubiese matado primero,
con las manos desnudas,
antes de que ellos lo hiciesen contigo.

Y ahora mírate. 
Tan igual al resto 
que apestas. 

Qué difícil es llamar basura 
a lo que una vez amamos,
a lo que nos metimos a la boca como regaliz,
y ya tengo suficiente plomo en la sangre
como para declararme soldadito
pero ya no me apetece jugar.

Me hubiese gustado conocerte antes 
cuando todavía no aprendías a matar,
cuando las armas eran ramas
y las bombas..
solo explosiones que mimetizabas con tu voz.

Nos parecemos tanto 
que maldecirte 
me augura mala suerte 
y somos tan diferentes 
que pronunciarte 
se anuncia lengua muerta.

Malditas contradicciones.,
contraindicaciones de un reencuentro, 
mala combinación 
de químicos explosivos,
fuimos fuegos artificiales
tan letales como Trinity. 

Yo te hubiera llevado 100 años en el corazón 
y ahora tengo que aprender a extirparte
como a un cáncer 
que amenaza metástasis en mi cuerpo,
me estás llegando a los huesos
pero te lo advierto…
que aunque los míos son de cristal
cortan.



sábado, 4 de mayo de 2019

Feliz cumpleaños a mí.

"La vida sigue."

Me lo han dicho tantas veces en estos días, me dan ganas de reírme en su cara, ganas de vomitar, arañar, escupir... gritar... sobre todo de gritar, salir corriendo.

¿Es posible estar tan triste que te duela el cuerpo?
¿Olvidar el instinto de respirar,
no conseguir fuerza para mantenerte en pie,
vomitar hasta el temblor y la angustia?

Lo peor de cuando se muere alguien que amas no es la muerte... es la ausencia.

La necesidad egoísta de sentirles cerca
la incapacidad para dejar de hacerlo.

Dicen que la vida sigue, como si en algún momento se hubiese detenido... 
y si lo hubiese hecho me hubiese quedado a vivir contigo en ese instante 
en el que recordaste mi nombre, en el que me llamaste "hermana" 
y te reíste pidiéndome que te hiciera una foto 
(aún la conservo en el móvil, te veías hermosa con esa sonrisa, 
casi ni se notaba que estabas agonizando de dolor).

La vida nunca se detuvo 
y ese momento duró 117 segundos 
en los que yo dejé de respirar 
por miedo a perderme algún detalle.

Cada vez que quiero recordarlo dejo de respirar, 
hasta que me duele la cabeza, 
hasta el mareo y desesperación.

Cuando murió mi hermana sentí frío
canté una y otra vez
la canción que mi madre me cantaba para dormir.

Ya no me siento la princesa,
sino el rey que se queda atrás
abandonado entre riquezas 
pudriéndose en su abundancia.

Hay un final más feliz para esa historia,
pero mi mamá se detenía
cuando la princesa iba detrás de la estrella.

Yo le canté a mi hermana hasta que durmió
cerré sus ojos con la delicadeza de una madre
y el respeto y devoción de una hija
pero con el desgarro de saber que esa sería la última vez;
me grabé sus ojos a fuego en mi inconsciente.

Esa noche me sentí tan sola
hacía tanto frío
pero mi cuerpo estaba muy cansado para temblar,
la mañana siguiente sentí mi voz amputada
me desconocí frente al espejo
quise hacerme pequeñita en brazos de mi madre
me imagine ahorcándome con el cordón umbilical en su vientre.

Mi cuerpo aún no aceptaba lo sucedido
aunque mi mente no lo pudiera olvidar,
mi brazo instintivamente buscó su mano en la cama
encontrándose solamente una sábana fría.

Cuando digo que derramaron
una fábrica de deshechos tóxicos en mi estómago
no hago uso de ninguna metáfora.

Cuando decimos que se nos rompió el corazón
no pensamos en lo que significa realmente,
para mí fue una mezcla de cansancio y jugos gástricos
no podía parar de llorar y vomitar
y después nada.

Absolutamente nada.

Dormí por tres días
memoricé el techo de mi habitación
olvidé a qué sonaba mi voz
olvidé cómo deglutir
y por segundos preciosos
olvidé también que ella ya no estaba.

A veces podría jurar que escucho su voz
que la veo llegar con aquel uniforme
siento que se tira a un lado de mi en la cama,
pero una vez más mi cuerpo encuentra solo vacío.

Ojalá la vida siguiera...
como si nada, como si tú aún estuvieras,
pero de ti ya nada,
aunque todo.

Te recuerdo por las flores marchitas que aún no puedo desechar,
tengo el pasillo lleno de flores que aún no puedo tirar,
aunque estén pudriéndose.

Te veo en cada rincón de la casa donde alguna vez me jugaste alguna broma
y qué solas se sienten las habitaciones sin ti...
y cerrar los ojos solo hace que te vea con más frecuencia,
así que le cogí miedo a dormir,
solo por hacerlo y soñar que te pierdo
y despertar para descubrir que ya lo he hecho.

Ojalá dejara de verte...
ojalá que la próxima vez que te vea sea real,
pero tú ya no

Me han dicho que tú ya nunca.

Cuando mi abuela murió
todo el ruido a mi alrededor se mudo al interior de mi cabeza
taladraba mis tímpanos desde dentro
quería gritar pero no recordé cómo hacerlo.

Abuela, siempre fuiste de ir un paso adelante,
de correr cuando no podías caminar,
más literal que metafórico,
y mira...
nos has dejado atrás.

La peor parte del duelo
es darte cuenta de lo que implica la ausencia
es reconocer tu cuerpo amputado
verte rodeada de recuerdos
que se parecen mas a fantasmas
y el frío,
sobre todo el frío.

Una mano vacía,
el dolor en las extremidades
de no abrazar lo que amas,
el silencio
y las inmensas preguntas
sin respuestas.

¿Cómo curar esa herida
que te dejan al arrancarte una parte de ti
que le pertenecía a otra persona?

¿Con qué tratas esa clase de pérdida?

Mi abuela tenía una manera especial de sonreír...
sonreía con esa complicidad que te hace pensar
que te esta compartiendo el secreto más grande del mundo.

En palabras de Elvira:
"La sonrisa que no cambia este mundo de mierda,
pero hace que me dé igual vivir en él".



Hoy me tiemblan las manos
de no sentir las manos de mi abuela
sosteniendo las mías y sonriendo.

Hoy quiero ser egoísta y decir que las necesito
que necesito un abrazo de ellas
que de qué sirve cumplir años
si el tiempo se detuvo cuando ellas se fueron.

No tengo más deseos que pedir,
para pedir deseos hay que tener esperanza,
y a ella la perdí.



Hoy me siento el rey abandonado de aquella canción
hoy simpatizo más con Wendy que con Alicia.



viernes, 3 de mayo de 2019

Capitán



Ni 10 años en la OTAN
me hubiesen preparado
para combatirte
porque aunque tuviese 
un navío completamente armado
hubiese encontrado mi fin
en un par de pupilas 
vesubianita.

Aguanté con vehemencia
todas tus bombas,
las recibí como flores
y las afligí con espinas,
desarrollé una piel de dureza 10
en la escala de Mohs
hasta me confundiste con un diamante
y me convertiste en uno de sangre.

Fuiste capitán de naufragio,
coronel sádico,
asesino a sueldo,
sayón orgulloso…
y me declaraste guerra
sabiendo que yo venía de una
que me había hecho huérfana.

Me duele reconocer
Hiroshima en mi corazón,
un paisaje desolado y destrozado,
una llaga enorme en la superficie terrestre,
la muerte se detuvo a observar
la gran catástrofe del hombre
y yo no me atreví a pedir auxilio
por miedo a que mi voz también se quebrara.

Quiero salir de mi encierro 
contarle a todos 
con orgullo y horror 
que no eres el fin del mundo 
que de tu mierda de lucha  
se sobrevive… 


Ahora puedo levantar mis ejércitos
porque conozco tus tácticas militares,
tus estrategias de combate en la batalla,
me sé de memoria tus formaciones,
y desencripté todos tus códigos.

Yo también puedo ganar
en tus juegos bélicos
porque he aprendido del mejor sicario,
he estudiado las torturas de primera mano,
desde la tuya, 
mi amante verdugo.

Ahora puedes admirar tu creación,
tan letal como el cadmio,
terrorista ejemplar,
la envidia del Haqqani.

Te entra pánico
porque sabes 
que hago todo
diez veces mejor
que tú,
con los ojos vendados.

Anuncia la retirada,
mi amor,
que no pretendo
detener mi ataque.

jueves, 2 de mayo de 2019

Zirconio



Lloré la muerte de una persona
que solo estaba en mi mente.

Enterré mi corazón 
en el jardín de una casa abandonada
donde quedan los yonkis de la ciudad
a quitarle plumas a los angeles.

Tengo gusanos entre los dedos
de meter las manos 
en las entrañas 
de un cuerpo en descomposición
buscando calor
y agua.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Cambio climático




Llorabas tantas balas

que yo tuve que cubrirme,

correr a resguardarme,

por miedo a morir acribillada

y que no besaras mi frente

antes de enterrarme en recuerdos

a los que no les darías tantas vueltas

y yo me he propuesto ya no ser carrusel

así que la vueltas son de revólver,

en lo único que podemos ganar

es en la ruleta rusa.

martes, 30 de abril de 2019

Radioactividad


Hemos vivido durante años
bebiendo de lagos infectados,
llenos de basura tóxica
y petróleo robado;
comiendo carne radiactiva
de venados con dos cabezas 
y peces sin ojos
con la boca eternamente abierta.

No creo que pueda vivir más
con los pulmones hinchados,
quiero respirar aire limpio
y sentir de nuevo mis entrañas
como simples órganos
y no como brasas vivas.

Sé que te da miedo 
salir de nuestro pequeño refugio,
pero he sospechado
que vivimos en el punto exacto
de la explosión nuclear.

La radioactividad ha conquistado
toda la superficie de nuestra piel,
tus manos dejan llagas lacerantes en mis piernas
y mis labios dejan horribles úlceras en tu cuello.

Necesitamos litros de antiséptico
para curar las quemaduras
si volvemos a abrazarnos.

Queremos llamar amor a esto
de rompernos la nariz
y sonreír de dolor,
pero no podemos decir
“Te quiero” 
sin escupir sangre.

No llores,
que ya no te queda piel en las mejillas
y la sal solo escuece.

Me tengo que ir
quiero salvarte de nosotros,
necesitamos respirar 
algo más que nuestro aliento.

Ya te encontraré en otra vida
me presentaré como un mar ante ti
y me sentiré orgullosa 
de preservar lo más bonito que construimos
antes de enfermarlo con nuestras plagas.

Te quiero,
yo también
te quiero.

Pero nadie debería
tenerle miedo
a las manos 
de quien acaricia.



lunes, 29 de abril de 2019

¿Y mis laureles?



Ya todo ha acabado.
He regresado a casa después de la guerra,
después de pasar hambre y frío,
de morir de sed y empacho.

Soy yo la ganadora,
la sobreviviente,
la Boudica rebelde,
la Astarté sanguinaria.

Me regocijo en mi victoria,
me proclamo diosa,
me rezo virgen,
me corono salvadora
de mi misma.

Regreso a casa,
a mi ciudad bombardeada,
a mis ruinas.

¿Quién va a vitorear mi ascenso?

Habito un cuerpo tan lleno de luchas
que mi espalda campo minado
exilia cualquier caricia 
por muy dócil que sea el tacto.

Voy a intentar que no sea triste
aunque lo sea.

Voy a pasearme por la calle abandonada
en la que antes corrían niños extasiados de libertad…
que alguien venga a hablarme de libertad
y que me explique
qué hago yo con tanta soledad en las manos.

A veces el silencio 
me hace fantasear con explosiones
y mis venas se exaltan,
mis músculos responden como despertando,
la sangre bombeando en mis oídos,
el deseo de salir corriendo…
y otra vez el silencio.

Mucho silencio.

No sé cómo vivir esta paz,
me da miedo.

Tengo la certeza 
de que obtengo todo lo que quiero
justo cuando ya no me importa.

domingo, 28 de abril de 2019

La gran broma

"Es la semana grande de la crueldad
y en nuestro honor celebran una fiesta."
-Nacho Vegas



Quiero que vean a lo que me han reducido.
Una broma enferma.

Si llamas a esto vida  
no sé qué entiendes  
por incendio forestal 

Mi corazón empatiza más 
con un escupitajo
que con la palabra amor.

Irónico  
que los golpes que me han tirado  
hayan sido de quienes querían  
que ninguno me dañara. 

Solo lo que está dentro 
puede resultar letal.
Y yo te introduje 
en cada milímetro 
de mi anatomía.

Me dueles 
como me duelen las lágrimas 
justo antes de que aparezcan.

Mi pequeña está tan acostumbrada al abandono  
que no se permite construir un hogar.  

La única vez que sintió amor  
fue cuando estaba tan ebria  
que los cortes en sus brazos no dolían.  

El único tipo de amor que ha conocido 
son sus padres pelando y gritando 
en la madrugada. 

Las únicas mariposas que ha sentido 
son esas que tratan de comerle desde dentro 
porque se mueren de hambre.

Aceptarse frágil y saberse de piedra. 
La gran paradoja de su vida. 

Yo… que derramé 
el vaso medio vacío 
para evitar ahogarme,
nunca me preocupé  
porque pudiera cortar. 

"Puede que el tiempo me dé la razón 
pero no queda tiempo,
hoy es el día
en que dos planetas se estrellaran
mientras tú concedes entrevistas
Y ahora ya me empiezo a preguntar 
cual de estos chistes es el mejor..."

Ahora entiendo que todas esas veces
que me pedí perdón en sus nombres
fueron una declaración de amor
hacia a mí.

Nunca planee agradecer eso.




sábado, 27 de abril de 2019

Retirada




¿Me puedes seguir queriendo
incluso cuando nos están mirando?

¿Puedes seguir sosteniendo mi mano
después de besarme?

¿Te puedo seguir dos minutos más?

Le he puesto precio a mi cabeza
antes de que alguien pretenda que la pierda.

Soy todo lo que siempre 
he querido desconocer 
y no puedo huir de mí. 

Estoy atravesando la tristeza
que nunca te llevaste,
me dejas las ganas de correr
a través del miedo
solo para sentir el pinchazo 
de un millón de hormigas en mi vientre.

¿Me seguirás queriendo 
con la carne hinchada
con las manos infectadas
con las entrañas putrefactas
y los ojos marchitos?

¿Me seguirás queriendo 
fuera de nuestra trinchera?

¿O me pondrás 
una gran letra escarlata
colgada del cuello?







Me quedo con mi tristeza.



Me voy,

de que ya,

me pierdes.





viernes, 26 de abril de 2019

Zona de exclusión



Mi pequeñita,
decirte pequeña siempre me supo a mentira,
quise domesticarte para llevarte dentro
y eres tú la que me contiene.

No tengas miedo.
Te lo digo con la incredulidad
de quien consuela el llanto de Dios

No es tu culpa.
No es tu culpa el daño que te causaron 
los imbéciles mortales con sus torpezas.
No es tu culpa que nadie sepa llorarte,
ni cuidarte,
ni abrazarte por las noches
y mecerte hasta que el sueño te regale la muerte
y el susto te devuelva la vida.

No es culpa de ellos
que no sepan quererte bien,
que te quieran flojo;
que te quieran sin ganas y te quiten las tuyas,
que te quieran santa y no pretendan rezarte,
que te quieran domesticada,
versión facilitada, 
que te quieran toda sonrisas,
que te quieran para ellos,
que te quieran mal
y te dejan hambrienta.

No es culpa de ellos.
Y no es tu culpa
no querer quererlos.

No planeo curarte,
ni pretenderé hacerlo.

Aprendí a punta de desastre
y desgarro
que respiras por la herida
y que cerrártelas sería asfixiarme.

Eres la mujer que me gustaría haber parido.

Pero has nacido muerta. 

Muerta de frío.
Muerta de miedo.
Muerta de hambre y sed.
Muerta de amor.

Yo misma escribiré tu obituario.

No tengas miedo,
pequeñita,
no es diluvio,
es que aquí dentro
sigue lloviendo.


jueves, 25 de abril de 2019

Desde la cama de un hospital



No quiero hacer uso de recursos poéticos estúpidos para describir el desastre que dejó al irse, pero es lo único que aún es completamente mío.

Si digo que me tiré a llorar en cama todas las tardes por un mes entero no hace justicia al desgarro que sentía en el alma al saberme lejos de él, estar consciente de que alguien más gozaba del sonido de su risa y que yo jamás la volvería a provocar. Por eso hablar del dolor de garganta y los ojos hinchados es decir muy poco.

Mi voz sonaba completamente ajena a mí, desconocía la persona detrás de mis cuerdas vocales, papel de lija en mi tráquea cada vez que intentaba pedir auxilio y aquel grito de terror que emanaba desde mis entrañas chocaba endeble contra mis dientes.

Me hubiera sacado los ojos con una cuchara para no llorarle más, pero entonces lo único que vería en la oscuridad de mis cuencas sería su maldita sonrisa retorcida, esos ojos que taladraban mis huesos y sus manos... sus asquerosas manos que eran jaula a mi fragilidad de pájaro que murió sin saber volar.

Y después están las sesiones de llantos en viejas catedrales y plazas repletas de personas sin rostros. No estaba en mis planes interpretar el papel de la imbécil que se enamora de un cabrón que le rompe todo, menos los complejos. Lloré como una niña a la que se le había caído el caramelo, pero juro que me lo hubiera metido a la boca de nuevo aunque estuviese lleno de mierda... ¿por qué no lo hice? Me alegro de no hacerlo. Mentira. Pero me alegraré cuando logre desintoxicarme de su saliva.

Me obligué a odiarle en todos los rincones de la ciudad en los que me enamoré de él. La peor inversión de mi vida. Me odié en todos los rincones que más me gustaban, me hice daño de 184 formas diferentes; una por cada centímetro de mi vértigo. 

Rechacé las miradas de compasión a mi carne mutilada. No quiero explicar, ni pretendo que alguien lo entienda, que me tuve que extirpar las venas para no sentir su pulso bajo mi piel. Usé mis muñecas como cenicero para no romantizar jamás el tabaco en mis pulmones, ya no recuerdo cómo era respirar aire limpio.

Me corté el pelo por no cortarme la cabeza y seguía pesando. Lo odié. Lo vi crecer con impaciencia y repulsión… y cuando me empezó a morder los hombros lo volví a cortar. ¿Qué tengo que amputarme para no sentirle dentro? Quise cambiar todo de mí, empezando por mi aspecto, no ver en el espejo a su idiota perfecta, su víctima por voluntad propia. Entonces un monstruo creció en mis entrañas y yo quise pretender esconderlo debajo de la cama, pero ya ni esa me pertenecía.

Sufrí una enfermedad sin riesgo de contagio con las ganas de convertirme en plaga para no sentir la frialdad del suelo en mi espalda, para por una vez tirar la cabeza de lado y descubrir que no estaba sola, que alguien más había sobrevivido su guerra. Pero cuando volví a abrir los ojos seguía sola en una sala de espera abandonada.

Por fin un día, me levante del suelo donde me dejó. 

Descubrí mis músculos atrofiados, el más dañado quizás, una válvula en el pecho con ritmo casi nulo que se hacía llamar mi corazón. Aprendí a caminar, volví a aprender a caminar, arrastrándome con la cabeza en el barro, levantándola solo para coger aire y seguir. 
Recordé cómo usar mis manos para otra cosa que no fuese dañarme, me obligué a soltarme el cuello, a acariciarme la piel, a abrazarme las costillas.

Me envuelve una sensación de soldado, no sé en qué frente peleé, ni por qué… pero sobreviví, le sobreviví. Miro cómo me crece el cabello, me reconozco frente al espejo, redescubro mis pulmones. 

No vale morir en su mierda de lucha.
 

miércoles, 24 de abril de 2019

Los miserables hijos de Chernobyl



Hay quienes siguen bailando
aunque hayan perdido las piernas 
por culpa de las trampas de osos.
Y no dejan de hacer caminos,
marcan siempre el compás del vals 
y corren hacia el fuego 
para salvar a otros.

Hay quienes no dejan de ansiar el abrazo
aunque una granada les haya volado ambas extremidades.
Sueñan con sostener el mundo contra su pecho,
consolar el llanto de un niño,
besar con las manos en las mejillas
y sostener la mano de su madre antes de morir.

Hay quienes se imaginan gritando,
pero han nacido con la voz amputada.
Anhelan contar historias interminables, 
desgarrarse las cuerdas vocales chillando injusticias,
rabiar con todas sus fuerzas un “Te quiero”.

Hay quienes no dejan de desear escuchar
por primera vez su propio nombre,
pero la música les ha sido exiliada de los oídos,
imaginan el trino de los pájaros por la mañana,
fantasean con la carcajada de un niño
y el susurro de su amante contra sus tímpanos.

Hay quienes crean colores en la oscuridad de sus cuencas
porque sus ojos se apagaron demasiado pronto,
crean mundos imposibles del absoluto vacío,
diseñan paisajes y galaxias de la nada,
recrean el Big Bang en sus sentidos,
encuentran la luz en esta inmensa oscuridad.

Hay quienes viven con la existencia mutilada
pero tú, cariño,
tú eres la anomalía más extraña
tú vives sin corazón.

martes, 23 de abril de 2019

Nubia



Podría contar todos mis órganos,
porque cuando me enamoro 
me duele el estómago,
y cuando me decepcionan 
el dolor se muda al pulmón izquierdo.

Puedo distinguir mis riñones de mi hígado,
porque los separa un yermo inmenso.
Me duelen todos mis órganos por separado
como si una mano con tacto de espinas
los estrujase uno a uno.

Tengo una sensación de muñeca vudú
si me abren las entrañas saldrá arena.
Ya me han clavado todos los alfileres,
no me queda nada que ofrecer,
se lo han llevado todo.

Estoy tan vacía, 
tan llena de nada.
Viuda de mí.
Estéril.
Seca.

Desbordaron todos mis fluidos,
no tengo lágrimas para escribirme una despedida
no tengo saliva para tragar tanto desprecio.

Siento mis entrañas como piezas de rompecabezas
y entre cada una de ellas hay 6 hectáreas de desierto.
Muero de hambre y de sed.
¿Y qué es eso
sino morir de amor?

lunes, 22 de abril de 2019

Noche ártica



¿Cuántas veces más
debo rogar el perdón 
que no se me otorgó?

Con la única con la que tengo que disculparme
es mi niña con ojos de papel
por tantas vidas de fiebre y náusea
absteniéndola de besos,
atrincherándola con barreras de seguridad
y océanos de salitre.

¿Con qué le secaré las lágrimas
cuando descubra que esa luz
no era una estrella
sino otra explosión?

El tiempo pasa, 
pero no cura
y el aire 
infecta la herida.

domingo, 21 de abril de 2019

Sobreviviente



Este silencio entre tú y yo 
es una extensión horrible 
de mi pesadilla. 

Quisiera ser 
un miembro eterno de tu cuerpo,
que mi tristeza sea 
el 70% de agua que cabe en tu complexión,
colarme dentro,
volverme río 
y desembocar en tu pecho,
reconstruirme en él
para que aciertes siempre conmigo.

Pero solo tengo este silencio,
este maldito silencio
que retumba en mis tímpanos.

Lo peor de cuando alguien se va 
es cuando no hace ruido 
al cerrar la puerta tras de sí. 

Conservo el triste anhelo 
de que tú también me estés extrañando 
y que al igual que yo 
no te atrevas a decirlo. 

Yo nunca te he dejado de querer, 
pero he aprendido a quererme. 

Tras la ventana 
se ven más ventanas.

Tengo la certeza, 
pero no lo que quiero. 

Le quiero a él
te amo a ti.

Quizás ya no me quiera nadie. 

Tengo que volver 
a aprender a estar conmigo
a descubrirme las cosquillas
a parar la hemorragia
sin meter el dedo en la herida.

Entre tanto silencio 
olvidé cómo se escucha mi voz,
me he llamado por mi nombre 10 veces,
no supe ir en mi auxilio 
solo me observe desde lejos. 

Despierto con un torbellino en la cabeza,
lloro despacito por la mañana, 
me ahogo en el café por tradición,
pero jamás me atrevo a leer el diario
por miedo a encontrar nombres familiares,
cambiaría el mío por el de ellos.


Estoy viva,
pero no sé cómo estarlo.


Estoy viva, 
pero ojalá estuviera contigo.